Fuentelencino (Ancín) es el principal afluente del Ega a 200 m del Pozo-3 de Mancomunidad de Montejurra sobre acuífero de Loquiz. Se ha secado en pleno febrero tras haber brotado débilmente algunas semanas. Paradójicamente lo ha hecho tras el otoño con mayor superávit de precipitación en el área del acuífero sobre la media histórica: más de 200 litros por m² sobre esa media. Esta es la consecuencia de la extracción excesiva, incontrolada (e ilegal, sin concesión) sobre ese P-3 (Ancín) como ya indicó el estudio de afecciones de 2017. Años atrás, con una precipitación normal, corría por su cauce un caudal de más un metro de profundidad, durante unos 6 meses, hasta que extracciones veraniegas hacían descender el nivel freático los centímetros suficientes como para hacer desaparecer los manantiales. Hoy en día nada va a llegar al río Ega.

De nada ha servido que los habitantes de Valdega (Ega Bizirik) lleven años manifestando su alarma por la merma de sus recursos hídricos, el secado de manantiales, disminución del caudal de los que todavía manan, y por los severos estiajes del Ega, privado de sus afluentes.

Tampoco ha servido de mucho el hecho de que a causa de la alarma social el Gobierno de Navarra promoviera en 2017 un estudio de afecciones sobre el acuífero de las extracciones de Ancín y Mendaza (P-3 Y P-2) por un valor de unos 80.000 €. Porque a pesar de los resultados de dicho estudio y sus conclusiones en el sentido de la conveniencia de clausurar el P-3 por su innegable incidencia en la merma de aportación de fuentes y caudal fluvial, las consecuencias de la extracción se han agravado.

Poco parece preocupar esta crítica situación porque sólo para 2027 está prevista la clausura del P-3 según el Plan Director del Ciclo Integral del agua de Uso Urbano 2019 - 2030, (que visto lo visto, lleva camino de convertirse en papel mojado, y el proceso participativo, en mero paripé), lo cual no sólo prolongaría este escenario, sino que con la incorporación de nuevos pueblos a Mancomunidad (San Adrián, Azagra, Viana, Sartaguda...), lo está empeorando todavía más colocando a Ega en un nivel de precariedad irreversible.

No ha servido pues de mucho el conocimiento de todas estas circunstancias ya que Mancomunidad sigue extrayendo de P-3 y P-2 (Ancin/Mendaza respectivamente, para el caso es lo mismo, pues extraen del mismo acuífero y afectan a las mismas fuentes), lo hace cada vez más abundantemente, en huida hacia adelante, a pesar de lo dictaminado por el Estudio de Afecciones de 2017 (Eptisa, Madrid), donde se reconoce que la extracción sí incide negativamente en los caudales de manantiales y río, y se recomienda, como hemos dicho, su clausura, y no el aumento desaprensivo de extracción.

Porque de seguir así cabe preguntarse si Ega aguantará otros 7 años de estiajes y disminución de aportaciones de sus actuales afluentes, y si va a poder cumplir con los caudales ecológicos mínimos tratándose de un río en zona CEC (Zona de especial Conservación).

Así pues, para evitar el caminar a un escenario terminal en la sostenibilidad del río, Ega Bizirik ve necesario adelantar la clausura del P-3 antes de que sea tarde, y por otra parte, retrasar el suministro a nuevas poblaciones, mientras no se tomen las medidas pertinentes para evitar ese 36% de despilfarro de agua “no registrada” por fugas, detracciones ilegales y pérdidas derivadas del mal estado de cañerías. Y una auditoría que determine qué caudales de agua de boca se emplean para usos agrícolas.Juan J. Iriberri Hita, Felipe Ajona Chasco y

Gustavo Garrido Ibáñez