Más de 500 personas han asistido al funeral en la parroquia San Juan Bautista de Cortes en recuerdo de su vecina Sara Pina, asesinada el pasado fin de semana, presuntamente por su marido. La parroquia se ha quedado pequeña para acoger a todas las personas que han llegado hasta la localidad ribera para acompañar a Lucio y Cristina, sus padre y su madre, y a Adrián, su hermano. Una comitiva formada por unas 200 personas han acompañado a la familia hasta las puertas de la iglesia, mientras el coche de la funeraria portaba el féretro con una veintena de ramos y coronas de flores.

Su llegada al templo ha venido acompañada de un impresionante y respetuoso silencio, ni una tos, ni un ruido, ni el sonido de un móvil han cortado el dolor y la consternación con la que todo el pueblo miraba a Sara y a su familia.

En la homilía, el sacerdote ha hecho especial hincapié a la familia en que no debían dejarse llevar "ni por la ira ni por el rencor" y muy al contrario debían "perdonar" para tratar de vivir con el "mismo amor con el que vivía Sara en su vida". Igualmente ha pedido a la sociedad que "termine ya la lacra de la violencia contra las mujeres", algo que más tarde han repetido al realizar una petición para que "termine todo tipo de violencia".

La ceremonia ha sido sobria y serena, si bien cuando más se ha visto el dolor ha sido al final del mismo, cuando introducían el féretro en el vehículo con todos los ramos, algunos de los cuales portaban sus amigas y compañeras de trabajo, para dirigirse hasta el cementerio.