- “Buenos días. Me dirijo a ustedes porque tengo una historia de superación a la que me gustaría que dieran difusión para homenajear a uno de los héroes anónimos de este confinamiento”. Así comienza el mail que llegó a esta redacción el pasado 4 de mayo. Lleva la firma de Alberto Sandoval y el homenaje es para otro Sandoval: “Mi padre salió el sábado por primera vez a la calle después de 50 días de confinamiento, pero esa no es la novedad. Lo extraordinario es lo que ha estado haciendo estas 7 semanas que lleva escondido en su domicilio”.

Cuenta Alberto que su padre ha recorrido diariamente “una media de 10.062 pasos. Eso significa que durante el mes de abril ha conseguido andar 194,1 kilómetros dedicando para ello nada menos que 65 horas y media. Y adquiere un signifacado más grande todavía porque mi padre tiene prótesis en cada una de las dos rodillas”. Alberto adjunta en el correo electrónico la captura de pantalla de la aplicación que registra los pasos en el reloj “por si fuera necesario” acreditar las andanzas de su padre. También adjunta “la historia redactada de El paseíllo del pasillo, con la esperanza e ilusión de que puedan publicarla en su periódico para homenajear y sorprender a mi padre -la foto que ilustra el reportaje fue un robado bajo la excusa de un supuesto vídeo para otro hijo que vive fuera- además de poder inspirar al resto de ciudadanos que viven limitados estos días, y que les puede servir de ánimo”. Como hasta aquí, a partir de ahora la historia de Alejo Sandoval la cuenta Alberto Sandoval:

En este mundo de coronavirus no sólo hay malas noticias, también hay héroes alejados de los focos que sirven de ejemplo y de modelo para los demás, héroes sin capa ni espada, ni villanos a los que derrotar, héroes de carne y hueso... y vida, mucha vida. Uno es Alejo Sandoval, leonés de nacimiento y pamplonica desde que llegó hace 48 años. Tiene ahora 71 años, y aunque su cuerpo nota el paso de los años sus pasos inspiran esta historia.

Lleva confinado en casa desde el 13 de marzo, y no ha salido ni para comprar, ni para tirar la basura. Como no tiene perro y sus niños pintan canas tampoco ha salido a dar ni un paseo, ni a tomar el aire. Aunque en cada una de sus rodillas lleva unas prótesis que le han permitido superar las 8 operaciones que suman ambas articulaciones, también tiene una voluntad de hierro.

Hasta aquí no hay mucha diferencia con cada uno de los héroes que permanecemos en casa estos días. Pero lo que le hace diferente son sus pasos, los más de 10.000 que recorre cada día por el pasillo (10.062 para ser exactos) haciendo un total de 301.886, que suponen 194,1 kilómetros en abril. Un pasillo en forma de C de 12 metros de largo y 0,90 de ancho, que atraviesan el apartamento sin terraza ni jardín donde vive en Barañáin desde hace 39 años. Con ganas y sin ellas, únicamente con su voluntad y disciplina que requiere más de 3 horas repartidas a lo largo de cada día. La mayoría de los días las piernas no le acompañan, pero él sigue caminando, propulsado por la única motivación de que el coronavirus no frene sus ganas de vivir.

Desde estas líneas, queremos premiar su voluntad y disciplina, ya que no imagina que su proeza vaya a superar los límites que el pasillo y el confinamiento le imponen y mucho menos que la historia que escribe cada día con cada paso sea pública y ejemplo estos días. Ánimo y adelante, Alejo. Tus pasos son para todos más que un paseíllo. Todo un desafío a la adversidad y una inspiración para todos los que ansiamos salir a la calle y de esta situación. Si Antonio Machado compartiera piso y pasillo con él, posiblemente cambiaría la letra de uno de sus poemas… “Caminante no hay pasillo, se hace paseíllo al andar”. ¡Bravo Alejo!