sesma - “Con algunas ampollas en las manos pero disfrutando al máximo y recordando viejos tiempos”. Así vivieron ayer la XIX edición de la feria Artesparto los principales protagonistas de la misma, los sesmeros que mostraron cómo se ganaban la vida hace años tratando el esparto , una planta silvestre que nace en el término municipal.

Julio Gurrea, Pili Gurrea, Feli Etayo, Rosario Etayo, Mari Sádaba, Mª Carmen Soria, Tomás Goicoa, Mercedes Gurrea y Antonio Etayo rememoraron, bajo la atenta mirada de cientos de personas, el oficio de los esparteros, un trabajo que sirvió de sustento para unas 200 familias humildes del municipio.

La mayoría de ellos empezó a trabajar con apenas 10 años y a pesar de que hace más de medio siglo que dejaron de hilar, trenzar, coser y majar el esparto, ayer gozaron de este día tan especial.

“En cada época se vive una cosa. Entonces trabajábamos mucho porque sino no teníamos para comer pero nos juntábamos en las bajeras y lo pasábamos en grande contando historias”, apuntaba Soria al tiempo que aseguraba que de cara al año que viene, en el 20º aniversario, les gustaría organizar algo especial.

Además, y con algo de pena, reconocía que esta tradición con el paso de los años tenderá a perderse porque “si no lo has vivido es difícil ponerte aquí a tratar el esparto”.

plato estrella Otro de los atractivos del día estuvo en la degustación de migas que tuvo lugar a lo largo de la mañana. Unas 2.500 raciones se repartieron de este manjar que se encargaron de elaborar, con paciencia y mimo, un grupo de vecinos de forma altruista.

Este año a los ya expertos en la materia Tomás Goicoa, Teodoro Lumbreras, José Mª Palacios, José Vidal José Mª Roldán, Ángel Armendáriz, Kiko Zábal y Pedro Mª Etayo se sumaron cuatro incorporaciones. Nacho Asensio, Aníbal Fernández, Jorge Zábal y Javi Olcoz se pusieron este año por primera vez el delantal y ayudaron a elaborar las nueve perolas de migas de pastor.

De acuerdo con Asensio, “en los pueblos hay que ayudar porque las tradiciones están para preservarlas y no para perderlas”. Y es que desde hacía años que los sesmeros veteranos venían demando ayuda y relevo generacional.

“Es una experiencia muy positiva y enriquecedora, así que el año que viene repetiremos. Lo que sacamos en claro después de hoy es que vamos a valorar y apreciar mucho más las migas porque hemos visto el trabajo que requieren”, insistía Ansensio.

De hecho, ayer utilizaron 145 kilos de pan, 45 de picadillo, 16 de panceta, 7 de ajos, 25 litros de aceite, agua y “mucho amor”, de acuerdo con Palacios.

Los vecinos y visitantes también pasearon por el gran mercado de la plaza, visitaron el centro etnográfico y los más txikis disfrutaron con los talleres infantiles. También hubo exposiciones y exhibiciones.