er las calles de Tudela vacías es algo muy triste que te llega al corazón", describe Agustín Carbonell apoyado en su cepillo, después de haber terminado su jornada que empieza antes de amanecer, hacia las 6.30. Agustín, barrendero de la empresa Cespa encargada de la limpieza en la capital ribera, lleva 13 años limpiando las calles de la ciudad y ahora, desde la madrugada, recorre buena parte del Casco Antiguo. "Tudela de noche es un desierto y da mucha pena ver como está la ciudad. Es una ciudad fantasma", atestigua Andrés Osta, encargado de limpiar los contenedores de carga lateral para FCC. Su visión es la misma, la de dos trabajadores que se encargan de limpiar una ciudad vacía, desierta que durante el confinamiento ha variado sus hábitos de consumo, de comportamiento, pero también sus errores.

Alrededor de 80 personas (30 de Cespa y 50 de FCC) se encargan a diario de recoger las basuras, tanto de las calles como de los contenedores y ven y perciben cómo es la ciudad en estas circunstancias. Su trabajo, tan esencial en estos días como el de otras profesiones, comienza a ser reconocido y tiene sus momentos de emoción, "una señora me quiso sacar un café a toda costa, pero le tuve que decir que no podía, que estaba trabajando. La verdad es que hay mucha gente agradecida y eso emociona", reconoce Sonia Berrueta que con un triciclo eléctrico se encarga de desinfectar todos los contenedores de Tudela. Desde 2007 lleva trabajando en la Mancomunidad de Residuos.

Si alguien conoce nuestras costumbres como ciudad, esos son los barrenderos y basureros. El confinamiento también ha cambiado a las personas en esos aspectos y, por lo tanto, en su trabajo. José Antonio Jiménez recorre desde enero de 2006 las principales arterias de Tudela con el carro y el cepillo. plaza Nueva, Avenida de Zaragoza, plaza de la Constitución y paseo de Invierno las atraviesa a diario, eso sí, desde el 16 de marzo, con una rapidez antes inimaginable. "La verdad es que es más llevadero porque la gente no sale, se mancha menos y muchas veces barres sobre limpio", reconoce, al final de su jornada en la calle Muro. Uno de los aspectos que ha cambiado es una mayor despreocupación de los dueños de los perros. Pueden salir a paseara la mascota, si, pero con las prisas parece que olvidan que hay que seguir recogiendo sus excrementos. "La mayoría de la gente no lo recoge, ahora mucho más que antes. Además, desde que la gente tiene que usar los guantes los tiran por cualquier lado". José Antonio reconoce que ahora, sin la molestia de los peatones, se trabaja mejor, "es más cómodo pero a veces lo único que haces es andar y es más cansado". Tras 13 años barriendo la plaza de Los Fueros recuerda cómo quedaba un sábado por la tarde y se echa las manos a la cabeza, "solo pido que la gente vea cómo está ahora y que continué así. Era una pasada, botellas rotas, bolsas, de todo, era indecente". A su trabajo, dado que ahora han de barrer menos, se ha añadido el limpiar también los parterres y pequeños jardines urbanos.

Junto a él, Agustín Carbonell también termina su turno en el que ha limpiado buena parte del Casco Antiguo. Mientras frota con el desinfectante el carrito confirma que hay más excrementos caninos en las calles, "antes si había alguien en la calle le llamaba la atención al dueño y lo recogían. Ahora miran para atrás, si ven que hay alguien la cogen, si no la dejan y como no hay gente por la calle...". Otra de las malas costumbres que está trayendo el confinamiento es el de tirar las colillas por el balcón, después de haber salido a fumar. Los barrenderos encuentran estos testigos mudos en mitad de la calle. También reconoce que "encuentras muchas más bolsas de basura que antes en cualquier esquina, ya no la dejan ni junto al contenedor, parece que tienen miedo de abrirlo. Antes la dejaban, al menos, en las papeleras, ahora da igual en cualquier lugar". Agustín reconoce que sale a trabajar con algo de temor pero también consciente de la fortuna que tiene por salir a la calle.

