La carretera local NA-2100 recorre el Valle de Urraúl Alto en un tránsito solitario en que a penas se cruzan los últimos agricultores que vuelven de sus faenas del campo. La primavera llega con luz de invierno y la oscuridad se adelanta al reloj en una fría tarde de marzo. Transcurrido un cuarto de hora desde el cruce que se adentra en el valle, se divisa al fondo la luz de los faroles de Santa Fe, un conjunto arquitectónico restaurado en parte como hotel rural,que acoge el turismo.

La Hospedería de Santa Fe es, además de parada y fonda, el único punto de encuentro del valle. La apuesta en su día del Gobierno y del Ayuntamiento de Urraúl Alto por transformar el conjunto en un recurso turístico es en sí misma un proyecto de desarrollo rural completo.

"Es lo único que tenemos para ofrecer y nos satisface que está abierto y que funcione", expresa el alcalde, Martín Iriarte Vizcay.

Al frente de la gestión hostelera están, desde hace cuatro años, Merche Zapata Solá y Enrique Ceballos Abad. Ella es chef, de Barcelona y llegó a Navarra en 2008.

A Santa Fe acudió años más tarde, atraída por los buenos comentarios del lugar de una clienta. La Hospedería colgaba entonces el cartel de cerrado, tras el cese de sus anteriores gerentes. Era un día frío y gris de los puentes de diciembre, cuando el sitio le enamoró. " Fue la tranquilidad, la paz que desprendía y decidimos tirarnos a la piscina. Cuando vi este comedor pequeño supe que era mi sueño, y Enrique se vino conmigo". relata.

Siente que el lugar es único y tiene magia, que eso fue lo que le cautivó. "Si vienes buscando el silencio y el contacto con la naturaleza, este es sin duda un lugar maravilloso porque, mires por donde mires, todo es verde", señala. En febrero volvieron a visitarlo y lo conocieron con nieve. Se tuvieron que quedar a dormir y les dieron la adjudicación. La acogida del Ayuntamiento, rememora, "no pudo ser mejor". El alcalde recoge el cumplido. "Nosotros ayudamos en todo lo que podemos", resume.

Declarado Bien de Interés Cultural por el Gobierno foral, Santa Fe contiene una iglesia protogótica (siglos XII y XIII), claustro del XII y un espectacular hórreo del siglo XIV. Ofrece alojamiento (6 habitaciones, 11 plazas) y comedor. Este se llena de celebraciones del valle y, es en la actualidad, el referente de ocio, de partidas, almuerzos y encuentros intergeneracionales.

CORRESPONDER

Merche no obvia que ocuparse de la Hospedería es sacrificio, admite, porque solo cierra los lunes. Siente que trabajan mucho, a sabiendas de que en Santa Fe no se harán ricos. Ya se despertó de su sueño el segundo año. "El primero fue muy bueno; el segundo, el del batacazo, y el tercero llegó la pandemia de la covid-19".

Durante el confinamiento, asegura, "lejos de hundirme, me he levantado. El pueblo nos ha ayudado y el Ayuntamiento se ha portado muy bien incluso con el alquiler".

"La pandemia para nosotros no ha sido mala y nos hemos sentido correspondidos. La gente del valle venía a preguntarnos si estábamos bien o necesitábamos algo. Es de agradecer. Además, la crisis santaria y el cierre perimetral han servido para que la gente se sitúe en Navarra y la conozca. La Semana Santa la tenemos llena de reservas de la provincia. Antes, aquí venían, sobre todo, de Madrid, Barcelona, Valencia y Guipúzcoa".

En los meses pasados han comprobado que hay jóvenes dispuestos a quedarse a vivir en el valle si les dan la oportunidad de teletrabajar y hay una buena conectividad. "Estaría bien que la Administración facilitara todo lo posible estas decisiones porque ayudarían a evitar la muerte de estos valles", sugiere Merche.

La pareja siente que acertó con su decisión . "

El dinero no lo es todo. Este es el lugar ideal para perderse y probar un cambio de vida. Ahora solo falta seguir dando oferta cultural y de ocio al valle. Aquí encontré mi sitio, un lugar pequeño en el que trabajar y vivir. Y no nos importaría jubilarnos en el valle, confiesan. l