reo que todas y todos los ciudadanos de a pie somos conscientes de que la crisis sanitaria que estamos viviendo, lamentablemente, va a desembocar en una crisis socio-económica jamás vista. También creo que todas y todos nos hemos dado cuenta de que el planeta nos está pidiendo a gritos que paremos, que es necesario apostar por la sostenibilidad y por las energías renovables. Por último, creo que todas nos acordamos de lo que trajo consigo la crisis del 2008, con el estallido de la burbuja inmobiliaria, la crisis del ladrillo y el desplome de la construcción.

Bien, pues parece que a muchos se les ha olvidado, ya que este les ha parecido un buen momento para desempolvar proyectos que en 2013 eran inviables debido a que "las condiciones socio-económicas en la ciudad no favorecían los desarrollos inmobiliarios de envergadura como este". Esas son las palabras de una abogada del despacho de abogados de Urban de Tudela. Me pregunto si no se ha(n) dado cuenta de que la actual situación, y la que está por venir, según todos los indicios, será mucho peor que la de entonces.

El retomar el Proyecto de Urbanización de Gardachales es un sinsentido se mire por donde se mire. En primer lugar, porque es un proyecto que se gestó allá por el 2003 y que UPN quiere sacar del cajón, sin darse cuenta, como de costumbre, de que las cosas han cambiado desde entonces. La sociedad tudelana de los buenos años de principios de siglo, de antes de la llegada de la crisis, no es la misma que la actual; la necesidades de la gente y del planeta no son las mismas ahora que entonces. Hoy en día construir viviendas a las afueras de la ciudad cuando el Casco Viejo se está cayendo no es ni coherente, ni sostenible.

Parece que estos 17 años, con una crisis económica potente, una pandemia mundial y otra crisis peor que la anterior en camino, no han cambiado el modelo ciudad de UPN-PP, y que este sigue siendo el mismo que en 2003. Parece que la recuperación, rehabilitación y el impulso al corazón de nuestro pueblo, con el Casco Viejo a la cabeza, no va con ellos. Tanto en el Casco Viejo como en la Avenida Zaragoza y sus calles, junto con el barrio de Lourdes, se encuentra la esencia de nuestra ciudad: nuestras tiendas de toda la vida, nuestra hostelería, nuestro pequeño comercio... son los lugares que dan vida a nuestra ciudad, donde nos juntamos, donde creamos las redes que sostienen Tudela. Parece que a este Ayuntamiento la esencia de nuestro pueblo no le importa nada, ya que la quiere dejar morir mientras impulsa macro-urbanizaciones periféricas cuando sigue sin haberse terminado de construir la urbanización del Queiles o quedan parcelas vacías o edificios en ruinas en la actual ciudad construida. Este modelo de ciudad, que crece en la periferia y abandona sus Cascos Históricos, lleva a la desconexión con el pueblo, lleva al uso del coche, lleva al consumo en las grandes superficies€ lleva a la muerte a nuestra ciudad.

Nosotras desde EH Bildu creemos en un modelo urbanístico sostenible y de proximidad. Apostamos de manera decidida por la rehabilitación de recursos ya existentes en lugar de construir desde cero, y si fuese necesaria vivienda nueva, construirla en núcleos urbanos ya urbanizados. De esta forma, impulsaríamos la vida en el barrio y en las calles de nuestra ciudad, evitaríamos la subida de precios asegurando que todas y todos tengamos acceso a una vivienda digna, y abriríamos la puerta a nuevas peatonalizaciones y modos de transporte más respetuosos con el medio ambiente (bicicleta y transporte urbano); haciendo la ciudad más amable y dándole oxígeno al comercio local de proximidad. Creemos que es momento de tener altura de miras, de construir una ciudad sostenible, coherente con las necesidades de sus ciudadanas y ciudadanos y con el planeta. Es momento de construir el futuro de la ciudad con sensatez, Tudela, las tudelanas y los tudelanos lo merecemos.