os vecinos y vecinas de Arakil tampoco pudieron celebrar la festividad de Santiago, el día del valle, una fiesta que comienza siempre en Itsasperri, el mismo lugar en el que durante siglos se reunió el Ayuntamiento del valle y continúa en los diferentes concejos. Y es que en este verano especial la salud es lo primero. Por ello, para evitar aglomeraciones pero sin olvidar esta fiesta que une a los 12 pueblos del valle, el Ayuntamiento de Arakil pensó celebrarlo de otra manera, con un pequeño pero emotivo homenaje a las personas que en estos tiempos de incertidumbre han estado al pie del cañón.

Es el caso de los y las vecinas que han formado parte de la red solidaria que en lo peor de la pandemia se prestaron a ayudar a las personas que lo estaban pasando mal. También las costureras de Ihabar que cosieron sin descanso mascarillas para proteger a la población y por último a Igantzi Jauregi, del bar-restaurante Iratzar de Etxarren, un joven que se vio obligado a cerrar su negocio tras la declaración del estado de alarma pero que siguió entre pucheros para ayudar a los demás. Y es que ofreció comida caliente a camioneros y trabajadores a cambio de la voluntad, un dinero con el que compró material sanitario para hacer frente así a la lucha contra el coronavirus

Por motivos de seguridad, acudió una pequeña representación en el caso de los grupos. No obstante, el homenaje era extensivo a todos y todas, como destacan desde el Ayuntamiento. Por ello, envió una carta a todas estas personas para decirles que habían sido la luz de la oscuridad en estos tiempos difíciles, una preciosa misiva con un vistoso eguzkilore, la flor que representa al sol y posee las mismas funciones místicas atribuidas al astro. Lo cierto es que en Arakil hubo muchas personas dispuestas a ayudar, por lo que se decidió poner en marcha la red solidaria. Este grupo formado por 21 personas estuvo representado por Mª Ángeles Zabaleta y Miguel Ramírez, la persona de más edad y más joven de esta red tejida durante la pandemia. Por parte de las costureras acudió Miguel Marcos Crespo, quienes junto a Jauregi fueron agasajados con un aurresku de honor en el exterior de esta centenaria ermita.

El Día del Valle suele ser también la fecha elegida para dar la bienvenida a los niños y niñas nacidos el pasado año. Eran ocho en total: Unax Alegre, Javier Ganuza, Amaia Huarte y Aner Moreno, de Ihabar, así como Leo y Janire Erviti, de Egiarreta; Neizan Koldo Millo, de Errotz y Xabier Taboada, de Satrustegi. Hasta sus pueblos se desplazó una representación del Ayuntamiento acompañada de trikitixas y txistus para entregarles el pañuelo festivo que simboliza este recibimiento.