- Los barrios de La Milagrosa y Azpilagaña disfrutaron con responsabilidad de este atípico 6 de julio. No había fiestas, pero algunos vecinos gozaron del tradicional almuerzo junto a amigos y familiares en los bares del barrio, evitando así las aglomeraciones del centro de Pamplona.

En Azpilagaña, seis amigos quedaron para almorzar en el bar Hemingway -más sanferminero imposible- como vienen haciendo desde hace más de veinte años.

La calle Isaac Albéniz se convirtió en la zona más concurrida por los vecinos de La Milagrosa y los bares Bodega Núñez y la Taberna Albéniz dieron almuerzos a varias cuadrillas de todas las edades. Una de ellas quedó en el bar "para desayunar a las nueve de la mañana" y amenazaba con no marcharse "hasta que les echaran".

Tanto en Azpilagaña como en La Milagrosa, fueron muchos los que alargaron el almuerzo y permanecieron durante todo el día en los bares del barrio, Por ejemplo, la cuadrilla de Javier Zapata optó por no ir a Pamplona y jugar una partida de mus en el bar Bodegas Leyre.

Era un día extraño, como se podía comprobar en la ropa de los vecinos. Había dudas en la manera de vestirse y los residentes se dividían entre aquellos que iban como en un día normal y los que optaron por sacar la ropa blanca del armario. Algunos incluso mezclaban una camiseta blanca con un pantalón vaquero.

Algo parecido ocurría con el pañuelo: anudado al cuello, a la muñeca, guardado en el bolsillo de la camisa u olvidado en un cajón de casa. Nadie lo tenía claro. Carmen y Pedro, un matrimonio que iba a almorzar en el domicilio de su hermano, lo explicaron a la perfección: "Vamos de blanco y rojo, pero es un día gris y triste".

Los hosteleros de la zona señalaron que fue a almorzar menos gente de lo habitual y que para ellos también había sido un Chupinazo muy extraño. En los bares, el gel hidroalcohólico compartía espacio en la barra con cervezas y todo tipo de bebidas espirituosas. La música tampoco era la típica de un 6 de julio y tan solo el "Riau-riau" entonado en una terraza recordaba unos sanfermines que no se vivirán realmente hasta el año que viene.