i jandillas ni miuras ni cebaditas. Este año el bicho es diminuto y mucho más cabrito. Por eso no toca San Fermín ni tienen sentido sus encierros. Este año no. Cinco veteranos del acto más emblemático de las fiestas -entre todos suman 181 años delante de los toros- cuentan cómo viven este 2020 atípico, hasta qué punto les afecta que en julio Pamplona no huela a toro y qué esperan para 2021. "Puede ser la hecatombe, una bomba. Llenar dos plazas de toros, dos ayuntamientos...", adelanta Javier Muñoz, Boti. "Se me pone la carne de gallina solo de pensarlo. Puede ser algo inimaginable, todo el mundo va a querer vivir ese momento. Y va a querer vivirlo el doble", dice.

"Tiene que ser así"

La salud, lo primero

"Lo afronto con una sensación de resignación. Es lo que toca, soy consciente de que tiene que ser así. Y como las primeras fiestas se suspendieron hace casi tres meses, nos hemos ido mentalizando. A todos nos gustaría celebrar las fiestas, correr el encierro y disfrutar. Pero no es posible. Nunca nos hubiéramos imaginado que íbamos a dejar de correr un encierro por una cosa así. Nos ha pillado de sopetón. El encierro y los Sanfermines pasan a un segundo plano, y de lo que se trata es de salir de esto entre todos y tirar para adelante", considera Gorka Azpilicueta, que este 2020 cumpliría 30 años de encierros, casi siempre entre el final de Estafeta y la arena de la plaza. Reconoce que "obviamente da mucha pena", y sabe que hoy lo va a pasar mal como ya lo pasó mal sin celebrar la escalera. "Son días durillos. Pero siempre va a haber tiempo para juntarte con los amigos y rememorar otros años. Y esperar confiando en que en 2021 esto haya pasado y poder ir al encierro, a almorzar... Y que todo el mundo esté bien, que es lo primero", afirma.

Javier Muñoz, Boti, tiene 62 años. Tres cuartas partes de su vida no las entiende sin toros ni encierros. El 7 de julio de 1972 debutó en Estafeta, cinco años después se pasó a Santo Domingo y de ahí no se ha movido. Salvo percances -sin ir más lejos, el año pasado un cabestro le mandó al suelo y al dique seco desde el día 8-, y "la experiencia desagradable de Germán", siempre ha estado en Pamplona por San Fermín. "Siempre, siempre", insiste. Por eso, considera que la suspensión provocada por la pandemia "es como quedarte huérfano, como si arrancaran algo de tu cuerpo. Y te deja un vacío". Le ha afectado: "no tengo ilusión de nada, estoy bajo de moral, tengo ansiedad y trastornos del sueño. No hay escaparates blancos, no está el vallado, ni las ganaderías... ya no es el madrugón ni la tensión de todos los años. El sentimiento es muy anómalo y no sabes cómo afrontarlo. Y te encuentras mal en todos los sentidos. Pamplona no se merece este castigo", opina.

Por su parte Daniel Oteiza -28 años de encierros, desde hace ya tiempo y pese a algún "escarceo" puntual por otras zonas, un fijo al comienzo de Estafeta-, vive la nueva normalidad con naturalidad. "No hay encierro pues no hay encierro, y ya está. Esto que nos ha venido encima es lo suficientemente grave como para asumir que no va a haber encierro ni jarana ni alegría. Y tenemos que velar armas, esperar al año que viene y cogerlo con todas las ganas del mundo", asegura este corredor.

"La decisión de suspender las fiestas es tan acertada como dolorosa. En esta vida evidentemente la prioridad no son los encierros, es la salud. Apelamos al sentido común, a lo que en este caso nos indican los expertos en sanidad. Es necesario pasar por este trance para evitar mayores problemas", comenta Juan Pedro Lecuona, que acumula 31 años de carreras, desde hace ya unos cuántos en el último tramo "porque al final uno se queda donde más emociones recoge".

Y Jokin Zuasti, que empezó a correr delante de los toros hace 46 Sanfermines en mitad de Estafeta y se ha ido acercando "siempre con el fin de llegar a la plaza", considera que "un encierro abierto en Pamplona es inviable, pero no por la carrera en sí. Porque restringes la entrada a un 33%, de 3.000 a 1.000 tíos, y ya está. Si son dos minutos y pico... El problema es todo lo que conlleva la carrera y todo ese montón de gente que hay en el exterior. Por eso lo entiendo. Ya lo tienes fríamente asumido. Además, la sociedad ya te está enseñando que es todo diferente. La situación es la que es, y ya está". No hay más.

