Ha pasado ya más de un mes desde que las aguas del río Arga inundaran la localidad de Burlada, entre otras, barriendo a su paso viviendas, bajeras, huertas o comercios. En la riada del pasado 10 de diciembre se vio también gravemente afectada la escuela infantil Egunsenti, adscrita a la red del Gobierno de Navarra, que hizo que un total de 56 niños y niñas tuvieran que ser reubicados en centros alternativos. Un contratiempo que todavía no se ha visto solventado.

De esta forma, 24 lactantes de dicho centro fueron reubicados en dos centros municipales del Valle de Egüés, situados en Gorraiz y Sarriguren, mientras que otras 32 familias de caminantes -menores de entre 2 y 3 años- se han visto sin servicio de guardería y sin solución hasta el día de hoy. Así, no será hasta este viernes, 14 de enero, cuando estos menores sean reubicados en el espacio de la ludoteca de Burlada, donde iban a ser acogidos a la vuelta de las fiestas, pero cuyo proceso se ha dilatado.

A pesar de que responsables del Derechos Sociales, titular del centro, hayan asegurado a las familias que la utilización de la ludoteca Txipi-Txapa de Burlada sea una medida temporal hasta encontrar una mejor localización para atender a los niños y niñas, estas 32 familias se muestran escépticas. “Hasta que no lo vea no lo creo, ya nos hicieron antes más promesas que no se han cumplido. Al principio nos dijeron que acomodarían a nuestros hijos en la escuela infantil municipal de Burlada, pero no fue así, y después nos salieron con lo de la ludoteca para la vuelta de Navidades, que también se está retrasando. Por mucho que digan que no es una solución definitiva estoy convencido de que terminaremos el curso en la ludoteca”, asegura Iñaki Pagola, uno de los padres afectados por el cierre de Egunsenti.

Y es que, a la vista de los daños severos que han sufrido las instalaciones de Burlada, desde el Ejecutivo foral ya han confirmado que no será posible el retorno de los pequeños a la guardería municipal durante el presente curso.

Dos aulas en una

Las familias de estos niños y niñas también han mostrado preocupación en cuanto al acondicionamiento del espacio de la ludoteca municipal para que haga de guardería, y es que, “al fin y al cabo no está diseñada para eso y no puede aportar las mismas facilidades y características de una escuela infantil”, añade Pagola.

Además, mientras en Egunsenti las cuatro aulas estaban pensadas para un total de 16 niños y niñas en cada una, en Txipi-Txapa dos de estas clases serán unificadas por lo que los grupos estables de convivencia se romperán. No obstante, este padre sí confía en el equipo de Egunsenti y cree que la calidad de la enseñanza será “similar puesto que habrá el mismo número de responsables por niño”.

Lo más complicado de la espera para retomar la guardería está siendo sin duda la conciliación familiar y laboral. “Quienes nos decantamos por las escuelas infantiles, en general, lo hacemos porque no tenemos forma de atender a nuestros hijos mientras trabajamos. Ahora nos hemos visto de la noche a la mañana con nuestra vida patas arriba”, explica Pagola quien está echando mano del apoyo de la abuela para atender a su hijo.

Pero no todos tienen la misma suerte. “Hay padres y madres que han tenido que cerrar sus negocios más de un mes o que se han visto obligados a pedir un permiso por este motivo”, asegura.

En esta línea, “dos o tres familias” no han podido esperar a la solución del Gobierno de Navarra y se han decantado por buscar otra guardería en el ecuador del curso “con todos los problemas que supone. Egunsenti es una escuela subvencionada y hay quien no puede hacer frente a otra cosa”, cuenta Pagola.

Sin embargo, la gran mayoría de los padres y madres han confiado en la solución aportada por el Ejecutivo y han preferido que sus pequeños mantengan sus amistades y referentes profesionales de Egunsenti a los que ya conocen.