El Kulturgunea acoge ya la muestra José Alfaro. Fotografía histórica. Argazki historikoa, con 80 instantáneas en blanco y negro captadas por el tafallés entre 1913 y 1946, y que han sido seleccionadas de entre los 1.281 negativos que la familia Alfaro conserva fruto de la trayectoria vital de este inquieto aficionado a la imagen. Alfaro dejó en el archivo familiar todo un legado de gran valor histórico y documental que ahora se presenta para el disfrute de toda la ciudadanía en una muestra patrocinada por el Ayuntamiento de Tafalla y el Colectivo Fotográfico Higuera Argazki Elkartea, que permanecerá abierta al público hasta el próximo 26 de marzo.

Atxu Ayerra, coordinador municipal de Cultura y nieto de José Alfaro, presentó los trabajos y recordó la vida y vicisitudes de su abuelo. “Cuando ya había fallecido acudí al pequeño taller que tenía debajo de casa y me llamaron la atención unas cajas escritas en francés colocadas junto al armario de las herramientas. Al abrirlas me di cuenta de que eran negativos de fotografías con imágenes familiares, de Tafalla y de otros lugares en los que vivió mi abuelo, durante su época de trabajador de Correos en Extremadura y Andalucía o de poblaciones del sur de Francia en sus años de exilio”, recordó.

También, relató, había estuches forrados con papel de estraza y álbumes de fotos acolchados. “Guardé todo en unas cajas de zapatos y dejé pasar una veintena de años, hasta que mi afición por la fotografía me llevó de nuevo a repasar todo ese tesoro y con la ayuda de la tecnología digital escaneé 367 negativos de cristal y otros 914 de celuloide”.

Su familia decidió que ese patrimonio, “con un gran valor sentimental, histórico, estético y cultural, no era únicamente nuestro sino que sería muy bonito y hasta una obligación el compartirlo con los demás”, y ese es el principal motivo de la organización de esta valiosa muestra fotográfica. Al mismo tiempo que hacía este trabajo, Ayerra se fue “empapando de la minuciosidad y del buen gusto con el que el abuelo hacía las cosas, de su ideología adelantada al tiempo que le tocó vivir, del triunfo de su implacable dignidad, de la vida y la obra de un hombre que vivió y luchó por sus ideas, amó a su familia y tuvo siempre el arte y la justicia como guía”.

Diez años en el exilio José Alfaro Cillero (1895-1979) fue un tafallés que en 1911, a sus 16 años, consiguió aprobar las oposiciones al cuerpo de Correo y dos años más tarde era destinado a la estafeta de correos de Hoyos (Cáceres). Allí estuvo destinado varios meses y conoció a la que más tarde sería su esposa, Elisa García Camarero, con la que llegaría a tener cuatro hijos, José Mari, María Pilar, María Luisa y María del Carmen.

Tras su estancia en Extremadura fue destinado a Córdoba y en 1914 regresó a Navarra, para trabajar en las oficinas de Estella, Sangüesa, Villafranca y, por último, en Tafalla. En 1921 solicitó una licencia voluntaria para trabajar en la Central Hidroeléctrica existente en Cáseda, de la que su padre era accionista. Durante su estancia en Tafalla se implicó en diferentes temas sociales, culturales, deportivos y políticos.

En 1930 fue uno de los fundadores del Centro Republicano y aunque no llegó a ocupar ningún cargo político fue el que el 14 de abril de 1931 salió al balcón del Ayuntamiento para proclamar la República en Tafalla. También impartió conferencias culturales y fue uno de los promotores de la fundación de la Peña Sport, de la instalación de una piscina junto al campo de fútbol y de la creación de un Instituto de Enseñanzas Medias en el colegio de los Escolapios.

En 1933 regresó a su puesto de Correos en Tafalla y tras el estallido de la Guerra Civil fue detenido y preso en la cárcel de Tafalla el 29 de julio de 1936. Pocos días más tarde, a través de un familiar pudo ser trasladado a Pamplona y más tarde al exilio en Francia, donde pasó diez años separado de su familia, que le visitaba esporádicamente. Allí compartió exilio con otro tafallés al que consideró como un hermano, el nacionalista vasco Santiago Doxandabaratz. En 1946 regresa a Tafalla, libre de cargos para trabajar en la empresa eléctrica de Cáseda, donde permaneció hasta alcanzar la jubilación en 1969. Siguió practicando con la fotografía hasta su fallecimiento en 1979.

La exposición -ordenada cronológicamente- consta de tres partes, con fotografías tomadas en Extremadura donde documenta con su cámara escenas de contenido etnográfico y familiar; entre 1916 y 1936, con estampas de la vida social y festiva, la mayoría de ellas de su Tafalla natal; y una tercera parte centrada en sus familiares más cercanos y su época en el exilio hasta su regreso a Tafalla en 1946, que es cuando concluye esta muestra de imágenes inéditas que llegan a sorprender por su alta calidad y claridad.

Influencia de su tío En la presentación de esta exposición, Atxu Ayerra apuntaba que la afición a la fotografía de su abuelo “le pudo venir por la influencia de un tío, el cinematógrafo, Macario Alfaro, que fue uno de los pioneros del cine en nuestro país. Sabemos de él que en octubre de 1897, dos años después de que los hermanos Lumière patentasen el cinematógrafo, ya estaba proyectando cine en Zaragoza, durante las fiestas del Pilar”.

Con ese antecedente familiar es posible que José Alfaro se sintiese atraído por la afición a captar imágenes en las que cuidaba mucho la composición, los encuadres, la luminosidad y el instante de realizar el disparo. “La fotografía representaba en aquellos años una nueva forma de ver el mundo y formaba parte de ese gusto por fabricar, inventar y materializar la idea o la intuición en algo tangible” añadía el periodista Alfredo Hualde, también nieto de José Alfaro.

En la inauguración estuvieron presentes las tres hijas de José Alfaro, María Pilar, María Luisa y María del Carmen, de 92, 90 y 87 años de edad, respectivamente, acompañadas a su vez de hijos, nietos y bisnietos, que con sus respectivas parejas y decenas de vecinos, quisieron rendirle con su presencia un merecido reconocimiento y homenaje.