pamplona - Ainhoa Oyaga y Mikel Compains tienen a Maren, de 3 años, acabando el ciclo en la Escuela Infantil Donibane. Ella acaba este año, pero Iker, ahora con un mes y medio, “no podrá ir a Donibane en euskera”, porque el primer curso cambia a castellano: “Tenemos el problema de que la cría va a ir al colegio en euskera, porque va a pasar a Amaiur, pero para mantener la opción lingüística con Iker solo nos queda desplazarnos a la Txantrea o a la Rochapea, y si nos cogen, porque la oferta es súper reducida”. O si no “llevarlo a una escuela privada”, pero puede costar “600 euros al mes” o incluso “estoy valorando que, como trabajo en Berriozar, llevarlo allí”.

Este es el resultado de unos cambios “impuestos”, y que suponen que “al final son las familias las que nos tenemos que amoldar”, porque “mi propia ciudad no me garantiza este derecho”, dice y añade que “lo triste es que además el concejal se ha negado a darnos información”, en un proceso en que “las familias recurrentes no ganan nada, y a nosotros se nos perjudica”.

Respecto al estudio lingüístico del que sospecha la oposición, Oyaga va más lejos: “Un estudio puede ser importante”, pero la realidad ya es muy contundente: “Ahí tenemos los datos de matriculación en el siguiente ciclo, en el de 3 a 6 años, y donde hay un 30% de los txikis estudiando el modelo D”. Es revelador.