Niños y niñas pegando a kilikis. La imagen suele ser muy común, cuando, en el fragor de la batalla festiva, los niños estiran del pelo al cabezudo de turno, o le tiran de la levita, o le hacen burla citándole con humor. La cosa suele acabar con carreras y simpáticos vergazos de respuesta por parte de los kilikis.

Pero este pasado viernes, después del chupinazo de las fiestas de Sarriguren, la cosa se fue de madre. Sobre las 7 y media, un grupo de menores, de entre 13 y 14 años, según explican desde la Comparsa, la emprendieron en la calle Garajonay con los kilikis con patadas, empujones y palos, con tanta virulencia que los cabezudos de la comparsa tuvieron que suspender el desfile. Una nota en las redes sociales explicaba lo sucedido: "¡Pedimos, por favor, que no se pegue a los kilikis! Hoy con mucha pena los hemos tenido que recoger", anunció en Facebook e Instagram la Comparsa del Valles de Egüés.

El incidente, algo que excede, según la comparsa, de los infantiles ostigamientos a los cabezudos, para convertirse en agresiones, ha corrido por las redes sociales de Sarriguren. "Lamentablemente un grupete de chavales han estado pegando patadas, empujones y hasta con palos a las figuras", explicaba una vecina. "Se están perdiendo las formas", era otro de los comentarios.

"VAN DIRECTAMENTE A LA GRESCA", EXPLICA LA COMPARSA

Javier Villanueva Aldave, secretario de la Comparsa del Valle de Egüés, ha señalado a este periódico que "lamentablemente no es la primera vez que esto ocurre", que estas agresiones, además, vienen repitiéndose en otras localidades y barrios de Pamplona desde hace años.

Sin embargo, esta vez, "hemos sido la Comparsa de Egüés los pioneros en dar el plantón". A su juicio, esto responde a unos cambios de comportamiento en las nuevas generaciones mucho más profundos: "Hemos observado que los chavales no vienen educados festivamente", y lo que antes era "incordiar", sin más, a los kilikis, ahora es "agredirnos directamente e ir a la gresca". Recuerda, también, que hace poco, en Artica, "le arrancaron la cola a un zaldiko".

Villanueva añade que, en estos casos, al ser menores, "ni el Ayuntamiento ni la Comparsa podemos hacer nada", y explica que el plantón, es decir, el abandono del desfile, fue realizado como toque de atención "para educar a la gente".

También quiere dejar clara la indefensión que tienen los portadores de kilikis y gigantes cuando desfilan entre el público, porque "tenemos muy poca visibilidad y movilidad" y, además, "el kiliki tampoco está para defenderse de esos ataques, por eso nos marchamos". Incide además en que, en el caso de estos menores, como "no hay adultos responsables, pues quedan impunes", ya que son más preadolescentes que van solos.

La Comparsa del Valle de Egüés fue creada en 2015, los portadores participan de forma altruista en el colectivo y en la actualidad son unos 25 miembros. Se encargan del desarrollo del desfile de los cuatro kilikis, Iratxo, Sorgiñe, Basajaun y Tartalo, y otros cuatro gigantes: Jorge Oteiza, Pepita Uriz y los dantzaris Peio e Irati.

MÁS CONTROL EN EL PASACALLES POR PARTE DE LOS AGENTES

Tras el incidente de este viernes, desde la Policía Municipal del Valle de Egüés se ha descrito cómo ocurrió el suceso: "Unos niños comenzaron a tirar piedras a los cabezudos en Sarriguren, entre las 20.00 horas y las 20.30 horas, así que los cabezudos se fueron, durante el chupinazo que inauguraba las fiestas".

Como resultado, "su Comparsa se canceló y suspendió", han indicado. El agente ha añadido que "como había muchísimas personas, no se pudo identificar a nadie" y tampoco se sabe cuántos menores fueron y tampoco lo supieron "ni los cabezudos", ha dicho.

Tras el suceso, han añadido que hoy sábado se ha procedido a reforzar la vigilancia de los agentes municipales de la salida de la comparsa, desfile que hoy ha transcurrido con normalidad y "no ha habido incidentes".

Hace unas semanas la Comparsa del Valle de Egüés salió también a la opinión pública por la necesidad de un local para guardar las figuras. Se les cedió Errizar, en la iglesia del viejo pueblo de Sarriguren, pero ahora se ha anunciado que se les quiere llevar al colegio. "No entendemos ni compartimos el cambio, nosotros estamos muy bien aquí", ha dicho Villanueva, quien ha añadido que "solo se acuerdan de nosotros cuando llegan las fiestas".