Sonia Berrueta ha pasado por muchos puestos distintos en la Mancomunidad de Residuos, el anterior a éste era llevar el punto limpio móvil. Ahora, subida a un triciclo eléctrico, recorre las calles para desinfectar los contenedores y reconoce cierta precaución porque "al final es donde acaba todo, y mucha gente ni siquiera lo tira dentro, a veces por no abrirlo lo dejan encima". Sonia entiende que algunos les envidien porque puedan salir de casa pero "de verdad que hay días que lo único que quiero es entrar en casa. Eso si, trabajo con mucho gusto, sé lo que hay que hacer y es lo que nos toca hacer". Todos ellos son un servicio esencial, tanto como los tenderos, transportistas o sanitarios y muchos vecinos lo reconocen. "He recibido aplausos de gente desde los balcones, gente que te da las gracias por estar trabajando. Tienes la sensación de que estás haciendo algo bueno. Es verdad que tienes la presión del coronavirus, pero esa presión la tenemos todos", asegura Sonia que reconoce que la sensación de recibir esos aplausos "es muy grata" si bien considera que "el mérito lo tiene tanto el que se queda en casa como el que sale a trabajar".

Juan Carlos Huguet lleva 15 años trabajando en distintos sitios de la Mancomunidad y ahora está en la recogida de basuras. Reconoce que el trabajar "tiene un poco de riesgo, pero a la vez te ves un poco más liberado el rato que sales por la mañana y no tienes tanto estrés de estar por la tarde encerrado". Para Juan Carlos "el trabajo ha cambiado bastante. Ahora está la exigencia de la limpieza y la desinfección de todo en lo que se invierten bastantes horas" y reconoce que "en la recogida se nota mucha más basura que en otras temporadas. Al estar más en casa se conoce que se crea más basura. Sobre todo mucho más envase, pero eso sí, hay bastante que dejan en el suelo, especialmente en algunas zonas". Dentro de los aspectos positivos, se encuentran una ciudad vacía, lo que eso significa para no tener problemas de tráfico. "Eso es la única ventaja de todo esto, se trabaja más tranquilo. No hay tráfico, no hay coches y se puede atajar en algún sitio donde antes no se podía entrar. También hay lugares conflictivos con mucho coche aparcado, pero nadie molesta". Juan Carlos reconoce que cada día se sienten más reconocidos por los vecinos por el trabajo que realizan, "me siento reflejado porque al final también haces un esfuerzo estando todo el día en contacto con la basura. Es cierto que tenemos todos los medios para protegernos pero no dejar de ser un foco de infección".

Otro de los aspectos a tener en cuenta son los cambios en las costumbres para los 50 trabajadores de FCC y los 30 de Cespa antes de salir a las calles. Andrés Jaso, representante de FCC en la Ribera, explica que "hemos modificado toda las rutinas diarias. Hacemos entradas escalonadas, hemos modificado los horarios de la recogida de residuos y así nunca coinciden más de 4 personas entrando a la vez en el Culebrete, manteniendo las distancias". Javier Calvo, de Cespa, señala que "hay más turnos de trabajo para disminuir las personas en cada turno. Hemos limitado también el aforo en los vestuarios donde solo puede haber un trabajador. Además cada trabajador usa los mismos útiles y el mismo equipo de trabajo y diariamente se desinfectan vestuarios, herramientas, maquinaria, cabinas de vehículos, llaves, manillas de puertas o grifos de carga. También llevan su propio kit de protección individual".

Cambios. El principal cambio en la limpieza ha consistido en sustituir los servicios de barrido mecánico por servicios de baldeo mecánico y baldeo mecánico mixto siguiendo las recomendaciones del Ministerio de Sanidad. Este cambio ha sido posible, ya que como consecuencia de las medidas de confinamiento y de limitación de la movilidad, se ha producido un descenso considerable en la presencia de residuos sólidos que barrer en las calles, paseos y avenidas de la ciudad, según ha podido constatar el Ayuntamiento de Tudela".

Al vertedero. Las basuras del Hospital Reina Sofía y de las residencias de ancianos se destinan directamente al vertedero y no pasan por ninguna planta de tratamiento. Para ello en el hospital se han colocado dos contenedores de 20 m3 y otros contenedores especiales en las residencias.

"Tanto mérito tiene el que sale a trabajar como el que se queda en casa"

Trabajadora Mancomunidad

"La única ventaja de todo esto es que se trabaja más tranquilo sin tráfico"

Trabajador Mancomunidad

"Ahora hay más turnos de trabajo para disminuir las personas por turno"

Cespa

"Sólo pido que la gente vea cómo está la ciudad ahora y que siga así"

Barrendero

"Da mucha pena ver cómo está la ciudad de noche, es un desierto"

Trabajador Mancomunidad