n Leitza, al igual que en todas las localidades, la emergencia sanitaria del COVID-19 ha cambiado totalmente el día a día de este pueblo. Pero frente a las calles vacías, desde el principio comenzó a gestarse una red ciudadana para ayudar a las personas más desfavorecidas, con casi un centenar de voluntarios, a la vez que se ponían en marcha otras iniciativas sociales y culturales para paliar de alguna manera las consecuencias del confinamiento.

"Fuimos conscientes de que esta crisis es un hito histórico y que merecía la pena tratarlo como tal, recoger todo lo que se está haciendo para preservarlo de cara al futuro", apunta el alcalde, Mikel Zabaleta. "Con ese material se realizará un documental para poner en valor todo el trabajo colectivo que se ha hecho y la respuesta que se ha dado como pueblo a este problema", destaca.

Por ello, el Ayuntamiento de Leitza ha firmado con Labrit Patrimonio un convenio de colaboración para realizar la recopilación, salvaguarda y transmisión de las vivencias de los y las leitzarras en esta situación excepcional. "En esta crisis sanitaria pero también económica y social creemos que es importante reforzar el sentimiento de comunidad y seguir trabajando en este sentido. El documental puede ser una herramienta, más allá del valor antropológico que puede tener", observa el alcalde. "Es una etapa de la historia que marcará un antes y un después y que el Ayuntamiento de Leitza ha querido recoger para que dentro de unas décadas, pueda disfrutar de este patrimonio inmaterial, una muestra exquisita de buenas prácticas", incide .

Lo cierto es que en estos casi dos meses del estado de alarma la vida en Leitza no se ha detenido, y gracias a un gran auzolan, los baserritarras han podido seguir vendiendo sus productos a través de la iniciativa Baserritik etxera, mientras los bomberos voluntarios desinfectaban el pueblo y echaban una mano en el Centro de Salud y se sucedían otras propuestas culturales y sociales, con vídeos colectivos, canciones creadas a distancia o un cross popular desde casa entre otras.

La idea surgió de Labrit Multimedia, especialista en salvaguardar la memoria. "Cuando comenzó la crisis del coronavirus, suspendimos todas las campañas que teníamos en marcha de recogida de memoria oral porque veíamos que eran un grupo de riesgo por la edad", recuerda Itziar Luri, gerente de Labrit. Pero pronto percibieron que se trata de un momento histórico. "Esta crisis quedará en el imaginario colectivo, como otros muchos hechos, y que mejor que recoger los testimonios ahora para poder contextualizarlos dentro de 20-30 años. Estamos en el momento", observa Luri.

Así, pensaron en Leitza. "Es un pueblo referente y cuando propusimos la idea en el Ayuntamiento la vieron enseguida", apunta Luri, al tiempo que adelanta que otras localidades están interesadas también interesadas en la recopilación, salvaguarda y transmisión de toda la experiencia transcurrida durante estos meses desde el punto de vista histórico, antropológico y humano. "Hemos hecho grandes esfuerzos individuales y colectivos. Nos merecemos este reconocimiento", abunda.

En el caso de Leitza, el documental se realizará en torno a ocho entrevistas a personas que han estado en primera línea, con representantes de diferentes colectivos y agentes sociales. "Hemos sacado algunas imágenes y se han grabado algunos momentos de la fase más dura. Pero será la memoria y los testimonios los que darán forma y el diseño definitivo al documental", explica. Así, ya han comenzado con la documentación y caracterización, pendientes de la cómo evoluciona la desescalada para ver si es posible hacerlas de forma presenciales las próximas semanas. Se prevé que estará finalizado para diciembre.

La idea es que se pueda ver en nuevo Herri Aretoa, un proyecto que sigue adelante a pesar del frenazo que ha supuesto la emergencia sanitaria. "La inauguración se ha retrasado mucho. Se han retomado las obras pero los gremios deben trabajar uno por uno", apunta el alcalde.