Justicia, verdad y reparación, no pide más Txaro Arregi, hermana de Mikel Arregi, concejal de Lakuntza tiroteado por la Guardia Civil el 11 de noviembre de 1979. Tenía 32 años. De su memoria se encarga Mikel Arregi gogoan, una plataforma popular creada cuando se cumplían 40 años de la muerte de este lakuntzarra. Con el fin de que quede constancia de aquellos hechos y que los conozcan las nuevas generaciones, se ha publicado un libro. Se presentó el pasado domingo en la casa de cultura, con el aforo reducido al completo. Y es que como señaló Jone Areta "la muerte de Mikel afectó a todo el pueblo. Este libro representa una parte de la historia de Lakuntza".

Lo cierto es que aquellos sucesos quedaron grabados en la memoria de los y las lakuntzarras. Muchos también recuerdan a aquel joven, parte activa en la vida del pueblo. No en vano, participó en la creación de Sakana Cooperativa, formaba parte del equipo Lagun Artea y fue uno de los promotores del nuevo local de la sociedad Lakuntzako Pertza. También estaba en el aquel grupo independiente con ideas abertzales y progresistas que se creó de cara a las primeras elecciones democráticas. Precisamente, el libro también refleja una época, la de la transición.

"Es el relato de la situación represiva que sufrió y sigue sufriendo Euskal Herria por parte del Estado y sus aparatos", señaló Txaro Arregi, que agradeció el trabajo realizado a la plataforma así como a Sakana Cooperativa y al Ayuntamiento de Lakuntza su aportación económica. Del diseño y la maquetación se ha encargado Iker Uribe, quien destacó la importancia en el libro las fotografías del fondo de la familia. Se han editado 200 ejemplares que se pueden adquirir en Lakuntza y en las librerías de Etxarri y Altsasu.

TIROTEO Mikel Arregi junto con otros cuatro amigos volvían de Ziordia de pagar las morcillas del día de Lakuntzako Pertza de dicho año. Después de echar unos potes en Altsasu, tomaron el camino de Lakuntza hacia la una de la madrugada. Al llegar a la altura de Etxarri Aranatz la Guardia Civil ametralló el coche. "Parece un milagro que sólo uno de los cinco muriera", observó Txaro Arregi.

"Para nosotros fue un drama pero para mi madre fue fulminante. Desde ese día dejo de querer vivir. Era su hijo preferido, el más cercano a ella", recordaba su hija menor. La versión oficial dijo que se saltaron un control. Según los otros cuatro jóvenes que iban en el coche, los guardias civiles salieron de las sombras y ametrallaron el coche. En la sentencia se recoge que realizaron 16 tiros con metralleta. Una bala entró en la cocina de una vivienda cercana y un camión también recibió un impacto. Tras la muerte de Mikel se sucedieron las movilizaciones, con una huelga general el día 13. El día antes se celebró el funeral en el exterior de la iglesia de Lakuntza, con la presencia de numerosas personalidades y cargos políticos del momento.

Según publicó El País, había más de 2.000 personas. El 14 se realizó una asamblea informativa en la plaza con los compañeros que iban con Mikel Arregi en el coche. Acudieron cientos de personas, entre ellas varios cargos electos de la izquierda abertzale. "La Policía Nacional cerró todas las calles de salida de la plaza y comenzó a disparar pelotas de goma contra los concentrados", recuerda Txaro Arregi. "Después de la primera carga comenzaron a golpear a los asistentes con las culatas de las bocachas y las metralletas. La gente se agolpaba contra las paredes mientras era brutalmente golpeada", contó. "Aquello fue de miedo, no nos libramos nadie, tampoco la familia. A mí me dieron un golpe con la culata", recordaba. Una decena de personas tuvieron que recibir atención hospitalaria.

COMISIÓN DE INVESTIGACIÓN A iniciativa del Ayuntamiento de Lakuntza, a los pocos días del tiroteo se creó una comisión de investigación formada por electos, familiares, amigos y numerosos testigos. "Se demostró que cuando el coche pasó por ese punto en Etxarri Aranatz ya no había control alguno, y si lo hubo, ya estaba desmontado", recordaba su hermana.

Asimismo, se completó un extenso informe que se presentó ante un juez para que abriese una investigación oficial. "El trabajo de esta comisión así como la presión que ejerció el pueblo fue fundamental para que celebrara el juicio, cosa muy difícil, por no decir imposible, en casos parecidos en aquellos tiempos", incidió. Así, este juicio fue una excepción en la época. Se celebró en septiembre de 1981. Aunque la acusación popular consiguió demostrar que no había control se calificaron los hechos como "una infracción por imprudencia simple" y el autor de los disparos fue condenado a dos meses de arresto mayor además de los costes procesales e indemnización a la familia además de reparar el vehículo, en la cocina de una vivienda y un semirremolque.