Con tan solo 7 años, Ana Zabalza Izko "devoraba" todo tipo de libros y con 10 se animó a escribir sus primeros relatos cortos. Era tal su pasión por crear personajes y contar historias que no dudó en apuntarse a los típicos concursos de cuentos del colegio. En la adolescencia, Zabalza se enganchó a la saga de Harry Potter y se dio cuenta de que lo que verdaderamente le gustaban eran las novelas profundas, complejas y extensas. Al principio, se encontró con un inconveniente. Al sufrir una discapacidad visual, todo lo que creaba estaba en braille. Por lo tanto, hasta que no dominó el teclado del ordenador, sus relatos no fueron legibles públicamente.

A los 17, Ana se planteó el reto de escribir una novela. Y lo cumplió aunque nunca la divulgó. Cinco años más tarde dio un salto en su recorrido como escritora. Creó Lafken: la esperanza del traidor, la novela ficticia que presentará este miércoles (20.00 horas) en el Centro Cívico de Arre, después de cuatro años de cambios, correcciones y revisiones. Esta novela cuenta cómo el ancestral estilo de vida de los habitantes de la isla de Lafken se ve amenazado por el progreso de un antiguo habitante. Esta sinopsis está inspirada en las películas Los 4 samuráis y Los 7 magníficos, así como en el relato que escribió Zabalza con tan solo 15 años y con el que ganó un premio.

Las dificultades

Antes de poder venderla directamente, en la página web hebrasdetinta.es o en las librerías, el trabajo de Ana fue rechazado por varias editoriales por considerarle una escritora novel. No obstante, la de Arre persistió hasta que en plena pandemia la editorial madrileña Hebras de Tinta se interesó por el libro Lafken, que hace referencia a la extensión del agua en la cultura mapuche. Al contactar con ellos, Zabalza se enteró de que su primera novela se autopublicaría. "No era mi primera opción, ya que el proceso de venta lo tienes que hacer tú y es un poco caro", afirma Ana, que con 27 años sacará la segunda parte de la novela independientemente de la acogida que tenga.

La navarra siempre ha demostrado ser una persona valiente, que no se achica ante nada. En su día, no se rindió cuando recibió varias negativas. Y tampoco lo ha hecho ahora cuando ha tenido dificultades para escribir escenas de acción o describir paisajes. "Puedo imaginar qué olor hay en el ambiente, qué aire se respira, si la superficie es llana, etc. Pero no puedo ver la realidad, por lo tanto, muchas veces tiro de imaginación", explica.

Por suerte, Ana siempre ha estado rodeada de los suyos cuando toma decisiones importantes, como escoger la portada

de su libro. Es más, a la hora de crear una nueva visión de la ficción "me ha influido positivamente el hecho de que habitualmente utilice mis cuatro sentidos". En definitiva, Ana se muestra satisfecha cuando habla del resultado y solo espera que Lafken sirva para pasar un buen rato y hacernos reflexionar sobre cómo tratamos algo que no conocemos.