A las hermanas Sanmartín se les empiezan a acumular los premios en las estanterías de casa. Desde hace unos años, sus nombres forman parte de la lista de las mejores piragüistas españolas, toda una generación de deportistas que tiene un futuro brillante por delante. Entre sus últimos triunfos, Ainé consiguió ser subcampeona de España en el Campeonato de Jóvenes Promesas celebrado en Pontevedra y quedó primera en la categoría infantil del Campeonato de MiniSella que tuvo lugar en Ribadesella el pasado 6 de agosto. En esa misma competición, pero ya en las categorías superiores que constituyen el 84º Descenso Internacional del Sella, su hermana mayor Danae quedó tercera en la categoría cadete.

De este modo, con solo 13 y 15 años, las hermanas se han convertido en la promesa del piragüismo navarro, siendo firmes candidatas al podio en cada regata en la que participan. Sus comienzos se remontan a hace siete años, cuando Danae observó a varios piragüistas entrenar en el Ebro. “Estábamos en Ribotas y vimos a varios chicos pasar con las piraguas, nos acercamos y preguntamos qué había que hacer para apuntarse”, recuerda la hermana mayor. Así comenzó la pasión por un deporte que nunca había practicado antes, pero que arrastró a toda la familia hasta las aguas del Ebro.

Ainé, viendo que su hermana estaba dispuesta a meterse en el río, quiso también emularla. El problema era que ella, dos años menor, no podía hacerlo sola, con lo que su padre tuvo que empezar a practicar el deporte. Así, los inicios de padre e hijas fueron simultáneos, enganchándose los tres al piragüismo. Y tanto lo practicaron que hasta la madre se inició en el mundo, apalabrando así los fines de semana futuros de toda la familia. La afición se contagió con rapidez entre ellos y fue en el Club de Piragüismo Oroz Ebrokayak donde las hermanas dieron sus primeras paladas.

“Nuestro objetivo es llegar a la selección española, pero para eso todavía tenemos que seguir entrenando”

Allí fueron progresando hasta empezar sus primeras competiciones. “Al principio me daba un poco de miedo el Ebro, por lo que dicen de que está lleno de silurus, pero luego te das cuenta de que no hay peligro”, recuerda Ainé, mientras Danae reconoce que, ahora, lo que de verdad les molesta son “las algas”, que aparecen cada verano en la ribera del Ebro y que dificultan enormemente la práctica deportiva. Del río Ebro destacan la gran anchura y los tramos rectos que tiene, ideales para practicar, aunque critican la suciedad; mientras que del Arga les gusta que está más recogido y el aire no les golpea tan fuerte.

Como en todos los deportes minoritarios, y a pesar de que es imposible que el Ebro se quede pequeño, tuvieron que irse a Pamplona para continuar progresando. “El problema era que aquí nos quedábamos solas. Nosotras éramos el equipo y necesitábamos continuar mejorando”, recuerdan. Del club en el que empezaron guardan gratos recuerdos y siguen entrenando allí siempre que pueden, pero afirman que estar en el club de Pamplona ha sido “todo un acierto”. “Allí nos han enseñado a competir y a mejorar. Antes a lo mejor las buenas nos sacaban 2 minutos en las carreras y ahora estamos a la par con ellas”, reconocen. Hoy, pese a todo, las dos hermanas son grandes deportistas y su padre forma parte de los entrenadores del club de piragüismo de Tudela.

Ainé y Danae Sanmartín Cedida

A lo largo de los años, han sido ya muchas las competiciones en las que han participado. Sevilla, Zaragoza, Pamplona o Asturias -o más concretamente-, el Guadalquivir, el Ebro, el Arga o el Sella, se han convertido en algunos de los destinos más comunes de las hermanas, que de abril a septiembre se pasean por las aguas nacionales. “Vamos a muchas, pero a todos no nos da tiempo”, reconocen. ¿Lo peor? Caerse al agua en plena regata, algo a lo que ya se han enfrentado y que definen como “lo más triste, porque ya has ido y te vas sin haber podido terminar la competición”. Aunque no son extremadamente competitivas, sí les gusta hacerlo bien y quedarse con buen sabor. “A veces quedas primera pero la carrera no ha sido muy difícil, mientras que en otras quedas peor pero ves que te has superado”, afirman.

Entre ellas, eso sí, reconocen picarse “un poco” y ambas tienen bien claro su objetivo: Llegar a la selección española. Sin aparcar los estudios, las dos están dispuestas a seguir trabajando e incluso en invierno salen a entrenar por el río. “Se hace duro, pero también es muy bonito palear mientras está nevando”, aseguran. El deporte no solo les ha ayudado a palear más fuerte, les ha mejorado el equilibrio, la capacidad de trabajo y les ha enseñado a cuidar y valorar un material muy caro. De hecho, hasta hace poco Ainé no ha tenido una piragua propia, ya que el deporte exige un desembolso económico importante. Además, el piragüismo les ha permitido viajar, hacer amigos y disfrutar haciendo lo que más les gusta. Con todos esos ingredientes, y con el apoyo de sus padres, será cuestión de tiempo verlas zarpar. De momento, solo están embarcando.

El corredor verde

El futuro corredor verde, proyecto que se presentó en enero de este año y que cuenta con el rechazo de buena parte de los ecologistas, dio solución a la zona para guardar las piraguas. En la actualidad, los almacenes se encuentran en un estado deplorable, por lo que está previsto que se rehabilite el espacio y se genere una nueva zona de vestuarios. Hasta entonces, la necesidad más imperiosa de los deportistas pasa por limpiar las algas y la basura acumulada en la zona del embarcadero

El proyecto será la mayor apuesta del equipo de gobierno de Navarra Suma, tendrá un coste de más de 3,9 millones de euros y el plazo de ejecución será de un año. Las grandes novedades serán la urbanización del parking de la zona inundable, la conexión con La Mejana y la mejora del paseo del Prado con la regulación del carril bici, una playa urbana verde, la puesta en servicio de un bar y la instalación de un kiosco para observar las estrellas.