Este martes le llegó a Cáseda el día de vestir de blanco y rojo para disfrutar de las anheladas fiestas. Al pie del ayuntamiento, fue el CF Beti Casedano el primero en soltar sus ganas introduciendo el ambiente con buena música. Mientras, en el salón de plenos alcalde y concejales daban la bienvenida oficial a veinticuatro niñas y niños con la colocación de nuevos pañuelos.

Cuadrilla de jóvenes con sus camisetas recién estrenadas.

Acto seguido, dejaron paso a las personas protagonistas de la mañana, encargadas de poner en marcha las fiestas; las refugiadas ucranianas, Julia y Valentina Zabrodska y Vika Atroshenko, que compartieron el momento con el refugiado saharaui Mustafa Hamdi , uno de los niños pertenecientes al programa Vacaciones en Paz, en vísperas de ser operado. Procedentes de Ucrania y el Sahara, han sido acogidos en las casas de la asociación Ekialdea y han recibido estos meses la solidaridad y el cariño de Cáseda. Incluso, en el caso de Julia y Valentina han emprendido una nueva vida lejos de su lugar de nacimiento. Después de este tiempo, el alcalde, Jesús Esparza, les designó para abrir las fiestas, y todo fueron agradecimientos por ambas partes.

La txozna del Beti Casedano, a punto desde el inicio.

“Nos hemos sentido acogidas económica, cultural y emocionalmente y este gesto representa para nosotras el reconocimiento y el respeto”, aseguraban tras dar lectura a un comunicado público de agradecimiento minutos antes de lanzar el cohete; una combinación de alegría y tristeza, declararon. “No podemos olvidar el dolor de nuestro pueblo, pero la fiesta nos anima. La necesitamos”. Emocionadas, las vecinas ucranianas estuvieron acompañadas de Elena Kravchenko, en representación de la asociación Alas de Ucrania.

Por su parte, Mohamed Galiani, subdelegado del Frente Polisario en Navarra, arropó al niño Mustafá, entre su monitora, representantes de Ekialdea y los concejales de Izquierda de Cáseda-Kasedako Langileak, obligados a defender el balcón que ocupan tradicionalmente, ante la exigencia del alcalde, Jesús Esparza, de que lo abandonaran y que los tres fueran reservados para la comunidad ucraniana, hecho que consideraron “abusivo” y lamentaron profundamente.

Se repartieron 24 nuevos pañuelos antes del cohete.

La otra cara de la fiesta era la imagen de la edil de este grupo Itsaso Olleta (Educación Cultura y Festejos) con su hija Jare, de 4 meses. Arriba por vez primera porque la trompeta le ataba a la banda y a la txaranga. “Hoy es diferente y emocionante”, confesaba. Abajo, la plaza se llenaba de joven alegría. Y es que Cáseda responde: 640 comensales ayer a la paella, 180 a la comida de la juventud y 530 a la cena del sábado. “Hay que incentivar”, decía el alcalde Esparza.