El comercio y la hostelería han sido dos de los sectores más afectados a nivel global por la crisis derivada de la Covid-19. En Estella-Lizarra la situación no ha sido distinta. Durante el periodo de confinamiento, el 80% del comercio local se mantuvo cerrado, continuando la actividad sólo en los establecimientos de servicios esenciales, y la totalidad de la hostelería se paralizó. Ahora, tanto los propios afectados como la Asociación de Comerciantes, el Ayuntamiento y el Gobierno de Navarra, trabajan por reactivar una actividad que, si bien no va a recuperar las pérdidas este año, lucha por mantenerse a flote hasta que vuelva la normalidad. Como explicó Loreto San Martín, gerente de la Asociación de Comerciantes, Hostelería y Servicios, la intención es estimular la demanda con acciones que animen al cliente a volver a los establecimientos, incidiendo en la importancia del apoyo al comercio local, pero sin relajar las medidas sanitarias. “Hay que ser prudente, un nuevo cierre sería la ruina”.

La idiosincrasia de Estella-Lizarra, en cuanto a cabeza de Merindad que es, hizo especialmente complicadas las semanas de confinamiento. Según dijo San Martín, muchos de los vecinos de Tierra Estella que habitualmente acuden a la Ciudad del Ega a hacer sus compras no pudieron hacerlo, teniendo que adquirir los productos básicos en sus localidades. Esto, sumado a los usuarios que optaron por la compra en grandes superficies, dificultó la labor de los negocios de proximidad. Por eso, tanto en comercio como en hostelería, buena parte de las plantillas se vio afectada por un ERTE.

Con el inicio de la desescalada, los establecimientos hasta entonces cerrados fueron abriendo paulatinamente en función de sus circunstancias específicas - disponibilidad de terraza en el caso de la hostelería, particularidades físicas del local, tipo específico de actividad, etc. -, y los empleados se fueron reincorporado a sus puestos de trabajo. Las últimas reaperturas se produjeron la semana pasada, por lo que sólo queda en el aire la reactivación de algunos alojamientos, muchos de los cuáles todavía no saben si abrirán esta temporada. “Hay mucha incertidumbre, muchos quieren esperar a ver cómo evoluciona el verano, ver si llegan turistas de otras zonas para decidir si abrir en agosto o esperar al año que viene”, señaló San Martín.

Por su parte, para paliar los efectos negativos de la limitación de aforos en el sector hostelero, se realizó un estudio individualizado de cada bar o restaurante tratando de dar a cada uno de ellos las facilidades requeridas. Así, con la ampliación del espacio público concedido para terraza, se trató de mantener el número de mesas solicitadas por cada establecimiento en años anteriores. Además, siempre y cuando el espacio físico lo permitió, se concedió la colocación de mesas en la calle a locales que nunca las habían necesitado. En cuanto a la revisión de las tasas de ocupación de vía pública, San Martín dijo que se cierran en octubre y que, “aunque hemos visto disposición por parte del Ayuntamiento de apoyar al sector, todavía no sabemos qué ocurrirá, si las devolverán o qué van a decidir”.

A las campañas de bonos de compra puestas en marcha por la asociación para incentivar el comercio de proximidad y la fidelización del cliente local, se suma parte de la partida de 385.000 euros de el Remanente destinada al desarrollo económico y empleo. Además, las subvenciones de Gobierno de Navarra a las empresas minoristas contemplan este año los gastos de adecuación por la covid.