A Alejandra Akerreta le ha sentado muy bien la Escuela de Arte y Superior de Diseño de Pamplona. La semana pasada se enteró de que su expediente en el Grado Superior de Grabado y técnicas de estampación merece un Premio Extraordinario de Enseñanzas Profesionales de Artes Plásticas y Diseño, galardón que otorga el Gobierno de Navarra. Y este lunes ha inaugurado en el Auzotegi de la Txantrea -todo el mes, de lunes a viernes de 17.00 a 20.00 horas- su primera exposición fotográfica. Una disciplina que le cautivó en el grado que estudió previamente, también en el número 27 de la calle Amaya. “Es que en la escuela se está muy bien”, asegura esta pamplonesa de 31 años.

Alejandra se marchó a Madrid para hacer Comunicación Audiovisual, “pero fue el año en el que empezó la crisis, y se acabó lo de estudiar”. Tras 8 años en la capital, decidió volver a Pamplona y retomar los estudios. “Y ya que empiezo, voy a hacer algo que me guste”, se dijo. Sabía que su camino pasaba por la Escuela de Artes, pero no tenía muy claro el ciclo. “Al final decidí que me metía en fotografía. Me encantó, me volví loca. No pensaba que me gustaría tanto. Hay dos profesores maravillosos, Paco Polán y Dicky Rekalde. Todo lo que sé lo he aprendido de ellos”.

Completado el primer grado llegó el segundo, la calificación de 9,01 y un premio que “hace ilusión, mucha. Cuando era más joven no era mala estudiante, pero tampoco buena. Más bien tirando a vaga. Creo que porque no me interesaba mucho lo que estudiaba. Pero al estar en Artes, que era lo que quería hacer, me puse mucho las pilas y fue saliendo. Sabía que tenía buena media pero no sabía nada más, ni que había premio ni nada de nada... y ha salido”, dice.

Una ‘road movie’

Entre tanto le ofrecieron un espacio para montar una exposición. “No sabía si hacer de grabado, de dibujo digital, de foto... Con la Agrupación Fotográfica de Navarra, me surgió la oportunidad de dar una conferencia en el 8-M sobre mujeres en la historia de la fotografía. Y me lancé a la fotografía. Mi idea original era exponer el proyecto final de cuando hice el grado de foto, pero me vine arriba, pensé en hacer algo nuevo... y lo he montado en dos meses. El primer fin de semana que salió bueno lié a los amigos y me los llevé a hacer fotos”, comenta Akerreta.

Dice que En todas norabide “es como si fuera una película de carretera. En el momento en el que estamos los viajes de carretera, los amigos todos juntos... son cosas que no pasan. Por eso estoy contando una especie de cuento. Una metáfora de cómo nos gustaría que fueran las cosas”, relata. En el texto que explica la muestra relata que “esta road movie está mucho más cerca del deseo, de los anhelos de esa gente loca por vivir que no sabe adónde ir salvo a todas partes, de la experimentación ambiciosa del operador-fotógrafo por captar el aire, de la aspiración del spectator por poder volver a lo que es necesario a través de la imaginación”.