PAMPLONA - 27 visitas a diferentes entidades, centros educativos o comercios de la Milagrosa; 3 reuniones con vecinos y asociaciones y 19 requerimientos ciudadanos es el intenso balance del primer mes de actividad de la Policía Comunitaria en el barrio.

Milagrosa-Arrosadía es el noveno barrio donde ha entrado en funcionamiento esta unidad, que se implantó en 2017 como un servicio público y de cercanía a los ciudadanos. Comenzó en San Jorge, Etxabakoitz y San Juan-Ermitagaña-Mendebaldea y se fue extendiendo a la vista de los buenos resultados y la acogida social que estaba teniendo. En 2018 se amplió a Rochapea y Buztintxuri y este año al Casco Viejo -en enero- y desde el mes pasado en Milagrosa. Las previsiones, según indicó el jefe de la Policía Municipal Javier Goya recientemente, es que Mendillorri sean y Txantrea sean los próximos.

A diferencia de los otros barrios donde se implantó la Policía Comunitaria en la pasada legislatura, en los que el Ayuntamiento se encargó de anunciar públicamente a los vecinos la puesta en marcha del nuevo servicio público, en el caso de la Milagrosa no ha habido tal comunicación. Los nuevos responsables del área de Seguridad Ciudadana se limitaron a convocar una reunión con un grupo de vecinos -que superó las previsiones en cuanto a asistencia- donde el concejal delegado Javier Labairu pudo escuchar una larga lista de quejas y reclamaciones ciudadanas.

presentación Uno de los asistentes a la citada reunión, celebrada el 10 de septiembre en los locales de la unidad de barrio, fue el policía municipal Víctor Gómez, que aprovechó la ocasión para presentarse como agente comunitario. Desde entonces ha llevado a la práctica el protocolo dispuesto por la unidad, que comienza por una ronda de visitas por el barrio para darse a conocer al vecindario y tejido asociativo y comercial.

“Mi primera labor es presentarme. Voy a los colegios, centros vecinales, farmacias, colectivos para informarles de lo que hacemos desde la Policía Comunitaria. Es importante recordar que para las urgencias hay que seguir llamando al 092, pero otras actuaciones se pueden solventar con una mediación”, comentó el agente.

kebab precintado Las intervenciones más frecuentes que ha tenido en su primer mes en el barrio han estado relacionadas con quejas sobre olores y ruidos, especialmente en el entorno de la calle Guelbenzu, desde la calle Gayarre hasta la avenida de Zaragoza. Una de sus primeras actuaciones se localizó en un kebab, que fue precintado el 20 de septiembre tras el correspondiente informe de los técnicos de sanidad alimentaria (el local fue reabierto el 3 de octubre).

En otros casos su labor se limita a mediar entre las partes enfrentadas, generalmente por disputas vecinales de alcance limitado. “Lo mejor es atajarlas antes de que los problemas vayan a más, lo que puede suceder. Hay que tener en cuenta que en este barrio hay vecinos de muchas procedencias y no siempre las relaciones son fáciles”, aseguró el responsable de la Policía Comunitaria, el subinspector Ricardo Martínez.

Los problemas de convivencia que hace un tiempo obligaron a poner en marcha un programa especial con la población rumana de etnia gitana parece que de momento han desparecido, aunque hace unos días hubo una queja desde la biblioteca municipal sobre algunos jóvenes de esa procedencia.