pamplona - Puede que la mejor manera de enfrentarse a una agresión sea utilizar el sentido común, ese que nos impulsa muchas veces a sacar las llaves antes de llegar al portal para tenerlas preparadas, a esperar a que la puerta se cierre para que no entre ningún extraño, a no ir siempre con los cascos puestos escuchando música para no bajar la guardia o a girar la cabeza y mirar por el rabillo del ojo para comprobar que nadie nos sigue. Simple y llano, aunque a veces eso no basta y el factor sorpresa se ha convertido en un arma casi más eficaz, tan útil y vital como estar alerta, sobre todo, para las mujeres.

Porque si una sabe que al agresor hay que mirarle siempre de frente para intentar esquivar los golpes; que, una vez en el suelo, lo mejor es arrastrarse y retroceder para tomar distancia e incorporarse hacia atrás en vez de hacia adelante para no darle ventaja; y que es mejor caer con las piernas separadas hacia arriba para no darle tregua, en busca de una posición de seguridad; parte de la batalla está ganada. Hay que estar en situación, eso está claro. Pero saber reaccionar es clave “y siempre que se pueda, es mejor correr que hacerse la valiente”.

Estas son algunas de las claves -además de técnicas y protocolos de actuación- que desde el pasado martes 35 mujeres aprenden en el gimnasio Kanku de Burlada, un par de horas a la semana, en sus clases de defensa personal. La cita, sin fecha límite, es además gratuita para mujeres (y hombres) víctimas de la violencia de género. Toda una novedad en Navarra que está teniendo tan buena acogida que sus responsables están pensando ya en impartirla de continuo. La demanda, señalan, no deja de crecer.

Desde el Ayuntamiento de Pamplona, por su parte, ofertan cursos de autodefensa feminista a través de los diferentes civivox, dirigidos a mayores de 18 años y también a mujeres de 14 a 20 años. Se impartirán los meses de febrero, marzo y abril. El Gobierno de Navarra hizo lo propio el año pasado con diferentes talleres en formato intensivo.

Kanku Eguzkiza subió la persiana hace ya 35 años y se ha convertido en un referente en las artes marciales. “Hemos ido a algunos pueblos a dar clases sueltas, cursos de tres o cuatro días, pero nunca lo habíamos hecho como actividad y queremos fomentarlo. Tenemos profesores muy preparados y si la cosa sale bien se podría convertir en algo fijo”, señala César Núñez, uno de los monitores, que impartirá el curso junto a una decena de profesores, expertos y deportistas, también mujeres, además del director, José Eguzkiza, al frente de la Federación Navarra de Kickboxing y distinguido recientemente por el Comité Olímpico Español.

“Han venido algunas chicas con denuncias y de eso se trata, la idea nace de eso, de esa impotencia y de tratar de ponerle solución a esta problemática”, explican los promotores, que dotarán a las alumnas de las herramientas y técnicas necesarias para defenderse en caso de una agresión y les enseñarán cómo actuar ante un ataque. “El objetivo es que al final de curso tengan una dinámica, un estilo de vida, más que una preparación para algo concreto. También es importante saber lo que no hay que hacer, pero no hay que obsesionarse con que pueda pasar algo”, indica Gómez, que no justifica en las agresiones el crecimiento de la demanda femenina en este tipo de deportes. “Yo doy clases de boxeo infantil y hay más niñas que niños, creo que ha habido un cambio generacional y todo se ha ampliado. También los padres estamos más concienciados con este tipo de deportes, ya no los vemos tan violentos”, señala.

Reflejo, golpeo y defensa Saber reaccionar es importante para tener opciones. El primer día fue para trabajar en los reflejos, los golpeos y las técnicas de defensa. Para responder ante posibles situaciones. “Es importante enseñar estas claves a gente que lo necesita. Y un curso de un día sirve para muy poco, tiene que ser algo continuo”, señala Eguzkiza, que asume que dar la opción de poder acudir gratis a quienes han sufrido una agresión le parece lo más ético. “Lo importante es que ellas se sientan más seguras”.

Asume que la demanda ha crecido por diferentes factores, “por la violencia también, pero la mujer cada vez se implica más en todo, ahora aquí tenemos prácticamente el mismo número de chicos que de chicas”. Lo decía mientras Núñez y Gómez, al frente de la clase con ejemplos prácticos, aconsejaban que la cara es siempre “lo primero a proteger”, y que la mejor manera de ponerse a salvo “es yéndonos de esa situación, por eso cuando viene el golpe lo esquivamos hacia atrás, hay que agacharse y salir corriendo”. Sin mirar el suelo, siempre de frente. Que si por un golpe, un mareo o cualquier cosa, la víctima no ve, en el suelo, conviene más acercarse al agresor y agarrarse a él para agredirle -pegarle un mordisco- que tratar de esquivar los golpes de manera estática.

“Me gusta saber defenderme, nunca está de más porque el miedo siempre está ahí”, reconocía Cecilia Leoz, vecina de Mutilva y alumna de las clases de autodefensa femenina y Brooklyn Boxing en el Kanku. Su compañera Ruth Sanz, de Burlada, asumía también que “por mucho que cumplas años siempre tienes miedo, vas a casa sola y con las llaves en la mano”. Aunque nunca han sufrido ningún tipo de agresión señalaban que es algo básico, “porque no sabes defenderte y siempre se aprenden cosas. Me ha gustado, me parece muy útil y creo que tendrían que ponerlo incluso en los colegios. Enseñarles, como cualquier otra cosa, la defensa personal -proponen-. Para defenderse, no para atacar”.