El Ayuntamiento de Tudela ha puesto en marcha hoy el Centro de Interpretación de la Huerta en el edificio El Molinar, un proyecto que comenzó a cuajarse en 2019 y que por la pandemia se ha dilatado en el tiempo pero que ya está preparado para mostrar las raíces de la capital ribera. Entre sus paredes se puede encontrar desde una sulfatadora para trabajar a caballo, hasta una desgranadora de panizo, pasando por otros utensilios y una explicación de la relevancia del río Ebro para la ciudad. Pero quizás la joya de la muestra es un diario de 1928 en el que el tudelano Ricardo Milagro retrata, de su puño y letra, su trabajo en la huerta entre enero y agosto con el lenguaje y vocabulario de la tierra y de aquella época.

El objetivo de la muestra, en el edificio emblemático en la entrada de La Mejana y donde hasta hace unos años estaba la sede de la Policía Municipal, es tratar de recuperar para la memoria la forma de vida de los hortelanos y de buena parte de la ciudad volcada en la agricultura y que hasta principios del siglo XIX no contó con una gran industria, La Azucarera.

El centro, dividido en tres plantas y con más de 40 piezas, tendrá de inicio el horario de un centro cívico, es decir abrirá de lunes a viernes de 11.00 a 14.00 y de 16.00 a 20.00 y no los fines de semana, y la entrada será gratuita. Un horario que sorprende ya que como ha señalado el alcalde, Alejandro Toquero, "nuestro importante patrimonio agrícola puede ir ligado al turismo, convirtiéndose en un polo de atracción para el turista". Toquero señaló que el abrirlo los fines de semana "está sobre la mesa y se estudiará porque es lógico".

El coste de este centro de interpretación ha sido de 74.827 euros, de los que 57.591 euros han procedido de las Ayudas para la Implementación de EDLP del Programa de Desarrollo Rural de la Comunidad Foral de Navarra 2014-2020. En el proyecto han colaborado varias asociaciones y particulares que han donado sus aperos para las distintas galerías expositivas y que ayer asistieron a la apertura de la exposición: Félix Milagro González, María Josefa Blanco Arriazu, David Martínez Fandos, PIlar Remírez Bozal, Iosu Osta Jiménez, Ana María Jiménez Iturre, Mikel Ziordia Osta, Carlos Izquierdo Castillo, Pablo Biela Rodríguez Facundo Salcedo Moracho y Pedro Gil Jiménez.

El edificio está dividido en tres plantas. La planta baja, además de antigua maquinaria de un molino y un trujal, consta está centrada en el uso del agua y el territorio como eje, con temas como el contexto geológico e histórico, la importancia del Ebro, el sistema de riego, la flora y la fauna, los oficios del río, la gastronomía, las inundaciones o el sistema de canales.

En la primera se habla del trabajo y la vida en las huertas, con paneles explicativos con sistemas de cultivo como la cama caliente o el trierrafiemo, así como explicaciones de la vida del hortelano y todo lo que le rodeaba. En esta planta se puede ver una copia del diario de Ricardo Milagro.

En la segunda se detalla los cultivos y aprovechamiento agrícolas durante todo el año. También cuenta con una colección de fotografías artísticas del tudelano Jesús Álava que plasman los oficios desaparecidos o en vías de transformación radical y sus últimos representantes durante el último cuarto del siglo pasado (cañicero, carretero, herrero, cordelero..) directamente relacionados con la vida rural.

Finalmente la tercera planta, bajocubierta o falsa acoge los elementos expositivos de cierto volumen y recupera un lugar "la falsa" de gran importancia en el mundo rural porque en ella se guardaban diversos productos para su secado y conservación. En este lugar se pueden ver taladros, sulfateadora (una de ellas de caballería), canastos, yugos, collerones, básculas, horcas, rastrillos, azadas, jubillos€, así omo diversos aperos y herramientas.

DETALLES

Utensilios. Los utensilios cotidianos que se muestran son reflejo de la vida de las familias hortelanas con elementos tan dispares como: forcachas, carruchas, cepos, petacas, maquinillas de esquilar, piedras y piquetas para afilar las dallas, truedes, canastos, astrales y seguretas, balanzas y pesas€. Cada pieza se acompaña de una breve reseña: propietario, usos, ubicación€ de modo que ofrezca una semblanza de cada una de ellas.

Diario de Ricardo Milagro. Se trata de un manuscrito de 1928. Sus páginas han resultado de un valor enorme a la hora de visibilizar las tareas, productos, etc€ del trabajo tradicional en la huerta y, las más

interesantes, se encuentran reproducidas en varios de los paneles de la exposición. Uno de los paneles de la exposición se dedica explícitamente a esta pequeña joya destacando su valor etnográfico y lingüístico.

Sulfatadora de caballo. Dos depósitos montados sobre una pieza de madera en forma de medio tonel que se colocaba en el lomo de un caballo. Una bomba de acción manual insuflaba presión al circuito.

Desgranadora de panizo. Máquina manual que supuso un avance en el proceso de desgranar el maíz. Se introducen las panochas por la parte superior y por la inferior se recogen los granos tras la acción de las ruedas interiores. Una correa aprovecha el movimiento y limpia impurezas del grano.

110 centímetros. En la planta primera se recoge en un medidor la altura máxima a la que llegó el río en el interior del edifico en los últimos 30 años, llegando a 110 centímetros en el año 2003. El Molinar fue un antiguo molino que cogía el agua de la acequia de La Mejana y está situado justo a la entrada de este emblemático paraje tudelano.

Origen. La Mejana era un terreno comunal muy rico situado junto al Ebro que el Ayuntamiento vendió para poder conseguir dinero tras la ruina que dejó el paso de las tropas francesas.