El primer encierro de las fiestas de Tudela 2025, protagonizado por los novillos de la ganadería Tornay de Sevilla, ha dejado una carrera tranquila y con pocas caídas en sus 2 minutos y 56 segundos de duración.

Se podría decir que el de este viernes fue el encierro perfecto. Tranquilo y con emoción. No se puede pedir más ni para los corredores, ni para el público, ni tampoco para los medios de comunicación que trabajan cubriendo las fiestas de Tudela.

Los novillos de Tornay de Sevilla no tenían muchas hechuras, pero sí la rapidez justa para permitir a los mozos correr entre ellos con respeto mutuo y sin excesivo peligro. Lanzaron derrotes, amagos de buscar las vallas pero no pasaron de ahí, lo justo para dejar bonitas imágenes, dar algún “uyy” y poco más.

Si a eso se le añaden los dos mansos escobas que sacaron al final, todo suma. Nunca se habían visto nos ejemplares así en Tudela. Porque esos dos mansos de la raza portuguesa Cachena que salieron tenían unos cuernos tan altos y levantados hacia arriba que, posiblemente, no hubieran podido entrar por la puerta de toriles. Según fueron realizando el recorrido que habían hecho los novillos fueron acaparando las miradas de todos.

28

Fotos del primer encierro de las fiestas de Tudela 2025 Unai Beroiz

El primer encierro de las fiestas de Tudela 2025, protagonizado por los novillos de la ganadería Tornay de Sevilla, dejó una carrera sencilla, tranquila y con pocas caídas a largo de los 2 minutos y 56 segundos que tardaron en recorren los más de 800 metros del encierro desde la calle Frauca hasta la plaza de toros.

Buen número de corredores

Los primeros tramos gozaron de un buen número de corredores aunque la entrada a la plaza de toros de los mismos fue más bien escasa y su número fue descendiendo conforme avanzaba el encierro. Para ser viernes y primer día, el número de los mozos que llegaron de Tudela, Pamplona, localidades vecinas y otras de fuera de Navarra no fue excesivamente elevado. Los novillos salieron juntos de los corrales pero pronto uno de los castaños se adelantó y recorrió toda la calle Camino Caritat en solitario dejando que varios mozos se pudieran delante para realizar bonitas carreras, limpias, sin caídas ni sustos.

Al llegar a la curva de Griseras, el castaño siguió por delante, un lugar que ya no abandonaría en todo el recorrido permitiendo el lucimiento. Detrás un astado negro encabezó la manada aunque por momentos los mansos se pusieron a la cabeza y este mismo astado se ladeó para sembrar incertidumbre justo antes de la rotonda de la avenida de Zaragoza, dejando incluso algún derrote peligroso. La avenida de Zaragoza repitió el esquema vivido hasta entonces, buenas y bonitas carreras, muy largas con mozos que, de nuevo, portaban periódicos, algo que parecía perdido.

A mitad de esta calle se produjeron algunas caídas sin mayor trascendencia, excepto para A. M. S. de Lodosa que sufrió contusiones y raspaduras y fue atendido por la Cruz Roja. En realidad, las vaquillas hicieron más trastadas entre los corredores que los novillos y en la plaza de toros se pudieron ver bonitos recortes al ganado de Santos Zapatería de Valtierra.