El complejo turístico Cuevas de Bardenas de Valtierra consta de 9 cuevas (6 municipales y 3 de quienes gestionan el servicio). Cada una de ellas puede albergar desde 2 hasta 7 personas y en total a 45 personas. Al frente de este alojamiento se encuentra el valtierrano Rubén Mendi. Como explica el complejo ha cumplido 20 años, “nosotros comenzamos ese mismo año con una de nuestras cuevas, y en 2011 iniciamos la gestión de todo el complejo Troglodita”.

Las Cuevas de Valtierra, al igual que las que había en Arguedas, Caparroso, y otros pueblos de la Ribera, fueron en su mayoría viviendas y cuadras de animales. Desde 1850 a 1950, acogieron a familias que, sin recursos económicos, encontraron en la montaña un lugar donde vivir dignamente, sin necesidad de dinero. “Solo bastaba su esfuerzo en construirlas, que no fue poco, pero conseguían construir un hogar para crear una familia”, explica Mendi. En 1960 se construyeron las casas baratas, los barrios de Katanga y Ratón y se dejaron de usar. Quienes emigraron a Guipúzcoa o Pamplona las mantuvieron y cuando volvían se alojaban en ellas, “son las que mejor se han mantenido”.

Una pareja desayuna en una de las cuevas del complejo de Valtierra. cedida

Las casas cueva destacan por ser alojamientos con mucho encanto y muy singulares. “Disfrutar de la experiencia de dormir en una casa cueva es muy aconsejable. La tranquilidad, y silencio que te da una cueva, para descansar, es increíble”, destaca el responsable. Últimamente se ha disparado la llegada de ingleses y norteamericanos, “no conocen la zona, van de paso, pero por un vídeo de youtube que nos grabó una influencer americana, cuando vienen a España nos buscan”.

Una de las habitaciones del complejo troglodita. cedida

Pese a ello, el 60% de los huéspedes son franceses que vienen a las Bardenas. Del turismo nacional, un 30%, que visitan Sendaviva, y el 70% de estos provienen de la CAV, Cantabria, Rioja, Aragón, y Navarra, “el resto son de Países Bajos, Bélgica, Alemania, Inglaterra o Italia, este año hemos tenido hasta de India, Rusia, Brasil o Sudáfrica”.

Lo que más atrae a quienes se acercan a las cuevas son “por este orden”, las Bardenas, Sendaviva, y la gastronomía, si bien, Mendi matiza, “en nuestro caso, el alojamiento, al ser tan especial, muchas personas vienen a alojarse a las cuevas, y no conocen ni Bardenas, ni Senda Viva, ni Tudela”. Los números vuelven a ser casi de prepandemia y el temor del incendio que afectó a Sendaviva también se ha disipado, “fue un palo muy gordo. En junio y julio lo teníamos completo con familias que venían a Senda Viva. Nos tocó la avalancha de cancelaciones, igual que cuando comenzó la covid. Es de agradecer el esfuerzo que hizo Sendaviva para abrir en agosto, fue increíble. De la repercusión de Sendaviva para la Ribera solo te das cuenta cuando cierra”. 

Pese a que estos meses no son temporada alta, los puentes y Navidad tienen bastante ocupación, “hay muchas familias que pasan la Navidad en las cuevas, y para Nochevieja ya estamos completos. Las cuevas en invierno son acogedoras y cálidas. Además del calor que da la montaña, tienen calefacción, y pasar una navidad en las casas cueva, es una experiencia increíble”.