- Con décadas de retraso pero con un fuerte sentimiento de memoria y reparación, la ciudad de Sangüesa honró ayer a 10 de sus 43 vecinos asesinados tras el golpe de Estado de 1936 por su ideología social y política. Un homenaje realizado en colaboración a los familiares y a la asociación que los agrupa, Affna-36, en el que se colocaron los conocidos como 'adoquines tropezones', pequeñas placas de latón con inscripciones identificativas de cada víctima.

Nombre, apellidos, lugar y fecha de nacimiento y de muerte, en una inscripción que comienza con un "aquí vivió...". Un reconocimiento individualizado que se extiende a todas las personas represaliadas por los sublevados contra la II República. "Es un homenaje sencillo y sincero", expresó el vicepresidente de Affna-36, Eneko Arteta al centenar largo de personas congregadas a mediodía bajo el Ayuntamiento. "Con estas placas nuestros familiares recuperan el espacio que les arrebataron", añadió, Pilar Marco, nieta de Liborio Marco Miguéliz y promotora de la iniciativa de la mano del Ayuntamiento de Sangüesa, a quien agradeció "su valentía" por hacer suya la iniciativa.

Junto a ella estuvieron los representantes de colectivos e instituciones: Amaia Lerga (presidenta de Affna-36), Josemi Gastón y César Layana (Instituto Navarro de la Memoria) y en representación de la ciudad, la alcaldesa de Sangüesa, Lucía Echegoyen y los ediles Mikel Mayayo y Rober Matxin (APS y EH Bildu). La oposición municipal, formada en su totalidad por el grupo local AISS no estuvo presente en el acto.

Tras las intervenciones previas , la comitiva se puso en marcha saliendo de la ciudad por delante de Santa María. La primera parada tuvo lugar, pasado el puente, en la intersección de la calle Mayor y la carretera NA-8603, donde se colocó la placa a Félix Larriqueta Maisterra. "¡Qué ganas tenía de hacer esto!", exclamaba su nieta, Celia Larriketa sosteniendo en sus manos el pequeño adoquín. El segundo homenaje fue para Liborio Marco, militante en de la CNT, asesinado en el Alto de Loiti. Su nieta, Yolanda Marco recordó la importancia de este homenaje para toda su familia, y sobre todo para su padre, ya fallecido, que creció con el estigma social "de ser el hijo de un rojo".

Tres generaciones se juntaron para colocar la tercera placa, para los hermanos José y Luis Benedé Artieda, junto al número 15 de la calle Alfonso el Batallador. Emocionada y con la voz quebrada, Merche Benedé recordó a los dos hermanos de su padre, uno asesinado en San Cristóbal en 1936; el otro, exiliado en Francia, donde murió sin poder regresar en 1969. "Fueron asesinados por ser luchadores del bien común", denunció, instantes antes de comenzar el partido.

El recorrido siguió por otros siete lugares de la ciudad, terminado en la cale Pino, honrando también la memoria de: José Uroz Navallas, Félix Zubiate Murillo, Isidro Artieda Martínez, Martín Lozano Segura y Primitivo Palacín Campaña.

En una de ellas, frente a la iglesia de Santiago, donde vivió Javier Rocafort Apesteguia, Koldo Pla (colectivo Txinparta) leyó la última carta que Rocafort mandó a su hijo, días antes de ser fusilado. Su hija María Ángeles, y su nieto Mikel Rocafort precedieron a Pla. Con emoción en el habla, el nieto se dirigió al abuelo frente a la que fue su casa, diciéndole que sus 8 nietos y 8 bisnietos llevan "con orgullo su apellido".

Stolpersteine. La colocación de 'adoquines tropezones' (o adoquines dorados) comenzó a desarrollarse en Alemania en recuerdo de los represaliados por el régimen nazi. En Navarra, Pamplona fue pionera en su colocación en 2015.

Homenajeados. Desde ayer, Sangüesa recuerda a: Liborio Marco Miguéliz, Félix Larriqueta Maisterra, José y Luis Benedé Artieda, Javier Rocafort Apesteguia, Félix Zubiate Murillo, Isidro Artieda Martínez, Martín Lozano Segura, Primitivo Palacín Campaña y José Uroz Navallas.