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Veteranía y comienzos en Altsasu

Tras un intenso fin de semana, ayer era el turno de las personas mayores, que compartieron entre homenajes y recuerdos, protagonismo con los más txikis del pueblo

Veteranía y comienzos en AltsasuNerea Mazkiaran

Si bien en Altsasu los días de fiestas no tienen nombre propio salvo el 14, festividad de la Cruz, ayer hubo unos claros protagonistas, las personas mayores así como los niños y niñas. Por un lado, veteranía, con muchas fiestas detrás, y los comienzos, el descubrimiento de estas celebraciones. Así, el Ayuntamiento rindió un homenaje a las dos personas de más edad de la villa, Clara Olmedillo Aldasoro y Joaquín Regales Sierra, nacidos en 1925 en ambos casos. Mientras, en la explanada de Iortia, las criaturas disfrutaron de lo lindo en un txiki park.

Anunciados por los alegres sonidos de las gaitas, el alcalde, Javier Ollo, junto con los ediles Pedro Jiménez, Jokín Zelaia, Santi Luceño, Pello Iglesias y Jexux Galartza se encaminaron a la cafetería Zelai, propiedad de una sobrina de Clara Olmedillo, para entregarle un pañuelo festivo y un ramo de flores con ramas de fresno, el árbol que en Altsasu es símbolo de aprecio. Allí les esperaba esta altsasuarra que cumplió 100 años el pasado agosto, junto a su hermano Gerardo, su cuñada Juanita Arakama Zelaia así como sus amigas Esther Merino Casero y Mª Carmen Aramendi Arregi, todos nonagenarios. Los cinco sumaban 477 años. Al aperitivo se unieron familiares y amistades.

Clara Olmedillo, la mayor de Altsasu con 100 espléndidos años, junto a su hermano Gerardo, su cuñada Juanita Arakama y sus amigas Esther Merino y Mª Carmen Aramendi. Los cinco sumaban 477 años.

Clarita es un prodigio de la naturaleza. Y es que vive sola , eso sí, con su familia muy cerca. “Me arreglo de maravilla. Hago lo que me da la gana”, apuntó. Todos los días sale bien arreglada con sus zapatos de tacón, bien derecha, y no perdona la visita semanal a la peluquería. “Ayer estuvo toda la misa de pie en la ermita del Cristo. Y con buenos tacones”, contaban sus amigas.

Es viuda de Domingo Castro Luna, su novio de juventud pero con el que se casó pasados los 60, cuando se trasladó a Barcelona. “Fue un buen marido”, destacaba. Fallecido en 2010, volvió a Altsasu. La mayor de cuatro hermanos, le tocó trabajar desde niña, primero como bordadora, luego modista, y tintorera para jubilarse como operaria en una fábrica. “Si Dios quiere, y todos tengamos salud, que sigamos cumpliendo años. Ya he ganado un mes de los 100”, contaba.

SEGUNDO HOMENAJE

La comitiva se dirigió después al club de jubilados, lugar de la cita con Joaquín Regales Sierra, a quién le faltan dos meses para entrar en el selecto club de centenarios. Nació el 11 de noviembre de 1925 en Madrid, aunque con dos meses se fue a vivir a El Escorial, precisaba ayer. “Mi madre enfermó y me llevaron a vivir con los abuelos en Pedro Bernardo, un pueblo de la Sierra de Gredos. Allí estuve 2-3 años y después volví a El Escorial. Mi padre era ferroviario y le trasladaron en 1940 a Alsasua”, recordó. Hasta ahora. En esta localidad en plena transformación vivió su juventud y formó una familia con Teodora Iza Huizi, de Etxarri Aranatz, con quien tuvo dos hijos, Jokin y Mikel.

Al igual que Clara Olmedillo, goza de una salud envidiable. “Hasta hace 2-3 años trabajaba la huerta. Ahora voy a mirar”, contaba. No obstante, sus hijos decían que todavía el año pasado estuvo escardando. De familia ferroviaria, fue empleado de la Renfe durante 20 años. “Allí se trabajaba poco y metía horas en la fundición de Suárez. Un día decidí a cara o cruz con cual me quedaba y salió la fundición, También trabajé en la fábrica de guantes de Otxoa de Eribe”, apuntó.

La comida homenaje a las personas mayores organizada por el Ayuntamiento reunió a 126 comensales en el Centro Cultural Iortia, con una animada sobremesa.

Joaquín Regales también es autónomo, aunque vive con su hijo Mikel. “Le ayudo a preparar la comida”, aseguraba. Es de horarios fijos. Se levanta a las nueve, su zumo de tres naranjas y cola-cao con galletas desayunar, y al mediodía va al club de jubilados, su segundo hogar. Vuelve a la tarde, después de la siesta, para jugar con sus amigos al tute. “Hasta el año pasado venía solo pero ahora le acompañamos”, observaron sus hijos.

Ayer no faltó una comida homenaje a las personas mayores que reunió a 126 comensales en la sala de exposiciones del Centro Cultural Iortia, con una animada sobremesa.

TXIKI PARK

Mañana y tarde, los niños y las niñas disfrutaron en un txiki park bajo la cubierta de Iortia, una sombra que se agradecía ayer a la mañana. Eran seis castillos de hinchables, para todas las edades, con toboganes, un gargantúa que tragaba txikis, un saltarín interactivo en el que se podían medir los reflejos, bolas locas y un disco de expulsión, castillo novedoso y único en el Estado, según destacó Juan Pablo Sanz, de Atracciones Sanz, una empresa familiar ubicada en Altsasu que es la adjudicataria del contrato de gestión del recinto ferial para fiestas, ferias y carnavales.

Las atracciones mecánicas tenían ayer precios especiales, 1,5 euros.

Gargantúa tragó txikis que salían muy contentos de su interior.

Además, las atracciones mecánicas instaladas en la zona del Ferial ayer tuvieron precio reducido, 1,5 euros. Así, muchos aprovecharon la bajada de precio, sobre todo padres, madres, abuelos y familiares varios, para darle un capricho a la criatura.

También se pudo viajar por las calles de Altsasu en el tren txu-txu.

Todo lo bueno se acaba y en Altsasu toca hoy entonar el ¡Pobre de mí!. Pero la fiesta continuará todo el día. Al mediodía habrá fiesta de la espuma y concierto con Los Habituales. Por la tarde, Modernoak, espectáculo de circo con Zirika Zirkus, a las 18.00 horas en la plaza Zumalakarregi y después concierto de Puro Relajo, a las 19.30 horas en Los Fueros para continuar con Larrain dantza, Zortziko y zezensuzko. Las fiestas de 2025 se despedirán con un espectáculo de fuego artificiales y traca final, a las 22.45 horas.