pamplona - Si la cara es aquello del espejo del alma, con más razón después de pasar por los pinceles de Maikampanilla, su nombre artístico. Porque ella hace realidad los sueños y pinta a los críos “lo que quieren ser, su fantasía... Les convierto en un animal, en una flor, en ese personaje al que admiran...”. Estas Navidades, Maika Morales ha creado decenas de personajes diminutos solo con maquillaje, porque un año más ha sido la pintacaras en la Feria de Navidad de la Plaza de Toros. Los comerciantes siguen confiando en ella, porque saben que convierte en magia todo que pinta. Como si de Mary Poppins se tratara.

Esta txantreana de 45 años anda estas Navidades a varios turnos. Por la mañana, de 10 a 14 horas, es conductora de la villavesa y, por la tarde, de cinco a ocho, maquilladora infantil en la feria los días que le toca. Pero su jaleo ya arrancó en Halloween, donde caracterizó durante tres días a los 18 camareros/as de la discoteca Indara; y el 15 de diciembre en Geltoki, con motivo del 25º aniversario de Sare Apoyo Sida, donde colaboró. El 16, en Burlada, en el mercado A Mano Market, fue animadora de los txikis y hasta llegó a parecerse a Mari Domingi, y el 23, en el Olentzero de la Rochapea, protagonizó una de las carrozas del recorrido coreografiando el Olé Olentzero... y ha sido la creadora del invierno humano que se ve en la fotografía, una obra de bodypainting o maquillaje corporal para la que invirtió unas dos horas y que hizo en directo en la Feria de Navidad el pasado 26 de diciembre. “A parte de querer agradecer a los comerciantes su confianza, con este trabajo quería demostrar que los artistas de Pamplona tenemos nuestras propias plataformas para promocionarnos y enseñar nuestro trabajo y, además, podemos contar con las redes sociales”, dice en referencia a que el 948 Merkatua, en la actualidad, “no da respuesta” a las necesidades de los creadores locales y que, por el contrario, les condiciona.

El invierno (cuenta con Nahia, su hija, como modelo) fue el resultado, pero detrás hay varias semanas de trabajo previo para idear la obra: “El estilismo me costó un mes pensarlo. Primero se me ocurrió darle la vuelta y hacer del invierno un personaje femenino” y, después, “desde el pelo hasta los pies, hay muchas horas de inspiración previa: el maquillaje que voy a utilizar, los bocetos, los accesorios, el peinado, los zapatos... Hasta el espacio y la música. Si fuera contando por horas, perdería dinero”, confiesa. No le importa.

Porque mientras que las horas al volante de la villavesa le dan el sustento económico (acaba de ganar un pleito laboral a la empresa que ha durado varios años), a Maika Morales sus trabajos con los pinceles y su faceta como actriz en animaciones y saraos de todo tipo (pinta tripas de embarazada también y hasta collares en piel para fiestas) le alimentan “el alma”. Para eso estudió Dibujo en la Escuela de Artes y Oficios y para eso, además, tiene la formación de monitora de tiempo libre. “Me satisface tanto tener ilusión cuando creo algo que no me importa lo económico. Simplemente lo hago y soy feliz”, dice, y lanza su propia interpretación filosófica del arte que crea: “Creo que cuando transmitimos una idea, tan solo cuando se hace desde el amor penetra en el alma de quien lo recibe, como penetran las raíces en la tierra”, se atreve a decir. Su obra, en el instagram maikampanilla.

Esta dulzura es con la que, según dice, pinta a los txikis: “Les miro, les sonrío... y siento que están tranquilos”. Y eso que desde su banqueta de pintacaras reconoce que se escucha mucho y no todo bueno: “Siguen los tabús y los estereotipos machistas... ¿le vas a pintar una mariposa al crío? ¡Hazle un dragón mejor! A la cría... de princesa”. En una tarde en la feria hace una veintena de maquillajes, a los que se suman sus colaboraciones solidarias con Adano, Ademna y la asociación que se lo pida. Para este 2019 ya tiene eventos en su agenda. El primero, en el FAN Festival de Anime, el 18 y 19 de enero en Yamaguchi, donde crea maquillajes manga, de esos con los ojos muy abiertos.