Artajona volvió a reunirse ayer frente al balcón consistorial de su localidad para dar inicio a nueve días de fiestas patronales. Su alcalde, Juan Ramón Elorz Domezain, fue el encargado de lanzar el cohete anunciador frente a la una plaza repleta y ansiosa. “Es un momento ansiado, esperado, anhelado y todos los sinónimos que se me ocurren. Como alcalde me ha hecho mucha ilusión poder dar una buena noticia a todo el pueblo después de dos años”, aseguró Elorz, que quiso decir unas breves palabras previas al txupinazo. “No era el día para discursos ni dedicatorias, la gente estaba esperando que no hablase mucho y que tirara el cohete”, dijo.

Con respecto al programa, aunque se han incluido nuevas actividades para los txikis y recuperado actividades como los cafés conciertos, Elorz asegura que la ciudadanía espera unas fiestas como las de toda la vida. “La gente nos ha transmitido que quiere hacer lo de antes. Quieren vaquillas y conciertos y aunque hemos metido alguna novedad, los platos fuertes siguen siendo los mismos. Las fiestas duran nueve días, de los cuales seis hay vaquillas mañana y tarde y nos quedan dos días, uno para el niño y otros para las personas mayores”, declaró el alcalde.

Previo al cohete, Artajona hizo llegar la fiesta a sus mayores realizando la imposición de pañuelos en la Residencia de Ancianos Nuestra Sra de Jerusalén, donde este año además pusieron el Pañuelo de Honor a sus trabajadoras en homenaje a su trabajo realizado durante la pandemia. “Este momento es muy especial parar ellos porque han pasado unos años muy duros”, aseguró Yaqueline Maestre, directora del centro

Arrancada la fiesta, la txaranga Aburrecalles y los gaiteros dirigieron a los vecinos y vecinas a través de la calles de Artajona al ritmo de la música, el baile y con unas ganas de fiesta muy presentes.