- ¿Qué sensaciones le han dejado los no Sanfermines?

-La verdad es que no me gusta demasiado la expresión de los no Sanfermines, prefiero decir las fechas sanfermineras, pero en cualquier caso la realidad es que me he sentido como el resto de los ciudadanos y ciudadanas de Pamplona, con un sabor muy, muy agrio porque las fiestas de los Sanfermines son muy buenas, no solo porque tengan una gran repercusión en el mundo entero, sino porque a los de aquí nos gustan mucho. Es la primera vez en mi vida que me quedo sin Sanfermines y me ha dolido. Lo he sentido, como esas cosas que echas mucho de menos cuando te faltan.

Hay una coincidencia generalizada en destacar la responsabilidad demostrada por los ciudadanos, hosteleros y peñas en estas fechas tan críticas. ¿Esperaba este comportamiento tan contenido?

-Creo que el comportamiento de la ciudadanía de Iruña ha sido ejemplar, lo que ya no tengo tan claro es que el Ayuntamiento y la Delegación del Gobierno tuvieran la misma confianza en la responsabilidad de los pamploneses. De hecho, el despliegue policial que se organizó el día 6 fue la demostración de que no la tenían. Creo que habría sido suficiente con la presencia de la Policía Municipal controlando los accesos a la Plaza Consistorial, pero hubo dotaciones de la Policía Foral y de la Policía Nacional, con unidades de antidisturbios, en Mañueta, Chapitela y en los sitios donde suelen estar normalmente el 6 de julio. Pienso sinceramente que el comportamiento de la población ha estado por encima de lo que pensaba el Ayuntamiento.

¿Conocía la intención del equipo de Gobierno de desplegar un gran pañuelo desde la fachada consistorial poco antes de la hora en que se debería haber lanzado el Chupinazo?

-No. Nos enteramos como el resto de la ciudadanía, cuando desplegaron la lona poco antes del mediodía, pese a que unos días antes habíamos mantenido una reunión de la Mesa de los Sanfermines y no dijeron absolutamente nada. Hubiera sido un detalle por su parte, un gesto de confianza, pero optaron por mantenerlo en secreto.

¿Qué le pareció el gesto de relegar la presencia del euskera, al mismo nivel que el francés o el inglés, siendo una de las dos lenguas oficiales de la ciudad?

-Es una muestra más del desprecio que siente el alcalde por el euskera. Sus obsesiones identitarias están marcando las decisiones del primer año de legislatura y la mayor de todas es el euskera. Lleva un año gobernando así, demostrando auténtico desprecio por el euskera con varias decisiones, como el cambio de la ordenanza municipal, eliminarlo como requisito en algunos puestos de trabajo o reduciendo las plazas en euskera en las escuelas infantiles.

Menos mal que dijo que iba a ser el alcalde de todos los pamploneses cuando hace un año tomó posesión de la vara de mando.

-Es que Maya dice unas cosas y hace otras y las personas son lo que hacen, no lo que dicen, y el euskera es su principal obsesión, por eso lo trata como si fuera una lengua extranjera. No hay que olvidar que le puso Barcina, sin pasar por ninguna elección ni por primarias, y nunca jamás hubiera puesto Barcina a alguien que no sintiera por el euskera lo mismo que ella. Es igual que entonces, tratar de minimizar, ocultar al máximo la existencia del euskera con todo tipo de artimañas. Por eso lo mezclan con el francés y el inglés, porque para Maya el euskera es una lengua de rango inferior al castellano. Es muy indignante para una parte importante de la ciudadanía que suceda esto con una de las dos lenguas propias de Pamplona.

El alcalde lo justificó asegurando que el lema que se recogía en el pañuelo se ajusta a la actual ordenanza del euskera, ¿es así?

-No es verdad que se ajuste a la ordenanza, porque en ningún lado aparece que el tratamiento del euskera tenga que compararse con el de las lenguas extranjeras, pero también es una cuestión de voluntad. Cuando desplegaron el pañuelo gigante como si fuera una idea genial nos dimos cuenta que el lema en euskera no se veía por televisión, que era lo que pretendían. Lo hicieron así porque Maya quiso, por su euskarofobia.

Donde sí cumplió su palabra el alcalde fue con los actos religiosos. Asistió a las tres misas que organizó el Arzobispado el 6, 7 y 14 de julio.

