pamplona - Íñigo García es profesor de inglés, aficionado a la robótica y fan de las películas de Star Wars. Tres facetas en principio sin relación que ha querido aunar para ofrecer una singular metodología de aprendizaje. El alegre y esférico androide BB-8 de la última saga de La guerra de las galaxias ha cobrado vida en su academia Top10 de Mendillorri, “un proyecto de alta complejidad técnica” que se ha convertido en “el fiel reflejo de lo que este sistema de aprendizaje puede llevar a cualquiera a conseguir”, dice Íñigo.

“Aparte de preparar a los estudiantes para exámenes oficiales, mejorar sus habilidades comunicativas, reforzar la asignatura de inglés de colegios, institutos, universidades... o ayudarles a mejorar laboralmente, hemos desarrollado un sistema basado en la metodología por proyectos, que combina varias disciplinas: robótica, diseño on line, impresión 3D y electrónica para aprender inglés”, explica. Hace más o menos un par de años, a Íñigo “la aparición de este nuevo robotillo me pareció una idea interesante para darle un sentido pedagógico. Y pensé en hacer algo desafiante y en que su elaboración fuera positiva para la educación”. Todo en inglés. El tipo de esfera, el mecanismo interno de tracción, las piezas diseñadas e impresas en 3D, el sistema de radio control, chapa y pintura... un proceso de creación “extremadamente exigente y satisfactorio a la vez”, considera.

Cuenta Íñigo que, cuando algunos alumnos que no han participado en el proceso ven el robot, “piensan que es estático. Pero cuando les dices que es funcional y que puede hacer todo lo que hace el robot de la película, despierta mucho interés”.

atractivo para jóvenes El público joven es el que más agradece este tipo de iniciativas alejadas de la educación convencional. De ahí que la gran mayoría de los 15/20 alumnos que han creado el BB-8 junto con Íñigo sean de Primaria. “Resulta muy atractivo para ellos. En lugar de estudiar a la vieja usanza, pones sobre la mesa algo que visualmente es impactante. Y tienes esa referencia de ver hasta dónde puedes llegar utilizando el inglés de por medio. Puede ser bastante motivador para que los niños, y los no tan niños, sin darse cuenta avancen en este proceso”, argumenta Íñigo, “muy contento y satisfecho” con la invención y la respuesta de los chavales, de los que destaca “su capacidad para que se les dispare la imaginación. Con las personas adultas quizás es más difícil. Pero con los niños es casi como magia. Se quedan boquiabiertos ante ciertas cosas, y eso es un campo extraordinario para la enseñanza. Por eso están mucho más receptivos y se motivan más en las sesiones. Y sus resultados académicos mejoran bastante”, reconoce.

Íñigo empezó hace ocho años con las clases de inglés, primero en cafeterías. “Cuando tenía la agenda bastante prieta”, hace seis años, abrió su academia de Mendillorri. Y siempre ha tenido esa inquietud “de diferenciarme de los demás, romper moldes y hacer algo que se salga del cauce habitual. Esta forma me pareció estupenda, y puedo decir con orgullo que somos los únicos que lo hemos hecho a este nivel. Yo esto no lo he visto en ningún lado”, finaliza este peculiar profesor.