ola, personas, ¿qué tal va el verano? No espero respuesta, es pregunta retórica.

Un servidor esta semana ha llevado a cabo un paseo que ha resultado ser una auténtica sorpresa.

Yo conocía desde hace tiempo la iniciativa que la Meca había tenido organizando unas visitas guiadas a la plaza de toros, pero equivocándome, como es mi costumbre, saqué una conclusión a priori y pensé que eso era una turistada para guiris y que por supuesto no iba con un PTV como yo. Sin embargo, el otro día me dije ¿y si estoy equivocado? Y ¿si vale la pena verlo y contarlo en un ERP? Dicho y hecho, el jueves a la mañana me planté en la puerta del callejón dispuesto a que me enseñasen la plaza como si yo fuese del mismo Güisconsin o de más lejos incluso. La entrada vale 6 pavos, pero al llegar y explicar mis intenciones de plumilla, la chica encargada me dijo que mi pase era invitación de la casa y me extendió el correspondiente tique en el que dice: "Precio 0 €, hora de entrada 10:51:43, le atendió Isaura Fernandez Senosiain". Este último dato estaba de más porque yo a Isaura la conozco de toda la vida y es una chica encantadora, ella hace la visita guiada a los grupos y tuvo el detalle de dejar en su puesto a una compañera y hacerme la visita guiada a mí solo: un lujo. Gracias, guapa.

El primer punto que se visita es la entrada al callejón en la que hay una especie de tribuna desde la que se puede ver un video del encierro proyectado enfrente a derecha e izquierda, "inmersivo" le llaman, que te mete en el recorrido; es un video magnifico que a mí, que tengo el culo pelao de ver encierros, me puso los pelos de punta. Acabado este primer paso se levanta el telón y salimos al callejón, desde él, mientras bordeamos el ruedo, se explican las diferentes partes que componen el coso propiamente dicho, sus 19.720 localidades divididas en tendidos, gradas y andanadas y sus partes funcionales donde se colocan los profesionales y auxiliares para el correcto desarrollo de la lidia. Llegamos a la manga por la que entra el encierro guiado por mansos y dobladores que se refugian en unos burladeros que para tal función tiene a ambos lados, "dejen trabajar a los dobladores" ruge cada mañana la megafonía. En 1958, Ortega, un perro pastor bardenero, se encargó de meter a los corrales a un miura que a nada obedecía, ni capotes ni cabestros fueron capaces de recogerlo, solo el acoso del pequeño can le hizo cambiar de opinión, siendo premiado Ortega con una vuelta al ruedo a hombros de los mozos.

Esta entrada va a parar a un primer corral que cuenta con burladeros en las paredes y un burladero central en torno a un árbol en el que un año encontraron a un guiri muerto de miedo que había entrado con la manada hasta la cocina.

Los toros son separados de los cabestros y llevados al corral del apartado donde comen y beben, aquí pasan sus últimas horas antes de ser enchiquerados. En la zona superior, encima de la puerta, está el lugar en donde se realiza el sorteo. Para ello se meten en un sombrero cordobés seis bolitas de papel de fumar en las que van escritos los números que cada toro lleva grabado a fuego en su lomo. El peón de confianza de cada matador sacará dos papelitos que formarán el lote que a la tarde pasaportará su jefe de cuadrilla. Una vez realizado este trámite, que indicará el orden de lidia de los ejemplares, ya se puede realizar el apartado, que empezará a las 13 horas. Es momento de cita ineludible para los aficionados de postín que se ven cada día en torno a un fino y unas txistorras, comunión norte-sur, que se dejan fotografiar y que con un poco de suerte al día siguiente se verán en los papeles. Desde el balcón del bar donde se da cita el público asistente al apartado se ve un pasillo por donde van pasando los toros que el locutor va describiendo: "Rastrojero, 590 kilos, será lidiado en cuarto lugar por el Juli", y el toro desaparece de nuestra vista. Pero el jueves vi algo que jamás había visto, fui toro y seguí el camino que ellos recorren entrando en los chiqueros en donde a oscuras esperarán hasta que un golpe de clarín les anuncie su hora, una cuerda abrirá su puerta, el bicho pasará a un pasillo intermedio donde le pondrán la divisa y al ver la luz al final del túnel saldrá, por el portón de los sustos, a ver y sentir algo que dista mucho de la paz campera en la que nació y vivió.

Todas estas dependencias son recorridas en la vista guiada, pero antes se ven las cuadras de los caballos, la grande y la auxiliar, destinada a los caballos de picadores, mulillas y caballos de alguacilillos la primera, y a curas de jamelgos y estancia de compañeros de rejoneadores la segunda. De ellas accedemos al patio de caballos, lugar fundamental en día de corrida. Allí se dan cita todos los protagonistas de la tarde, desde las figuras a los areneros, desde los ricos apoderados a los matarifes, desde el tifus a los fotógrafos, desde el asombrado guiri a la guapa aficionada loca por fotografiarse con su admirado matador. Del patio de caballos una manga sale por la puerta de cuadrillas a la luz del ruedo, desfile del miedo que cada tarde llevan a cabo embutidos en su capote de paseo y con la montera calada, excepto si es debutante en plaza, todos los valientes que son capaces de meterse en ese anacrónico vestido para trastear y dar muerte a un burel de 600 kilos que los puede mandar al otro barrio solo con un resoplido. En el pasillo de salida, a mano derecha está la enfermería, que no se puede visitar y ni falta que hace. Cuanto menos se visite mejor. A mano izquierda están el cuarto de los toreros, donde ellos se refugian del pertinaz y pesado público, y la capilla donde la Macarena, la del Rocío, el Jesús del Gran Poder y la Dolorosa de Pamplona tomarán nota de las suplicas de ayuda que cada coletudo les hará antes de salir a cumplir con su compromiso.

Una vez en el ruedo Isaura me hizo ver una cosa que yo no sabía y que me dejó impactado: me hizo ponerme en el centro y dar una fuerte voz. Así lo hice y el eco de la plaza me la devolvió amplificada por mil. ¡Qué tiene que ser oír ahí el clamor de 20.000 voces y el bullicio de 20.000 peñas! Todos los que lo han probado han dicho que nada es igual a torear en Pamplona, y sobre todo han dicho que nada es igual a triunfar en Pamplona. Será que es verdad.

La vista es de 10 sobre 10, os la recomiendo encarecidamente y si os viene algún amigo de fuera no dudéis en hacerla con él, quedará encantado.

Y esto es todo por hoy. Cuidaros mucho, a ver si entre todos hacemos que la actual situación pronto sea un recuerdo.

Besos pa'tos.