-Para mí ha sido el punto más negativo de todo lo que ha tenido que ver con la Corporación y quiero que se me entienda bien. No tengo nada en contra de su fe ni de la Iglesia, pero como se le recordó en el último Pleno el buen cristiano reza en silencio, sin fotos ni aspavientos, simplemente va a su parroquia y reza lo que tiene que rezar, pero él buscaba el protagonismo que suponía acudir a San Lorenzo.

¿Se puede defender una causa, como la del acercamiento de los presos de ETA, ofendiendo a las víctimas, como ocurrió con la pancarta de la Armonía Txantreana colocando en lugar preferente la imagen del asesino del concejal Tomás Caballero?

-Rotundamente no y fui el primero en decirlo. Siempre he sido, y lo voy a seguir siendo, defensor del acercamiento de los presos, porque los presos, y los que están condenados con delitos de sangre también, tienen sus derechos y deben ser respetados. El alejamiento es una humillación para las familias, pero creo que la persona que simboliza al colectivo que lucha por ese derecho no es la más representativa, teniendo en cuenta además que es un preso que no se ha arrepentido, que incluso se separó de ETA y que tiene sus problemas. Utilizar esa fotografía, y me consta que no fue ningún acto de homenaje a esa persona, no fue lo más acertado.

¿No se queda un poco corto con lo de 'no acertado', sobre todo para los familiares de Tomás Caballero?

-Desde luego que para ellos fue una ofensa y para María Caballero especialmente, siendo ahora concejala y que a su padre, también concejal, lo mataron de un tiro en la nuca. Lo dijo ella misma en el Pleno, que para los hijos, nietos y sobrinos de Tomás Caballero fue una auténtica humillación esa pancarta.

¿Cómo está resultando su aclimatación a la actividad municipal tras su paso por el Parlamento y el Ayuntamiento de Ansoáin?

-No tiene nada que ver. En Pamplona la actividad es más directa que en Ansoáin y como sucede en el Parlamento es un tanto mochilera, de los que llevan mucho tiempo aquí y tienen la mochila llena. Tienen tablas a la hora de discutir, tienen historias viejas. En el Parlamento también se da, pero es más acusado aquí. Creo que el trato es más correcto y educado en el Parlamento que en el Ayuntamiento.

No sé si lo dirá por Ana Elizalde, teniente de alcalde de Navarra Suma, con quien ha mantenido varios cruces dialécticos de alta intensidad.

-Siempre se queja cuando alguien hace lo mismo que ella. Ya me dijo un día que esto no era el Parlamento, pero en el Parlamento es normal que cuando alguien está interviniendo haya comentarios, algo de ironía o críticas. En el Ayuntamiento no pasa eso. Aquí la función principal de Ana Elizalde es ir a machacar al que está hablando, humillarle o reírse de él y eso yo lo llevo muy mal, tengo que reconocerlo. Ella ya lo sabe porque se lo he dicho en varias ocasiones, pero a veces hace cosas personales, no sé si con la intención de humillar o no, pero lo consigue.

¿Qué espera de los 3 años que restan de legislatura?

-Espero poder seguir trabajando como una oposición unida. Es verdad que estamos coincidiendo en bastantes iniciativas, entre Bildu, PSN y nosotros hemos aprobado decenas de declaraciones y el equipo de Gobierno no ha cumplido ninguna, Es otra de las falsedades de Maya, que se comprometió a respetar los acuerdos de Pleno, pero desde el principio se ha dedicado a gobernar al margen de la mayoría municipal con los mecanismos que le da la ley. Es la única forma que sabe de hacerlo, porque es incapaz de llegar a acuerdos, como se comprobó con el Presupuesto, que tuvo que prorrogar al no contar con apoyos para aprobar el suyo.

-¿Confía en que los socialistas se mantengan en el bloque de la oposición?