"El mejor día sin duda"

Lo que suele ser

Dice Lecuona que lo habitual los días previos al primer encierro es "que perdamos bastante peso, porque hacemos muchas visitas a Roca. El corazón, la cabeza, el estómago se confunde, noches sin dormir sabiendo a lo que te vas a exponer... este año no tenemos esa sensación interna". Para Azpilicueta el día 7 "es el mejor día del año con diferencia. La noche anterior mal duermes, te levantas, te duchas, vas al recorrido, te juntas con gentes amigas del encierro de toda la vida... y a afrontar otra vez el reto de aguantar las ganas que tienes de salir de allá. A partir del encierro empieza el día. Y si el día 7 sale bien y te puedes poner unos metros delante de los toros, ya es la cuadratura del círculo", considera.

No opina igual Oteiza, para quien el 7 de julio "siempre es el peor día. Llevas un año sin correr y todo lo que tienes en la cabeza el resto del año sobre el encierro se plasma en la realidad. Y eso da mucho miedo y hay muchas emociones", asegura. "Después de tantos años, parece que te hubieras tenido que acostumbrar a los miedos. Pero las sensaciones se renuevan siempre; la pregunta de a ver dónde cojones voy, qué hago yo aquí... Porque eres consciente de que vas a correr con toros, sobre todo si te han pasado cosas, como es mi caso. Eres consciente de dónde te estás metiendo... y por eso vas. Las sensaciones se renuevan siempre. De presión y de superación de las dudas", añade Jokin, que al menos ayer pudo cenar con sus amigos. "Nunca lo he hecho el 6 de julio. Al encierro hay que llegar con la cabeza en su sitio y en las mejores condiciones físicas para poder disfrutar del toro. Siempre lo he vivido así".

"El encierro no es solo ponerme delante de los toros, que por supuesto es lo que más busco. Pero es encontrarte con los amigos, aguantar el miedo, aguantar la espera de los toros... y ser muy consciente de que si de ocho encierros coges toro en dos, ya es un éxito. Esto es muy difícil, hay gente muy buena y tienes que disfrutar de los pequeños momentos que te brinda el encierro y saborearlos a tope", dice Azpilicueta.

"El 7 de julio es una alegría inmensa", opina Boti. "Ponerte la ropa blanca, el reencuentro con la gente, el contacto con la calle, bajar la cuesta de Santo Domingo, los preparativos... El primer encierro es el momento clave. Esperas que salga bien, que no te caigas, que toques un poco de pelo, el abrazarte con la gente a la que no ves durante un año entero... Las caras, los gestos, las manías, ver el muro, la hornacina del santo, el abrazo, el sentimiento... son momentos enormes a nivel personal. A mí me llena mucho", argumenta. "También están siempre en el recuerdo las personas que nos han acompañado durante años y nos han abandonado, porque dejan huella. Este año seguramente lo vamos a pasar mal y se nos humedecerán las cuencas de los ojos", completa Lecuona el relato de un 7 de julio.

Y como toca esperar, mientras tanto el deseo es "que la imagen que demos los pamplonicas y la gente que venga a echar el rato y a vivir estos no Sanfermines sea de responsabilidad y de concienciación. Podemos estar por aquí y darnos un paseo, pero mostrando al mundo que sabemos hacer las cosas bien y que con todas las medidas sanitarias que hay podemos echar la lagrimilla con toda la gente que queremos, pero respetando. La imagen que tenemos que dar es de gente responsable, que sabemos pasarlo bien y desfasar cuando podemos, y apretarnos los machos y aguantar cuando toca", asegura Oteiza. Porque ya llegará 2021. "Si estás bien físicamente y tienes ganas e ilusión es difícil no estar el año que viene. Y tampoco falta tanto", se ríe Zuasti.

"Suspender las fiestas es tan acertado como doloroso. La prioridad es la salud"

Corredor de encierro

"Da mucha pena, pero el encierro y los Sanfermines pasan a un segundo plano"

Corredor del encierro

"Esto es lo suficiente-mente grave como para asumir que no hay encierros"

Corredor del encierro

"Un encierro abierto es inviable, no por la carrera sino por todo lo que hay en el exterior"

Corredor del encierro

"Es como quedarte huérfano, como si arrancaran algo de tu cuerpo"

Corredor del encierro