i hubiera sido un año normal hubiera estallado el cohete y miles de pañuelos se hubieran atado al cuello en un inicio de fiestas sano y bullicioso. Pero no, el 24 no iba a ser un día normal, el virus lo había dejado claro desde el principio. Suspendido el almuerzo con mis amigos, tenía curiosidad por saber cómo respondería Tudela y sacar fotos de este triste pero histórico primer día de las No Fiestas 2020. Quería estar a las 12 en la Plaza, lo sé, soy aldraguero. Así que fui a tomarme un café al Diamante a las 10.30, en el momento en que llegaron efectivos policiales, supongo que en previsión de que no se respetase el aforo y para disuadir, más que para actuar, puesto que desde que salí de casa pude comprobar que Tudela se había despertado como si fuera un día normal. A esa hora apenas algunas mesas de la plaza estaban ocupadas y los camiones de reparto campaban por este espacio. Fueron llegando periodistas y alguna cámara de televisión pero la plaza seguía con su rutina de día normal. A las 11.30 apenas había unas decenas de personas vestidas de calle y había muchos más policías, periodistas y gente con cámaras que personas esperando. Solo dos grupos de adolescentes ataviados con el blanco y rojo se dejaron ver y fueron objeto de las fotos. Lo que cualquier año era normal este año se convertía en la nota discordante. Era una sensación extraña, una especie de ansiedad contenida, una emoción difícil de describir, un sentimiento entre nostálgico y triste pero de orgullo por la responsabilidad que, sobre todo los jóvenes tudelanos, mostraban esa mañana. Llegaron las 12. El sonido del cohete fue sustituido por los aplausos a las ancianas y trabajadoras de la residencia y por las campanadas. Se escuchó algún tímido: “Viva Tudela y Viva Santa Ana”. Se oyeron lejanos unos pocos cohetes furtivos y sigilosos que la frustración de algún tudelano no reprimió. Y se acabó. Eso fue todo. Qué gran lección de responsabilidad de Tudela, qué madurez, juicio y sensatez de los jóvenes de Tudela, dignos de mención. Al igual que las peñas. Digno de mencionar el comportamiento de Tudela el 24 de julio.