artajona - Hay un lugar en Artajona en el que cada año se rememora el pasado del pueblo, un espacio en el que se entremezclan las charlas de los vecinos con el repiquetear del metal contra el suelo. La calle Eugenio Medióroz, más conocida como la calle empedrada, acogió ayer la nueva edición de la Subida al Cerco en Layas, una de las citas más importantes de la celebración de San Saturnino.

Un año más, en mitad de los festejos en honor a su patrón, la asociación Ondalan de Artajona organizó la carrera de layas entre los corredores del propio municipio y los de Puente la Reina.

Minutos antes de comenzar, los participantes prepararon su cuerpo para la competición con la habitual subida de calentamiento para adecuarse a las condiciones del pavimento, caracterizado por su gran desnivel.

Tras el tiempo previo de acondicionamiento, los participantes de la categoría absoluta, engalanados con la ropa tradicional vasca, compitieron en dos rondas clasificatorias y una fase final, de la que salió vencedor Francisco Bañales, Kikin, de esta 27ª edición.

El ganador, natural de Artajona, comenzó a competir en la carrera de layas cuando tenía 18 años. “La primera vez que lo hice fue hace 27 años, en la primera competición oficial que se organizó aquí”, deslizó Kikin, a la vez que valoró la importancia de competir en el Cerco “para darle una mayor visibilidad”. El campeón de este año y veterano participante rememoró la tradición de su pueblo, en el que las disputas sobre layas se remontan a antaño. “Tenemos constancia de que antes se hacían apuestas para ver quien aguantaba más metros andando sobre las layas o competiciones para ver quien ganaba en carrera”, explicó Kikin.

Al campeón absoluto le siguieron Iñaki Urtasun, en segunda posición, Fernando Urtasun, en tercera, y Alicia Martinena, en cuarta. Bañales, tras coronarse como vencedor, explicó que el éxito -y complejidad- está en mantener el equilibrio. “La construcción de la laya no es una linea, la caja metálica hace un ángulo que te hace estar encorvado hacia delante y el contacto con el suelo no lo controlas igual que con unos zancos porque tienes que adelantar el cuerpo para mantener el equilibrio”, concretó.

Por último, y tras la competencia de la categoría absoluta, los vecinos de Artajona y Puente la Reina disputaron la carrera por relevos. Tal y como relató el propio Kikin, uno de los factores más importantes es la buena toma de contacto con el suelo porque al ser adoquines de piedra la laya puede sujetarse en diferentes alturas según dónde se apoye cada una de sus dos puntas.

Las generaciones venideras también demostraron su buen hacer sobre las layas, dejando claro que la tradición sobre la calle empedrada tiene mucho recorrido. Así los txikis compitieron en una carrera normal y en una de relevos, donde probaron sus ganas de seguir el ritmo de los adultos.

Minutos previos a la competición, los vecinos del pueblo se trasladaron desde el centro de Artajona hasta la calle empedrada en un bonito pasacalles liderado por los Gigantes de la localidad y los txikis portando sus layas.