olite - El Palacio de Olite es desde el pasado martes un monumento histórico adaptado gracias a las obras que se han realizado para mejorar su accesibilidad. El Servicio de Patrimonio Histórico del Gobierno de Navarra ha llevado a cabo un proyecto de mejora en el Castillo de Olite con el objetivo de ofrecer un servicio más adecuado a las personas que lo visitan.

La construcción de las nuevas instalaciones tiene como objetivo hacer accesible el monumento a las personas con movilidad reducida además de dotarlo de servicios mínimos como aseos para los visitantes. Las actuaciones se han centrado en la adecuación de la recepción y la construcción de un ascensor. El coste total de las obras ha sido de 510.103 euros.

El objetivo de la intervención era dar respuesta a una serie de problemas que planteaba la antigua recepción, tales como un reducido espacio para la venta de billetes, la carencia de espacios adecuados para el personal que atiende las visitas, inexistencia de aseos para visitantes, recinto inadecuado para la tienda de recuerdos y barreras arquitectónicas que limitaban la visita de las personas con movilidad reducida al patio, el situado junto a la puerta de acceso, y a determinados espacios de la planta baja. Las nuevas instalaciones se han ubicado en tres volúmenes prismáticos independientes pero relacionados entre sí para poder adaptarse a la geometría y las dimensiones del espacio existente. Con el objetivo de respetar y dejar visibles los muros originales del castillo se ha optado por no adosar ninguna de las nuevas edificaciones a los paramentos existentes.

Los dos volúmenes que albergan la recepción y los aseos son de una única planta y se disponen en paralelo configurando un paso de acceso al castillo mientras que el ascensor se sitúa en el lugar que ocupa el actual edificio de recepción. Se trata de un prisma vertical que comunica la planta de acceso con el adarve de la planta superior a través de una pasarela y que se ha dispuesto entre la sacristía y la torre de Santa María la Real con el fin de minimizar su impacto visual desde la plaza de Carlos III el Noble.

El valor arquitectónico y cultural que tiene el monumento hace de esta restauración una labor complicada, por lo que la estructura del patio no va adherida a las paredes, para no dañar las paredes y dejar abierta la posibilidad de quitarla en un futuro sin que resulte complicado.

Además, con el objetivo de lograr una visión desde el adarve superior que rememore los jardines que originariamente había en el Palacio Real del municipio, las cubiertas de las edificaciones de la recepción y de los aseos se han estructurado como una única cubierta ajardinada. Ambas piezas se unen creando un pequeño porche en el paso de acceso para marcar y proteger el punto en el que se sitúa la ventanilla en la que se venden las entradas a los visitantes.