El bar Casa Navarro, con más de 130 años de historia y fiel reflejo de lo que significa Huarte, lanzó este sábado el cohete que dio inicio a las fiestas de la localidad. José Itoiz Navarro y Pili Goñi, en representación del bar y de los demás familiares que lo componen, hicieron estallar en el cielo de Huarte el sonido de las fiestas.
“Un privilegio y un honor para nosotros lanzar el chupinazo, sobre todo por mi madre, que en paz descanse. Le gustaba mucho Huarte, la gente... Nosotros no hemos hecho más que seguir su trabajo. Yo tengo estudios en físicas y por ayudar en la familia, me quedé trabajando en el bar y aquí estoy”, señala José Itoiz. Desde 1860, casa Navarro ha sido un punto de referencia y un signo de identidad en la localidad. Y todavía, no tiene relevo. “La hostelería es un mundo muy duro. Nosotros, al ser autónomos, no podemos poner en nómina a nuestros hijos cuando trabajan en el bar. ¿Quién va a querer coger un bar, ahora como están las cosas, y siendo autónomo? Es muy difícil y les entiendo”, explica. “Yo aún puedo aguantar un tiempo, aunque tengo 68 años y podría jubilarme. Mi mujer aún puede seguir algún año, pero no nos queda mucho”, añade.
Reconocimientos y nervios antes de las 12
El Salón de Plenos el ayuntamiento de Huarte ya estaba a rebosar antes de las 11 de la mañana. Y es que, previo al chupinazo, el ayuntamiento organizó un acto de reconocimientos a asociaciones, entidades, empresas, y vecinos y vecinas de la localidad que, de una manera u otra, han sido influyentes en el modo de vida de todos los cebolleros y cebolleras.
Antes de comenzar, el alcalde Huarte, Alfredo Arruiz, quiso mandar un abrazo a los afectados por la dana y resaltó “la solidaridad del pueblo de Huarte con la tragedia que sacudió la Comunidad Valenciana”. Así, comenzó la entrega de premios de los carteles de fiestas. Primero fue el turno de los txikis. Nerea Ojer (tercer premio), Laura Magdalena (segundo premio) y Alain Saro (primer premio) recogieron un obsequio y el pañuelo de fiestas por sus carteles. En la categoría de adultos, Lil Hunter recogió el premio por el cartel ganador.
El equipo de futbito femenino de Huarte, Eduardo Carrasco (recientemente jubilado y trabajador del ayuntamiento), las empresas Vietas Navarra y el Hotel Don Carlos, la profesora de inglés Araceli López, el organista de la iglesia y maestro de 98 años Eugenio Ojer, y Marian, pediatra de la localidad fallecida recientemente, fueron también reconocidos en el acto emotivo.
Tras el acto, los nervios se palpaban en la segunda planta del ayuntamiento. La plaza comenzaba a llenarse y las 12 horas se acercaban. El alcalde Arruiz se movía de aquí para allá para ultimar os detalles y confirmar que todo saliera bien. “Este día es sinónimo de festejo y de reivindicación. Queremos tener en el recuerdo los acontecimientos que están ocurriendo en Gaza y mostrar nuestra repulsa la genocidio que está cometiendo Israel sobre la población palestina”, señala. “Estos actos te tocan la fibra. Sobre todo el de Marian, que dejó una huella imborrable en Huarte. Además, el chupinazo lo tira alguien muy especial. Al final, los negocios familiares tienen mucha presencia en los pueblos. Vamos a echar en falta los menudicos y los almuerzos tan ricos que nos ponían”, añade Arruiz emocionado.
Y de pronto, dieron las 12. Una gran presencia de banderas palestinas cubrieron el cielo de Huarte. José y Pili, frente al cohete, gritaron. “¡Vivan las fiestas de Huarte! Queremos, desde aquí, pedir la paz en Palestina, por todas aquellas personas que están perdiendo la vida en Gaza”. Y llegó el cohete al cielo, y las fiestas se pusieron en marcha. Las txarangas y la comparsa se pusieron manos a la obra y los txikis se apresuraron a coger sitio bajo el ayuntamiento ante la inminente lluvia de caramelos habitual.
Un sol radiante acompañó a las cuadrillas, de blanco y rojo, que ya no pararon de saltar y bailar. Por unas buenas fiestas, cebolleros y cebolleras.