Por primera vez en sus 35 años de historia, los gigantes de Tudela han saltado este domingo a la arena de la plaza de toros de Tudela para representar un espectáculo del que han disfrutado alrededor de 3.000 personas. Si ha sido un momento histórico para muchos de sus portadores, no lo han sido menos las circunstancias en las que se han celebrado sus bailes. Desde el invierno de 2019 las figuras de Sancho VII El Fuerte, Sancha (o Clemencia), Catalina de Foix, Juan de Labrit, Oneka de Velázquez e Íñigo Arista no habían salido a las calles de Tudela ni habían girado interpretando balses como consecuencia de la pandemia.

Así, era un estreno para muchos y un día de disfrute para los miles de pequeños y pequeñas tudelanas que han podido deleitarse de nuevo con sus gigantes y cabezudos, teniendo durante unos instantes una sensación de normalidad. También ha significado un momento muy especial para los porteadores de gigantes que volvían a meterse bajo sus faldas con no demasiado tiempo para ensayar.

El espectáculo se había aplazado una semana por la lluvia caída el fin de semana anterior pero ha merecido la pena porque el buen tiempo ha permitido a todos disfrutar de una historia de reyes y cuentos narrada por Arancha Hernández, metida en la piel de uno de los cabezudos arlequines.

La Comparsa de Gigantes de Tudela actuó acompañada de la Banda de Música, los Gaiteros de Tudela y los Txistularis de la ciudad, en un acto enmarcado dentro de la programación de las 27ª Fiestas de la Verdura.

El espectáculo gratuito ha aunado la música y los bailes de los gigantes con una duración de media hora y se han realizado cuatro pases, para que alrededor de 3.000 personas pudieran disfrutarlo.

Para poder acceder a la plaza de toros fue necesario pedir una invitación a través de la plataforma digital de la empresa QR4 Services que se agotaron a los pocos días de salir, a razón de 750 personas en cada uno de los cuatro pases (11.30, 13.00, 17.30 y 19.00 horas).

El espectáculo ha tenido como hilo conductor la narración de un cabezudo, uno de los dos nuevos arlequines. En su narración, el cabezudo (Arancha Hernández) cuenta a los más pequeños cómo habían desaparecido sus bailes "por el sonido de las campanas o por el de las armas de fuego", y como los músicos no sabían ya tocar. Así, poco a poco, los seis gigantes de la comparsa recuperan los bailes, mientras el narrador explica la historia de los gigantes.

Enormes figuras que servían para animar y entretener al pueblo, la representación de los gigantes en Navarra comenzó hacia el siglo XIV cuando bailaban dentro de las catedrales. Con el tiempo, a la autoridad eclesiástica le pareció poco reverente que estas representaciones de reyes bailaran dentro de un templo y, dado el cariño que les tenía el pueblo, salieron a las calles a seguir bailando e incluso se crearon personajes que soltaban fuego y que acababan siendo quemados al final de la fiesta.

Así los seis monarcas navarros de casi 4 metros de altura y unos 60 kilos de peso volvieron a hacer disfrutar a los niños y niñas de Tudela durante al menos unos instantes.