-Al Partido Socialista le gusta jugar de bisagra y ha habido materias, como en la modificación de la ordenanza del euskera, donde fue incapaz de aprobar las enmiendas que presentamos nosotros para mantener la base de la ordenanza del 98, que en su día aprobó el PSN. Hay cosas en las que quiere entrar y otras en las que no y confío que en los asuntos sociales sigamos como una piña, como hasta ahora. Siempre he sido de izquierdas, aunque no esté de moda decirlo, y soy más de IRPF que de IVA. Todos sabemos cuáles son los valores tradicionales de la izquierda, que a la derecha importan bastante poco, y ahí sí coincidimos con el PSN, que es un partido progresista. Eso es lo importante, aunque no coincidamos en lo identitario. Yo no tengo ningún problema con el castellano ni con España, ninguno. Son ellos los que piensan que los nacionalistas son los demás, no ellos.

¿Ve factible un acuerdo entre PSN, Bildu y Geroa Bai para quitarle la alcaldía a Maya como sucedió en Estella-Lizarra?

-Cuando se constituyó el gobierno municipal en junio del año pasado, Navarra Suma obtuvo la Alcaldía pese a no tener mayoría absoluta, como lista más votada. Geroa Bai dijo desde el principio que daría sus 2 votos a cualquiera que se presentara, pero no hubo acuerdo. Lo más lógico parecía que todos hubiéramos votado al candidato de Bildu, que era el segundo más votado, pero se presentó Esporrín. Si Bildu hubiera querido, Esporrín habría sido alcaldesa en vez de Maya, pero decidió que no, lo que es muy respetable. Nosotros seguimos en la misma clave y si hay una alternativa a Navarra Suma que tenga 12 votos contará con los 2 adicionales de Geroa Bai.

¿Qué papel le queda a su formación en la legislatura con solo 2 concejales y el papel predominante de Bildu?

-Tenemos que hacer un repaso y analizar por qué fue así, pero parece evidente que el voto útil fue para Bildu, que capitalizó buena parte del trabajo de la legislatura pasada, y pasó que bajamos de 5 a 2. Evidentemente no tenemos una gran implantación municipal, que es lo que nos falta. Tenemos que trabajar para que sea así y creo que lo estamos haciendo de cara a la próximas elecciones.

¿Tienen previsto iniciar algún proceso de renovación interna en Geroa Bai?

-Estamos trabajando con nuestros grupos a nivel local, pero hay que hacer más, hay que tener más implantación. Sabemos perfectamente que hay partidos que no necesitan tanto como otros que su candidato sea conocido, como por ejemplo Navarra Suma, que si hubieran puesto de cabeza de lista al número 7 habrían sacado el mismo resultado. En formaciones pequeñas como Geroa Bai no sucede eso.

Ha hecho alusión a la reducción de las plazas en euskera en las escuelas infantiles, sobre todo en lactantes, ¿hay alguna posibilidad de que frenar los planes de Navarra Suma?

-Recuerdo que el concejal Sesma dijo al principio de la legislatura que el objetivo era garantizar la demanda y me dio la risa, porque estaba convencido, como ha sucedido finalmente, que la intención de Navarra Suma era volver a la situación anterior: reducir las plazas en euskera y que las se ofertaban solo estuvieran disponibles en los barrios del norte: Rochapea y Txantrea. Por eso es muy difícil que las familias que viven en Milagrosa o Iturrama lleven a los niños a esos barrios para que estudien en euskera. Es algo maquiavélico y es una pena que sea el único sitio de Europa donde pasa esto.

¿Saben cómo se está desarrollando el programa infanto juvenil tras el plantón de los equipos preventivos de los barrios?

-No. Lo único que sé es que era otra de las obsesiones de Navarra Suma, que no le gustan ni los equipos preventivos ni la labor que ejercen.

Edad: 60 años.

Lugar de nacimiento: Larraga.

Estado civil. Casado. Tiene un hijo y una hija.

Profesión: Topógrafo.

Filiación política: Miembro de Zabaltzen, organización integrada en Geroa Bai.

Trayectoria política: Estuvo 12 años como concejal en el Ayuntamiento de Ansoáin, entre 2007 y 2019, y como parlamentario entre 2011 y 2019, con NaBai y Geroa Bai.

"El despliegue policial del 6 de julio fue la demostración de que no tenían confianza en los ciudadanos"

"El buen cristiano reza en silencio, sin fotos ni aspavientos, pero Maya buscaba el protagonismo"

"Al Partido Socialista le gusta jugar de bisagra; espero que en asuntos sociales sigamos igual, como una piña"

"Ana Elizalde tiene la función de reírse del que está hablando, de humillarle, y a veces lo consigue"