l paseo del Doctor Arazuri es un estrecho y corto paseo que discurre del final de la calle Nueva hacia la calle Mayor, paralelo a la calle Taconera, de la que se segregó, y al rincón de la Aduana. Se eligió para honrar al doctor Arazuri por su céntrica y estratégica ubicación, cerca de los lugares donde nació y donde vivió y junto a la iglesia de San Lorenzo y la capilla de San Fermín, tan ligadas a las fiestas de Pamplona que vivía con pasión y sobre las que escribió abundantemente. Este breve paseo, además del monumento a la Inmaculada que queda a su lado, tiene como principal hito el monumento al médico que le da nombre, una estatua de bronce del escultor Rafael Huerta que le representa a tamaño natural, de pie, con una cámara de fotos al hombro y tomando notas en una libreta, y que fue inaugurada el 2 de julio de 2003. En la peana sobre la que descansa se lee, en castellano y euskera: "D. José Joaquín Arazuri. Pamplona 1918-2000. Médico e historiador de la ciudad". Como sucede con la estatua de Hemingway, en los sanfermines le suelen poner un pañuelo rojo al cuello. La efigie del doctor Arazuri lleva, como el propio homenajeado en vida, unas gafas que han resultado ser de quita y pon, han desaparecido varias veces por acción de algún descendiente de las huestes de Gunderico, y posteriormente han sido repuestas.

El Ayuntamiento de Pamplona concedió el nombre de paseo del Doctor Arazuri a ese espacio el 30 de enero de 2001, poco después del fallecimiento del médico, y lo inauguró el 22 de junio siguiente descubriendo los dos mojones de piedra que lo identifican. El doctor Arazuri ya había recibido diversos reconocimientos en vida: en 1987 el Gallico de Oro de la Sociedad Napardi, en 1992 la Medalla de Oro de Pamplona.

José Joaquín Arazuri Díez nació en la calle San Antón de Pamplona (entonces llamada Mártires de Cirauqui), hijo de Bonifacio Arazuri Elso, empresario del transporte, y de Felicitas Díez Ibáñez. Estudió bachillerato en los Maristas y la carrera de medicina en Zaragoza, donde se licenció en 1944 con premio extraordinario y obtuvo el doctorado en 1947. Posteriormente, abrió una consulta en la calle Zapatería de Pamplona y ejerció como médico puericultor hasta su jubilación. Se casó en 1952 con Sagrario Irigaray Aramburu, con la que tuvo seis hijas.

Aparte de su labor como médico, miles de pamploneses fueron pacientes suyos, el doctor Arazuri es conocido sobre todo como el principal historiador de la ciudad. Llegó a esa actividad de forma indirecta, a través de su afición a la fotografía. Comenzó a coleccionar fotos antiguas de Pamplona y consiguió una notable colección de más de 22.000 imágenes que hoy se hallan en el Archivo Municipal, donadas por su familia. Muchas de ellas provenían de pacientes suyos que las encontraban por casa y, conociendo su afición, se las regalaban. De coleccionar las fotografías pasó a querer averiguar la época y circunstancias en las que estaban hechas, lo que le llevó a pasar muchas horas investigando en el archivo y a documentarse sobre la historia de la ciudad, su urbanismo, arte, indumentaria, fiestas y folclore.

Comenzó a publicar en la revista Pregón, en 1961, con un trabajo titulado "Archivo iluminado. La cuesta de la Estación", al que siguieron las series "Archivo iluminado" y "Añoranzas que no duelen" donde reflejaba la historia de diversos lugares de Pamplona, y en 1962 la revista Príncipe de Viana publica el artículo "Pamplona hace noventa años". Luego fue publicando, además de diversos artículos en periódicos y revistas, las monografías Pamplona Antaño (premio Biblioteca Olave 1965), Pamplona estrena siglo, El Municipio pamplonés en tiempos de Felipe II, Pamplona Belle Epoque, El Iruña del 88: mañueterías, Historia, fotos y "joyas" de Pamplona, y otras obras siempre profusamente ilustradas con fotografías antiguas. Culminó su bibliografía con dos obras enciclopédicas, ambas en tres volúmenes: Pamplona, calles y barrios (1979-1981) e Historia de los Sanfermines (1983-1993). En la primera de ellas se recoge la historia de cada calle y de cada topónimo de Pamplona, ordenados alfabéticamente, en la segunda se aborda una completísima historia de las fiestas de Pamplona desde la Edad Media, analizando sus diversos actos, incluidos los ya desaparecidos, su evolución, sus protagonistas, multitud de anécdotas, etc. Estos dos títulos son la biblia de todos quienes tenemos como vicio la historia de Pamplona y de los sanfermines.