- Con el título Conciliación familiar y laboral en Lekunberri/Larraun, Rocío Ocha Santos ha leído una tesis doctoral en la que ha analizado diferentes tipos de reparto del empleo y del trabajo de cuidados en parejas heterosexuales con menores a cargo, así como la influencia que las políticas de conciliación de la vida familiar y laboral tienen en dichos repartos. "Existe un modelo ideal de familia en el que la mujer y hombre comparten equitativamente el trabajo de cuidados y el empleo. No obstante, este modelo no es real, en la práctica lo que existe es un modelo, en familias de clase media-baja, donde ambos comparten la responsabilidad económica, pero no la de los cuidados", destaca esta educadora social, antropóloga y doctora en Humanidades y Ciencias Sociales por la UPNA.

"Aunque la mujer ha ganado en derechos, poder de decisión e independencia, es peligroso pensar que está todo conseguido" destaca Rocío Ochoa. Por ello, esta investigadora plantea la necesidad de un cambio social "donde el trabajo de cuidados deje de ser invisible y carente de valor, a pesar de ser esencial en el mantenimiento de nuestras sociedades". Sin embargo, tal como apunta, cada vez hay más personas mayores para cuidar y menos mujeres que cuidan de manera gratuita. Además, los cuidados que precisan los hijos e hijas son mayores, aunque sean menos. "El cuidado se ha convertido en un problema social, denominado crisis de cuidados. No obstante, las medidas políticas que se han implantado se han centrado en pequeñas facilidades para que las mujeres respondan a las necesidades del hogar y del mercado sin apenas apoyos", explica. "En el caso de las madres trabajadoras, esta realidad les genera más dificultades a la hora de encontrar, mantener o ascender en un empleo. También una falta de autonomía, no solo económica, sino de tiempo para dedicar a las aficiones, al descanso, al compromiso social o a la política", explica Rocío Ochoa.

En este contexto, hace hincapié en que "la transformación no será posible mientras no cambie el diseño actual del mercado laboral, difícilmente compatible con el cuidado de las personas". Por ello, explica que llevar a cabo acciones de manera aislada no son la solución y plantea la necesidad de un conjunto de medidas concretas pero interrelacionadas. Así, destaca los permisos parentales más largos repartidos entre las madres y los padres además de servicios públicos de calidad en la atención a la infancia y a la dependencia. También una sanidad y una educación públicas de calidad, de acceso universal y gratuito así como prestaciones que no dependan de la relación con el empleo. "Es fundamental también que las medidas vayan encaminadas a desplazar la centralidad del mercado en la vida de las personas", incide Rocío Ochoa. "Es necesario una redistribución de los trabajos de cuidado, es decir, que sea una responsabilidad colectiva y común a toda la sociedad y no un deber que tengan que asumir de forma gratuita las mujeres".

Además, considera importante desarrollar nuevos modelos de maternidad y paternidad que no reproduzcan los roles tradicionales. "Si algo nos ha enseñado la antropología y en concreto la antropología feminista es que tanto la maternidad como la paternidad son construcciones culturales", observa. "A pesar de la tendencia a considerar como naturales las capacidades maternales, el aprendizaje es un componente básico en la crianza. No obstante, no quiere decir que esté carente de valor o que sea fácilmente maleable, pero hace posible el cambio", incide Rocío Ochoa. Primogénita de una familia numerosa de clase obrera de un barrio de San Sebastián, pronto se rebeló ante un modelo que favorecía la responsabilidad económica compartida pero delegaba exclusivamente en las mujeres los trabajos de cuidados, unos privilegios que consideraba injustos. Así, aborda su tesis desde una perspectiva crítica y materialista dentro de la antropología feminista, utilizando la etnografía como herramienta metodológica principal de su investigación. "Se trata de un instrumento importante para comprender las dinámicas culturales y sociales y su relación dentro de entornos concretos, a la vez que muestran su conexión con el contexto global", explica esta investigadora en la actualidad profesora en la Universidad de Deusto. También es miembro de la asociación de antropología Arakadia Elkartea. Además, ha trabajado como monitoras en actividades de promoción y formación con mujeres en la fundación OSCUS y también como educadora social con madres solas en riesgo de exclusión social en Cáritas. Asimismo, ha participado en distintos congresos reuniones científicas, en las que ha colaborado también con comunicaciones, artículos y pósteres. Sus trabajos se centran principalmente en el análisis de las relaciones sociales entre mujeres y hombres en el contexto de la sociedad patriarcal capitalista española.

Vecina de Lekunberri desde hace unos años, eligió esta localidad para realizar el trabajo de campo, con 60 entrevistas a 30 parejas heterosexuales de doble ingreso con hijos e hijas menores de 12 años y dos grupos de discusión, uno con madres trabajadoras y otro con padres trabajadoras. "Ha favorecido un papel activo en las actividades cotidianas, la participación en la vida local y el hablar con la gente; preguntar o recoger la información de manera personal y de primera mano, lo cual permite contrastar los discursos con las prácticas", observa.

Rocío Ochoa destaca que la crisis sanitaria por el coronavirus está pasando factura sobre todo a las mujeres de clase media-baja y en especial a las familias monomarentales. "La invisibilidad del trabajo de cuidados, que asumen las mujeres gratuitamente dentro de los hogares, se ha incrementado debido a que dos de las medidas más importantes que teníamos las madres trabajadores de clase media baja para conciliar eran las abuelas y las escuelas. Y ahora no tenemos ni una ni otra", incide, al tiempo que añade que "lo que me parece más graves es que esta falta de recursos para conciliar no se vea como un problema social. Apenas hay debate sobre ello", abunda. "Se espera, como siempre, que seamos las mujeres quienes solucionemos el problema a costa de renuncias, reducción, dobles jornadas, etc". Por ello, considera que ahora es más importante que nunca un nuevo modelo de sociedad que rompa con la división y jerarquización entre esfera productiva y reproductiva y dónde el cuidado de la vida sea una prioridad.