Trabajo, trabajo, trabajo y más trabajo. Ése es el leitmotiv de los padres y madres de los 190 alumnos de la ikastola Argia desde que el pasado mes de octubre se anunció que ellos iban a acoger el Nafarroa Oinez del 20 de octubre de 2019. Un gran número de comisiones, que cuidan y estudian todos los aspectos de la próxima fiesta de las ikastolas, se reúnen cada día para que dentro de siete meses todo esté afinado y engrasado. Una situación que no es nueva para el centro ribero que hace seis años ya organizó otra, multitudinaria y todo un éxito. Al frente de toda esta organización se encuentran dos mujeres, Argiñe Korta (directora del centro) y Maru Eriz (presidenta y coordinadora), como tradicionalmente ha sucedido en este centro ribero del que ellos mismos destacan su “carácter comarcal”, un elemento importante que a veces olvidan las administraciones.

Korta destaca que “es mucho trabajo, dedicación y organización. La situación no es diferente al del resto de ikastolas de Navarra cuando les toca, pero es cierto que a las ikastolas tampoco nos asusta el trabajo. Siempre estamos metidos en unas salsas u otras; es parte de nuestro carácter y nuestra identidad”. Con ésta edición serán cuatro ocasiones en que Tudela ha festejado el euskera.

año y medio Pocos se paran ahora a pensar en ello pero este Izan ArgiTenlo claro! o ¡Sé luz!) del Oinez de 2019 servirá también para celebrar los 35 años de vida de Argia, un centro muy especial no solo por la gestión conjunta que padres y profesores realizan del mismo en forma de cooperativa, sino también por ser el único en la Ribera (legalmente zona no vascófona) que imparte la educación íntegramente en euskera “con el método de inmersión, que es el único que garantiza el aprendizaje de una lengua”, asegura la directora.

El lema que emplearon para celebrar su 25º aniversario, Ezina, ekinez, egina (Lo imposible, con tesón, se consigue), puede marcar perfectamente la historia de este centro que, desde 1984, en diversas formas y emplazamientos, lucha denodadamente por traer la enseñanza en euskera a la Ribera. Para muchos, en aquellos años parecía un sueño tener una ikastola en la Ribera pero cinco familias apostaron por ello en unos locales de la peña Beterri y hoy en día esos cinco alumnos que asistían a clase (Félix Romano, Lorea Jiménez, Itziar Irujo, Aitziber Aldaia y Ainhoa Fernández) se han transformado en más de 190, acompañados por 21 profesores y otras 6 personas que trabajan en el centro. El salto definitivo tanto en cantidad de alumnos como en calidad de la enseñanza se produjo cuando, después de pasar por diversas sedes, decidieron abandonar una antigua vaquería que existía en el Camino Viejo a Murchante para instalarse en Fontellas, algo que pudieron lograr gracias al primer Nafarroa Oinez de 1995.

Como explica Korta, el objetivo de la celebración del Oinez en Tudela tiene dos vertientes, por un lado “la inversión pedagógica, estamos inmersos en un nuevo marco pedagógico que requiere inversiones en infraestructuras y materiales”, por otro, seguir haciendo frente a la deuda que asumieron cuando en 2007 cuando debieron construir un polideportivo y un frontón como contraprestación a su legalización. A partir de entonces pudieron acceder a las ayudas del Gobierno como cualquier otro centro. Además, desde hace 4 años “tenemos ayudas al transporte y al comedor. No hay que olvidar que Argia ikastola es un centro comarcal. Admitimos niños de 11 localidades de la Ribera”, recuerda Korta. Los Oinez, al margen del empuje económico, “han ayudado mucho a darnos a conocer ya que el primer objetivo de todas las ediciones es difundir nuestro proyecto y hacer participe a toda la Ribera de esa fiesta y de nuestro colegio”.

El trabajo de organización del Oinez en Argia comienza “un año y medio antes” con la creación de una junta permanente compuesta por 15 personas, cada una de las cuales representa a otra comisión (de actividades, sanidad, seguridad, hostelería, protocolo... integrada por otras 15 personas) que trabajan todos los días. Desde Argia creen que el Ayuntamiento de Tudela “no reconoce nuestro carácter comarcal. No nos mete en la Comisión de Escolarización porque estamos en Fontellas pero las tres cuartas partes del alumnado es de Tudela y somos un centro con un modelo lingüístico único en toda la Ribera. Ahora hay más cercanía que antes pero no tenemos acceso a los servicios que tienen los demás centros y a actividades como natación o promoción de lectura”, reprochan.

En este sentido recuerdan que hace unos meses el Consistorio les dejó fuera en unas “jornadas de buenas prácticas” a las que acudieron todos los centros menos Argia. “No fuimos invitados y sin embargo somos ponentes de buenas prácticas en el CAP que organiza el Gobierno de Navarra. Da algo de rabia, que pase eso, pero es así”.

Korta reconoce que después de 35 años aún “se desconoce nuestro funcionamiento”, algo en lo que reconoce “quizás también tenemos parte de culpa aunque otras instituciones deberían difundir más nuestro trabajo”. Una de las fortalezas de Argia es que “somos un centro pequeño”, lo que, además de posibilitar la cercanía en el trato, hace que “tengamos un claustro muy fijo que posibilita hacer proyectos de innovación porque cuentas con ellos para años. No son itinerantes”. Como han repetido en muchas ocasiones, “son muchos más los que quieren educar a sus hijos en euskera que quienes pueden hacerlo” por lo que el centro necesita ayuda para su mantenimiento dado que el futuro del euskera en la Ribera no puede quedar en manos de las 150 familias que conforman Argia Ikastola”.

El próximo 12 de abril comienzan ya las actividades del Oinez 2019, con una exposición de arte que después llegará a Tudela.

Directora de Argia

primera ampliación

l Traslado. La concesión del

Oinez de 1995 supuso un espaldarazo para consolidar el proyecto educativo y aunque los alumnos se

trasladaron en enero de 1996, la inauguración oficial no se produjo hasta el 30 de marzo. Solo cuatro años más tarde, el nuevo centro volvió a quedarse pequeño y tras una fuerte aportación de las familias, en 2000 se construyó un segundo piso que supuso 8 nuevas clases, laboratorio, sala de informática, biblioteca, aula de música, sala de profesores y aula de tecnología.

1984

Creación. Ese año empezaron las clases en unos locales de la peña Beterri.

la historia

l Las sedes. Hay que remontarse al 5 de noviembre de 1984 para buscar el nacimiento de Argia. De la unión de varios padres para poder dar a sus hijos una enseñanza en euskera, hasta entonces algo imposible en la Ribera, nació este centro que, en un primer momento, impartió sus primeras clases en el primer piso de la peña Beterri de Tudela. En aquella habitación se comenzó con 5 alumnos a los que luego se les unieron dos más. En solo un año se multiplicaron por tres lo que obligó a buscar un nuevo local, que se encontró en la calle Ferial. En esta casa, con sótano y patio, se realizaron diversas reformas para adecuarla a

las necesidades educativas y allí permanecieron hasta 1990 en que llegaban a 40 alumnos. De ahí pasaron a una antigua vaquería durante 6 años y luego a Fontellas en 1996.