Cualquier cierre duele en una ciudad. Pero si además es un negocio de los de toda la vida la nostalgia golpea con más fuerza. El domingo, Pamplona dirá adiós a la mítica Librería Leoz, que tras 79 años vendiendo prensa local, nacional e internacional; revistas especializadas y libros en el soportal número 38 de la Plaza del Castillo bajará la persiana para siempre.

Antonio Leoz, tercera generación y más de 35 años al frente del establecimiento, asegura que la decisión se debe a una suma de factores. El principal, el reciente fallecimiento de su madre, Antonia Gil, "el alma y el motor de la librería, y al irse ella la tienda ya no tiene sentido". El exigente día a día del kioskero y la necesidad de "vivir la vida" también han influido: "Llevo muchos años duros sin descansos semanales. Quiero tener una vida más tranquila, descansar y desayunar con la familia. De normal nos levantamos a las cinco y media de la mañana para hacer el reparto de los periódicos. La tienda está abierta para las siete de la mañana", explica. Además, confiesa, no hay relevo generacional porque sus hijas no quieren coger el timón. "Se van a dedicar a otras cosas de las que creo que van a vivir mejor".

Antonio comenta que estos últimos días están siendo muy "emotivos" porque muchos clientes "de toda la vida" se están pasando a despedirse. Muchos de ellos con regalos: "Uno de ellos me ha regalado un cuadro pintado por él, otro una botella de vino y muchos vienen con flores", señala. Estos clientes recuerdan "el olor a tinta, que les encanta, cuando venían con sus padres y abuelos y les compraban tebeos como El Pulgarcito oEl Pulgarcito El Tiovivo después del concierto de La Pamplonesa del domingo".

Antonio Leoz en el interior de su librería.

También comenta que le hubiera gustado despedirse de gente que no es de Pamplona, pero que viene todos los años a la ciudad por San Fermín o Navidad. "Americanos de toda la vida como Joe Dister, que me decía que le guardara el Herald Tribune o corredores que venían todas las mañanas antes del encierro a comprar el periódico, que se cambian en la tienda y dejaban la camisa ahí", recuerda. "La amistad que has forjado con los clientes a lo largo de estos años es lo mejor", insiste emocionado. Además, ha colocado un libro "para que la gente escriba lo que quiera y me estoy sacando fotos con los clientes en el escaparate".

Los orígenes

En 1940, Antonio Leoz, su abuelo y uno de los fundadores del Club Atlético Osasuna, compró un kiosko de madera en la Plaza del Castillo. Dos años después, en 1942, se trasladaron al soportal número 38, el edificio más antiguo de la plaza, que data de 1676.

A partir de la década de los 50, Agustín Leoz, el padre de Antonio, más conocido por sus amigos como Tintxo, cogió el timón del negocio familiar. En esa época, por la librería pasaron personalidades como Ernest Hemingway, Orson Welles, Osborne, Gregory Peck, Deborah Kerr, Charlton Heston, Antonny Quien o el que sería más tarde presidente de los Estados Unidos, Bill Clinton. "Se hospedaban el el Hotel La Perla y a las mañanas compraban el periódico en la librería".

Antonio entró en la tienda familiar en los 80, pero hasta los 90 no le cedieron el testigo. “A partir de ahí me dediqué más yo, pero no cogí del todo las riendas porque a mi madre siempre le gustaba estar presente”, reconoce. Sus comienzos en el negocio coincidieron “con la época dorada de la prensa” y fueron unas de las primeras tiendas de Pamplona en vender El País: “Llegaba la furgoneta de reparto a las once y media de la mañana y había mucha gente esperando en la calle. También fue el tiempo fuerte de las revistas con Tiempo, Cambio 16, Punto y Hora e Interviú, que impactó mucho, recuerda.También vendía prensa internacional en abundancia, ya que llegó a disponer de 20 tiradas distintas: The Times, The Sun, Daily Mail, Le Figaro, L’Équipe...

Los tours de Induráin

Antonio tiene grabada en su memoria la época de Induráin: “Vendíamos toda la prensa deportiva desde que comenzaba el Giro y hasta que terminaba el Tour”, comenta. Y del mundo del ciclismo, confiesa que Eusebio Unzué y José Miguel Echávarri, antes de formar el Reynolds, compraban La Gazzetta dello Sport y L’Équipe en la librería para informarse de las carreras.

El domingo Antonio dejará su negocio, pero pide a todos los pamploneses y pamplonesas que cuidemos de los kioskeros, “los últimos mohicanos”.