La Ciudad del Ega estrenó ayer el segundo tramo del paseo del río. Un recorrido de 150 metros lineales que son una continuación del otro tramo de 125 abierto ya hace dos años. La apertura de este espacio al público ha permitido, también, conocer de cerca una nueva perspectiva de la ciudad, así como la puesta en valor de viejos accesos al río y otros puntos donde la actividad humana era habitual en otros tiempos; como las piedras que sirvieron para el curtido de la piel, históricamente una de las actividades más frecuentes en el Ega a su paso por Estella y que hoy ha desaparecido.

Tras el retraso por las crecidas del río este invierno, ayer se pudieron recorrer los 275 metros de este paseo fluvial que atraviesa el barrio de San Miguel y finaliza a la altura de la calle Espoz y Mina -justo debajo del puente Fortunato Aguirre-. Un paseo que contó con la presencia de varios integrantes del equipo de Gobierno. Entre ellos el responsable de Servicios, el concejal no adscrito Jorge Crespo, que se mostró satisfecho por la recuperación de este rincón de la ciudad. “Hemos puesto en valor esta zona del río y hoy Estella-Lizarra cuenta con un atractivo más para quien quiera visitarla y, sobre todo, está hecho pensando en los vecinos”.

Uno de los asistentes a la inauguración precisamente fue Mikel Roig, presidente de la asociación de vecinos de San Miguel. “En principio nos ha sorprendido gratamente que las obras se hayan realizado de manera tan rápida”. Para Roig, la suma de los dos paseos debería ser “la base del futuro paseo que recupere todos los elementos arquitectónicos que existen por lo menos hasta el puente del Azucarero”. Con todo, señaló que ahora faltaría también colocar la iluminación apropiada “por mínima que sea” y poner unos paneles de información donde se recoja la historia de los gremios de zapateros y curtidores “que trabajaron aquí, además de ubicar también la torre de la muralla de San Miguel” concluyó Mikel Roig.

Las obras han sido llevadas a cabo por la empresa Construcciones Ibarrola Piérola, por un valor de 19.000 € más IVA. “Tenemos que reconocer que han sido unos 5.000 euros menos de lo que pensamos inicialmente” comentó Crespo, quien aseguró que también se había aprovechado para limpiar y desbrozar el entorno. Así, desde el Área de Servicios se han colocado también bancos en la parte final del trayecto, en lo que podría ser la continuación del paseo en el futuro.

Uno de los elementos que han sido redescubiertos en estas obras ha sido la galería que recorre los cimientos del puente de la Cárcel -conocido también como Picudo-, que se ha cerrado con una puerta de hierro “para preservar los restos que han quedado a la vista del puente medieval anterior”. Uno de los objetivos del actual equipo de Gobierno, según declaró ayer el alcalde, Koldo Leoz (EH Bildu), “ha sido que la ciudad vuelva a mirar al río, que siempre está ahí y a veces no los vemos”.