Cuando los eslogan de las campañas se han apagado y los votos ya han sido contados llega el momento de iniciar una nueva legislatura, cosa que sucederá el próximo 17 de junio. La mayoría está clara y también algunos de los proyectos claves que se han de acometer si el equipo de gobierno cumple su programa como son Sementales, estadio Ciudad de Tudela, Gardachales, Cerro de Santa Bárbara y San Nicolás (curiosamente no aparece en el programa de UPN, única formación que apostaba por su conversión en Green Temple).

Maquetas y recreaciones de Sementales desde 2003.

Pero si de entre todos ellos destaca alguno ése es Sementales, un edificio cuya reforma y puesta en valor lleva planeando por los despachos del Ayuntamiento de Tudela y de Rafael Moneo desde hace 20 años y que influiría en la recuperación de todo su entorno del Caco Viejo, dando una nueva entrada a la ciudad. Todas las formaciones en la campaña apostaron, de una u otra forma, por derruir la actual estructura, manteniendo lo que señale Príncipe de Viana como de valor, y pensar en unos nuevos usos.

Último dibujo de cómo quedaría Sementales.

El pasado domingo se cerró la muestra sobre la vida y la obra del arquitecto tudelano, Rafael Moneo y el viernes se presentó el catálogo de la muestra con una pregunta en el aire que lanzó la comisaria Belén Esparza, “¿Para cuándo un Museo de Rafael Moneo en Tudela? Muchos querrían tener un Nobel en su tierra. Ya expresé el deseo de que esta ciudad cuente con la ejecución de una obra de Rafael Moneo en la casa cuartel de Sementales que tanto estamos deseando todos. A ver si las fuerza políticas locales y de la comunidad son capaces de sacar adelante este proyecto”.

Incluso el propio Moneo mostró su tristeza porque sus planos, fotos, proyectos y otros aspectos de su vida se vayan a disgregar y no tengan un lugar donde se reúnan, “esto se dispersa y todo volverá a ser lo que ha sido” y añadió el “vacío que se producirá cuando cierren la exposición”.

En 2010, Tudela pidió un préstamos de 12 millones de euros al Gobierno para acometer el proyecto de la Casa de Cultura, pero con la llegada de la crisis y los recortes tuvo que devolverlo y dejar el proyecto sin acometer, aunque pagó los casi 600.000 euros del mismo. Ahora, 13 años después, el premio Pritzker de arquitectura ha retocado el proyecto original (que realizó el murchantino Eduardo Arilla), rebajado sus costes y cambiado muchas partes de la obra que la haría más funcional, con mas espacios diversos para el uso de distintos colectivos y manteniendo todo el claustro. Olvidada la intención de UPN de que fuera un “hud audiovisual” (ni ellos lo repiten ni lo ponen en su programa) ahora se piensa en un enfoque más cultural y de uso multifucional en la que, para poderlo acometer, haya que contar con el Gobierno de Navarra desde el principio y el diálogo (tan ausente hasta ahora) será fundamental.

El proyecto

Como señala el propio Moneo, “el proyecto respeta íntegramente el único elemento de interés, un claustro del siglo XVIII” lo que lleva a crear fachadas paralelas al mismo y una entrada en esquina, “que refuerza el eje urbano que lleva a la plaza Nueva y al paseo del Prado”. El edificio queda exento en la acera y en la planta baja, Moneo plantea una sala de conferencias para casi 100 personas (72 m²), una cafetería (53 m²) y un gran auditorio de 552 asientos en dos alturas (315 m²), junto a otras salas, camerinos y un gran patio central. En la primera planta una sala de 126 m² (y el segundo piso de los asientos del auditorio). En la segunda planta una gran sala de exposiciones temporales (382 m²), otra de 147 m² y distintos apartados para almacén, servicios y oficinas. Por último en la tercera planta hay dos grandes salas, una que aparece como para Arte Navarro (453 m²), otra de 147 m² y otras pequeñas. En definitiva hasta seis grandes salas para usos múltiples donde muchas de las apuestas de los partidos que concurrían en estas elecciones podrían tener cabida.

Acabada la muestra de Moneo, en la mente de muchos aparece la posibilidad de que una muestra quedara de forma definitiva en lo que UPN llama en su programa “Centro Moneo”. Contigo Tudela propuso “la vinculación de este espacio a una futura fundación en torno a la figura del arquitecto tudelano Rafael Moneo”, a lo que, como Geroa Bai, añadían la posibilidad de que tuviera un espacio dedicado a la memoria de lo que fue el edificio, donde estuvieron presas la mayoría de las personas fusiladas en Tudela en 1936, y que fue comisaría de policía y cárcel durante la transición.

A esta propuesta, Contigo Tudela añadía la posibilidad de un restaurante de referencia y su uso, además de como centro cultural y eventos, de lugar para convenciones de pequeño y medio formato. Geroa Bai también habló de que acogiera el archivo municipal para liberar el edificio de la Biblioteca. Lo que parece claro es que es el lugar idóneo para acoger el legado de Moneo, los planos, dibujos, fotografías, maquetas y otros elementos que se han podido ver en Pamplona y en Tudela y que servirían de acicate e imán muy relevante para atraer turismo de calidad.

Su adecuación revalorizaría la ciudad y pondría en práctica uno de los ejes de la arquitectura de Moneo: el aprovechamiento de lo construido y la obligada utilidad de lo que se ha de construir. En febrero describió a DIARIO DE NOTICIAS su objetivo con este proyecto “Tudela tiene un poco dispersas las dotaciones culturales que en parte se puede resolver con el Gaztambide, pero realmente no dispone de un espacio para una exposición temporal de cierta importancia o guardar testimonio de artistas más locales. Desde el punto de vista instrumental, que valga para organizar un simposium, que vengan 200 especialistas sean de medicina o de letras, ese el aspecto de esta casa de cultura algo que no se resuelve con Castel Ruiz ni con la Biblioteca. Seguramente contar con un edificio más atento a estas cosas tiene su sentido y desde el punto de vista urbanístico lo tiene mucho y es casi más claro el potencial de un edifico como ése”.