Hay que peinar canas para saber qué fue el Rock Radical Vasco, y muchos de los que las peinan bailaron, hasta descoyuntarse, y entonaron como himnos sus canciones sin saber que el origen de tal denominación se encuentra en Tudela, en un concierto antimilitarista, pacifista, contra la OTAN y en recuerdo de Gladys del Estal (de cuya muerte se cumplen ahora 40 años), que se celebró el 22 de octubre de 1983. Tras esta etiqueta se encontraba la intención de crear una marca, tal y como se ha reconocido después. La primera vez que se nombró ese término fue en un artículo publicado en el suplemento de Egin Plaka Klik en el que se hacía un llamamiento para acudir al concierto de Tudela.

El evento se encontraba dentro de una serie de actos antimilitaristas (manifestación, acampada y concierto) que contaría con algunos grupos emergentes pero aún poco conocidos en el panorama musical como Barricada, La Polla Records, RIP, Basura, Eskorbuto, Zarama y Hertzainak.

Más de 2.000 personas, unos 18 autobuses, asistieron al evento en Tudela en el que se leyeron varios discursos en la plaza de Los Fueros entre otros de Milagros Rubio (de Asamblea de Izquierdas de Tudela), que recordó las muertes de Gladys del Estal y del etarra José Barros (joven de Pasajes, muerto en Tudela al ir a colocar una bomba en la central de Iberdrola). También, entre los actos, se hizo la recreación de que una bomba nuclear caía en la plaza y los 2.000 asistentes se tiraron al suelo. Para finalizar, como en toda protesta de los 80 que se preciara, se cantó el Eusko Gudariak y La Internacional.

En los medios locales de Tudela la perspectiva fue muy distinta. La Voz de la Ribera aseguraba que “podemos asegurar, sin miedo a equivocarnos, que el pueblo de Tudela no solo no se sumó a estos actos, sino que acogió con gran frialdad la ‘embajada ecologista nuclear’”. Teniendo en cuenta que hubo entre 2.000 y 1.500 personas, parecería lógico que viniera mucha gente foránea

el origen El manifiesto creado para la ocasión y que pasó a la historia se titulaba El rock de Euzkadi contra la OTAN y en él se señalaba que “[...] Las razones sobre las que nos apoyamos para afirmar la existencia del Rock Radical Vasco son: El convencimiento de que esta música no es producto de una moda sino de la situación socioeconómica de Euskadi. De ahí que los grupos aparezcan y se desarrollen en unas zonas determinadas como La Margen Izquierda, Mondragon-Eibar, Gasteiz-Agurain, Iruña, Rentería, etc. De todas formas esta difusión geográfica no impide un mismo mensaje de feroz crítica con un porcentaje de mala hostia, tan puro como nuestra triste realidad. Otro elemento de unión, para nosotros primordial, es el radicalismo en todos sus aspectos; musical, ya sea por los caminos del punk o del heavy más fiero, de imagen, posturas y letras.[?] Radicalismo que conlleva una gran marginalidad, muy a nuestro pesar, por todos lados, excepto en la audiencia”.

Los dos instigadores de esta denominación y del propio manifiesto, de la que abjuraron todos los grupos que se verían inmersos en ella desde que se inventó, fueron el representante de La Polla Records, José María Blasco, y Marino Goñi, responsable de las discográficas Soñua y Ohiuka que editaron la mayor parte de los discos de este tipo de formaciones en las que había un amplio abanico de estilos como reggae, rock, punk, ska? Blasco, en el libro Negación punk en Euskal Herria, de Huan Porrah Blanko, justificó la creación de esta marca y su publicación en el suplemento de Egin señalando que se originó “porque vemos que en este momento, que no hay nada nuevo, puede ser una punta de lanza muy importante sobre todo de cara a exportar lo que se está haciendo aquí, ya que es un rock muy fuerte, es radical y es vasco”.

La denominación, empleada como instrumento publicitario, fue rápidamente repudiada por los grupos a los que se les asociaba con tal etiqueta porque si de algo querían presumir era de no ser etiquetables.

En aquel 1983 la situación política era complicada y más aún la económica, con el paro y la droga como pesadillas de la juventud en Euskal Herria en medio de lo que más tarde se conocería como “años de plomo” y del apogeo del GAL. Apenas había acabado la Transición un año antes y dos más atrás Tejero había intentado un golpe de Estado, frustrado a última hora. Además, la lucha en aquel año contra la OTAN aglutinó a todas las formaciones a la izquierda del PSOE después de que el presidente, Felipe González, realizara una consulta para que España entrara en la OTAN, en un giro de 180 grados de su ideología ya que había defendido siempre su salida de esta organización militar internacional, cuyos aviones bombardeaban las Bardenas.

los protagonistas Así pues, Tudela surgió como eje del nuevo movimiento musical que nacía en el país tras la movida madrileña y coetáneo con el que se estaba dando en Galicia. Uno de los cantantes más emblemáticos de aquellos grupos, y aún en activo, Evaristo Páramos (La Polla Records) ha dicho sobre aquella etiqueta musical en su libro ¡Soplad, soplad, malditos! Un anecdotario de La Polla Records que “ninguno quisimos aquella etiqueta porque ya nos habíamos dejado etiquetar como punk y que luego trajo mucha polémica (en mi opinión discutir sobre nada) y que todavía sigue aburriéndome a través de los comentarios de mogollón de imbéciles, tocacojones y soplapollas de todo tipo. Lo del Rock Radical Vasco lo leí a la semana siguiente en el periódico después del concierto de Tudela y parece que me perseguirá hasta la tumba, como otras tantas gilipolleces a las que, depende de cómo me las pregunten, contesto con educación o con otros modales. Recuerdo que me sonó raro. La etiqueta les sirvió a algunos como arma arrojadiza y todavía hoy en día hay quien quiere usarla, pero ya no dispara, mamonazos”.

Otros también arremetieron contra la etiqueta creada para el concierto de Tudela. Fermín Muguruza (Kortatu, Negu Gorriak) decía en un reportaje de El País del 1 de junio de 1986 que “lo del rock radikal vasco es un cuento, una tontería”. “Es una etiqueta, un invento”, apuntaba Quique, de Hertzainak en aquel mismo artículo, y Jimmi, de Tijuana in Blue, renegaba del nombre pero concluía “es verdad que hacemos rock, que somos radicales y que somos vascos”.