En estos 16 años de encierros de toros por Tudela ha habido varios nombres de astados que se han destacado del resto, bien por su bravura, por su mala suerte o por las circunstancias que ha rodeado su muerte. Entre los nombres que han aparecido en titulares destacan Majadero, Comerciante, Puritano, Abrileñito, Baratero, Chupito, Maño, Durmiente, Saetero, Marchoso y Capitán.

Los primeros años fueron complicados y rodeados de mala suerte o de inexperiencia. Seguro que no habrá muchas ciudades en las que en tan poco lapso de tiempo haya habido tantos sucesos extraños que han acabado con la muerte del animal en plena calle.

Así sucedió con Abrileñito (Torrealta) el 26-7-2009 que sufrió un colapso en la avenida de Zaragoza y tuvo que ser sacrificado con cientos de personas rodeando al animal. Un día antes, el 25 de julio, Puritano (Esteban Isidro) decidió que no quería correr el encierro y tras 11 minutos de estar desorientado y embistiendo las vallas sin avanzar fue devuelto a los corrales por decisión de la concejala responsable de ese día, influida por la muerte del joven Daniel Jimeno en los encierros de Pamplona de ese año. Dos años después, el 30-7-2011, Baratero (Corbacho Grande) se rompió una pata trasera y fue sacrificado con más discreción (no se dejó pasar a curiosos ni a cámaras) en la calle Camino Caritat mientras los bares ya sacaban las mesas para los almuerzos.

Por último, el 25-7-2015 el protagonista fue Chupito (Marca) en la misma calle Camino Caritat. El toro se lesionó y no podía seguir avanzando sin caerse. Para evitar fotos incómodas y sangrientas la Policía Foral apostó por anestesiarlo con un rifle ante las miradas de cientos de personas. Una vez dormido fue trasladado a los corrales donde, poco tiempo después, falleció. Cuatro casos en diez años.

En lo que respecta a los toros más peligrosos, el primero que se recuerda en esta nueva etapa del encierro es sin duda Majadero (Victorino Martín). El 28-7-2008 este astado se llevó por delante al veterinario cabanillero Víctor Ayensa, casi en la curva de entrada a la plaza, al que zarandeó como un pelele y que cayó golpeándose la cabeza con el asfalto. Apasionado de los toros y habitual de los encierros en Camino Caritat, estuvo a punto de perder la vida tras un traumatismo craneoencefálico grave.

‘Baratero’, muerto y tapado con un capote, en 2011.

Por su espectacularidad, la cogida de Juan Carlos Martínez el 28-7-2012 también ha quedado en el recuerdo. Capitán (Domecq) le alcanzó en la calle Camino Caritat sufriendo “herida abdominal por asta de toro y evisceración (salida de vísceras del abdomen), de pronóstico reservado”.

Entre los astados que tienen un mayor número de muescas en su historial se encuentra Maño (Marca) que el 25-7-2015 causó heridas a cinco corredores (uno de ellos por asta) cuando los empotró contra los maderos de la curva de Baquero Jacoste, resultando cogido en el muslo el soriano Javier Calavia. Mejor suerte tuvo el joven fiterano Ángel Ochoa el 25-7-2014, cuando Durmiente (Millares) le enganchó de la camiseta en la curva de entrada a la plaza de toros en una imagen espectacular.

Ese mismo año el cascantino Pedro Moreno, uno de los más veteranos y fijos de los encierros de Tudela y Pamplona, fue arrollado por Saetero (Cayetano) en la cuesta de la Estación. Aunque otros toros como Azucarada o Marchoso han quedado fuera de la enumeración también en sus actuaciones crearon mucho peligro.

Un Policía Foral dispara al toro ‘Chupito’ en 2015.

El 25-7-2016 el toro Novato (Las Monjas) confirmó que los encierros del día 25 en Tudela parecen gafados. Antes de llegar a la primera curva en la cuesta de la Estación, Novato resbaló y cayó quedándose solo y despistado en mitad del recorrido. Desorientado, aunque no lesionado en sus patas pese a que muchos pensaban que cojeaba, Novato comenzó un lento deambular por los 830 metros del recorrido que tardó en atravesar 12 minutos y 37 segundos, batiendo todos los récords. Pese a todo, mozos y pastores supieron llevarlo a base de periódico y paciencia sin que el astado lanzara excesivos derrotes ni ocasionara situaciones de peligro aunque se tratara de un animal de 500 kilos solo, rodeado de cientos de personas. La aventura de Novato tuvo como consecuencia dos heridos, un pamplonés de 21 años de Burlada (A.A.J.) que sufrió un fuerte golpe en la rodilla antes del callejón, y Julen Madina, de 61 años, que fue pisoteado por el toro en la espalda a la entrada a la plaza y sufrió un golpe en la cabeza. El corredor fallecería un mes después por un accidente en la playa de la Zurriola.

El toro Cigarro (Valdefresno) estuvo a punto de quemarle el 29-7-2017 al exdefensa rojillo Cruchaga, habitual en los encierros de Tudela. Se levó un buen susto y si no acabó herido por asta fue por el capote de Santa Ana. Al llegar a la curva con Baquero Jacoste, Cruchaga se quedó arrinconado y no la tomó por el interior, salvando una primera ocasión de peligro. Tras subir Baquero Jacoste con los últimos toros de una manada disgregada tomó la curva con la avenida de Zaragoza y se encontró de frente con Cigarro, que venía de dar un susto a otro corredor. Se cruzó en el recorrido cuando César Cruchaga y otros dos mozos se toparon de frente con él sin poder esquivarlo. El toro le enganchó con la testuz y lo llevó contra el vallado, dejando a otro mozo caído al que también había embestido. La llegada del último toro ayudó a que no se cebara con el corredor y todo quedó en un susto.

LAS CIFRAS

El vallado. En lo que respecta a las cifras que envuelven el vallado del encierro, en total, cuenta con casi 4.000 traviesas y tablones. Según el Ayuntamiento de Tudela, el recorrido tiene 820 mts desde los corralillos de la Calle Frauca hasta la puerta de la plaza de toros y 837 hasta el ruedo. El primer vallado está compuesto por 520 traviesas y 2.250 tablones y el segundo por 290 traviesas y 900 tablones. Además en el recorrido hay cuatro puertas de hierro para ir cerrando el paso de los toros en la confluencia de las calles. El vallado de seguridad, que exige la ley que sea doble en los encierros con toros de lidia, se compró en 2006 al carpintero de Puente la Reina Ignacio Aldaz. A Aldaz, el mismo que construyó el de Pamplona, se le compraron 605 pilastras, 2.440 tablones y 2.400 cuñas, todo de pino silvestre. El grosor de las pilastras en Tudela es mayor para que en los agujeros se puedan cruzar los tablones. Los tablones tienen un grosor de 7 centímetros y 20 de altura. Los tablones, realizados en pino silvestre, llevan además en Tudela un baño de sales para evitar que la madera se pudra.