El Consorcio Eder apuesta por explotar turísticamente las prácticas aéreas de los aviones militares dentro del Polígono de Tiro dado que lo considera un elemento “singular y curioso”. Así se manifiesta en el avance del diagnóstico del Plan de Turismo que ha elaborado para la Comunidad de Bardenas, y por el que la entidad pagó 77.500 euros al Consorcio, que fue aprobado con el respaldo unánime de los 22 entes congozantes el pasado 7 de marzo. Dentro del apartado de “otros usos” de las Bardenas Reales, el texto en el que se analizan posibles puntos fuertes y débiles del turismo en Bardenas así como su evolución en un futuro se señala que “el Polígono de Tiro, denostado por muchas asociaciones, es un elemento singular y curioso que, según las peticiones de actividad de las empresas turísticas, tiene su público. La observación de maniobras de aviones sin fuego real y desde algunos observatorios en altura es un atractivo añadido”.

Según el texto, lo que se pretende desde el Consorcio Eder (entidad que preside el alcalde de Tudela, Eneko Larrarte, de Izquierda-Ezkerra) es tratar de aprovechar y poner en valor el hecho de que cientos de aviones al año hagan prácticas de tiro y de vuelo sobre el territorio bardenero, algo que, según señala, tiene su público y que algunas empresas turísticas muestran como un atractivo más de la zona.

El avance del diagnóstico del Plan de Turismo tiene como objetivo “regular el uso público de los turistas del Parque Natural y Reserva de la Biosfera y obtener una mayor rentabilidad ambiental”, teniendo como uno de los objetivos analizar y profundizar en cómo se podría sostener y financiar el Parque Natural una vez que desapareciera el Polígono de Tiro.

Para ello se han analizado cómo se realiza la gestión en otros parques similares, cómo se cobran las entradas y cómo se mantienen al mismo tiempo que se profundiza en las debilidades y fortalezas del desierto ribero haciendo hincapié también en los problemas que podría crear una saturación de los turistas.

Se señala que la construcción de nuevos centros de información y acogida, de forma similar al de Aguilares, “supondría una importante herramienta para establecer toda una serie de acciones de control de acceso, regulación de usos y obtención de información del perfil del visitante”, algo imposible hoy en día. Así, el único parámetro que puede medir la presencia humana en Bardenas es el número de turistas que preguntan en Aguilares, una cifra que ha ido aumentando exponencialmente desde 2012, pasando de 33.924 al año a los 69.241 en 2017 (13.000 más que los 56-094 registrado en todo el año 2016). Así se confirma que el mayor número de turistas proceden del País Vasco (28%), seguidos de navarra (20%), Cataluña (16%) y Madrid (15%).

Bien es cierto que la demanda internacional es casi tan importante como la nacional, al representar el 45% de las consultas y de ellos los franceses suponen más del 80%. El documento también pone sobre la mesa la dificultad para saber cuántos descubren las Bardenas con guías por “la falta de cooperación y coordinación entre el centro de información y las empresas que no suelen facilitar los datos de sus visitantes”. Sin embargo, estas cifras, pese a ser elevadas, no son en absoluto reales ni “definitorios” ya que en el propio Plan de Turismo se reconoce que “solo entre un 20 y un 30% de los visitantes de las Bardenas Reales entran a informarse a Aguilares”. Según esta afirmación, el número de visitantes habría que multiplicarlo por cinco, lo que significaría que al año pasan por Bardenas unas 350.000 personas.

Datos sobre la incidencia de la actividad turística. El avance del diagnóstico del Plan de Turismo señala que “la obtención de datos del perfil del turista es un elemento de vital importancia para el seguimiento y mejora de la oferta turística del destino”.

Afectaciones a la fauna. El diagnóstico resalta que dentro del análisis de la incidencia ambiental que tiene la presión de las actividades humanas, “todas las especies toleran mucho mejor la cercanía de la aproximación de vehículos que de caminantes o ciclistas (no reconocen a la persona dentro) y dentro de ellas son especialmente sensibles las más amenazadas como el alimoche o el águila real, mientras que el buitre leonado es más permisivo con las personas”. Como solución, más que la prohibición apuestan por las “visitas controladas por guías especializados”. En este apartado no se menciona para nada la actividad militar habitual en la zona, ni si el vuelo de los aviones afecta a la avifauna.

Red oficial de viajes y senderos. Para tratar de evitar la masificación de visitantes y las afecciones que puedan ocasionar se recomienda concretar el tránsito de vehículos y personas a través de “una red oficial de viales y senderos”. Para ello se insta a instalar barreras físicas en los caminos restringidos, perímetros de protección en torno a 500 metros alrededor de las cornisas y barrancos con presencia de grandes rapaces (Ralla, Rallón, Piskerra, Punta de la Estroza, Vedado de Eguaras, Rincón del Bú?), señalar los hitos paisajísticos del parque Natural y reforzar el servicio de guarderío.

Recorridos a pie, en bicicleta o vehículos 4x4. Se proponen accesos al parque “por puntos de entrada claramente definidos, que conecten aparcamientos y lugares habilitados para la recepción del visitante”. Además recomiendan “un recorrido a pie o en bicicleta hacia uno o varios miradores bien equipados con señalización interpretativa”, siendo las rutas abiertas al público en general. Desde estos centros deberían salir igualmente visitas guiadas en “minibuses o vehículos 4x4 para grupos reducidos”, bien en recorridos circulares o con paradas en miradores.