- Javier Díez Espino se encarga de la gestión y la coordinación en la residencia de Barasoain, un trabajo que le permite "ver cómo van las cosas" en uno de los centros de toda Navarra donde más ha golpeado el virus. Además, este médico del centro de salud de Tafalla batalla en la primera línea de la Atención Primaria donde "resistimos día a día a pesar del empentón".

La zona básica de Tafalla es una de las que más incidencia de casos ha tenido hasta el momento en Navarra, ¿a qué se le podría achacar?

-No hay ningún análisis seguro pero la población envejecida es un factor importante y la confluencia de residencias (3 en Tafalla) también porque la prevención en estos centros es muy complicada, ya que el personal tiene que entrar y salir. Además, en la zona se produjeron varios viajes y reuniones previos, actos que se realizaron porque este gran impacto del virus no se podía prever.

Cuando todo se normalice, ¿habrá que revisar la situación de las residencias, dotarles de más recursos?

-Hay que revisar los ratios de plantilla sanitaria, el número de enfermeras según ancianos, reajustar los turnos que hay que cubrir, analizar si hay suficientes cuidadores. Y probablemente haya que replantear el manual de cada residencia e incluir nuevos planes de contingencia ante enfermedades infectocontagiosas de fácil contagio.

¿Ha funcionado la Atención Primaria como muralla para la detección de casos?

-En las zonas en las que se desmembró la Atención Primaria en época de vacas flacas es donde se han colapsado más los servicios hospitalarios, cosa que no ha ocurrido en Navarra. Aquí hemos sabido reaccionar desde Atención Primaria y hemos contado con la colaboración de los vecinos, que se han ceñido al protocolo, llamando por teléfono para pedir valoraciones previas antes de acudir al centro.

¿Cómo se vivió en la residencia el comienzo de la pandemia?

-La de Barasoain fue una situación especial porque ya desde el inicio tuvo mucho impacto, con bastante mortalidad y bajas de trabajadoras, tanto por tener enfermedades de riesgo como por presentar síntomas. Nos pilló por sorpresa pero en cuanto aparecieron los primeros casos procedimos según el protocolo.

¿Cómo se actuó?

-Antes de tener positivos ya aislamos a las personas con síntomas en sus habitaciones. En cuanto aparecieron los primeros casos desalojamos zonas concretas para que ellos estuvieran allí, eliminamos la vida en zonas comunes y todos los residentes pasaron a aislamiento en sus habitaciones.

¿Qué protocolo y seguimiento se hace con los casos positivos?

-Depende de la situación de cada paciente, a los que por su situación y posibilidades se pueden beneficiar de un ingreso se remiten al Complejo Hospitalario, en otros casos se procede a hospitalización domiciliaria y hay otros en los que, desgraciadamente por sus condiciones de salud, no se pueden desplazar y se les aplica tratamientos paliativos.

¿Cómo se reorganizó el trabajo y a los trabajadores?

-Hay un personal que se dedica especialmente de la zona aislada. Nada de lo que se usa en ese espacio sale de ahí, todo se desinfecta y nadie pasa de ahí a la zona limpia con la misma ropa.

¿Ha habido muchas bajas de personal?

-Las circunstancias han hecho que personas se pusieran enfermas o que tuvieran que coger la baja y retirarse de la primera línea por tener enfermedades de riesgo.

¿Se les ha podido cubrir?

-Sí. El Servicio de Salud nos ha aportado personal sanitario y donde era insuficiente se han puesto a más personas, se han ido proporcionando un extra de personal dependiendo de las características de cada centro.

¿En ningún momento se han visto desbordados o se han planteado pedir la intervención de la residencia por parte del Gobierno?

-No nos lo hemos planteado, de momento no ha habido ninguna necesidad de pedirlo porque con el personal que tenemos está siendo suficiente. Pero si en algún momento lo necesitáramos, lo pediríamos.

¿Cuál es la situación actual en la residencia?

-Ahora mismo la situación empieza a estar controlada, es muy difícil prever qué es lo que va a pasar de un día para otro, el panorama es cambiante pero vamos enfocando las cosas de la mejor manera posible a medida que se presenta cada situación. La primera semana fue de un alto número de nuevos casos, pasamos a una segunda semana con complicaciones en algunos de ellos, y ahora ya estamos viendo que están bajando el número de nuevos contagios. En general, todas las residencias se están tambaleando pero estamos resistiendo, se está haciendo todo lo que se puede por los residentes.

¿Se plantean separar en diferentes edificios a los residentes que no tienen síntomas?

-De momento no se va a hacer pero si se decidiera así creo que sería una buena medida, aunque es decisión de la consejería.

¿Han llegado los test para profesionales?

-A día de hoy se están haciendo los test a toda la plantilla, no todos a la vez, se hacen en tramos, primero para los que tienen síntomas y luego para los que no.

El problema de la falta de material ha sido uno de los grandes cuestiones, ¿han sufrido esta carencia?

-La situación inicial fue de carestía, había material pero teníamos que estirarlo. Al principio la dotación era muy escasa para todo el mundo porque nadie esperaba que todo fuera a pasar con tanta fuerza.

¿Siguen en esa situación?

-No, el material ya va llegando, lo seguimos dosificando porque somos conscientes de que todo el mundo necesita y si comenzamos a tirar de la manta por un lado igual los pies se le descubren a otro.

"La situación en el centro de Barasoain está controlada pero el panorama es cambiante"

"Probablemente haya que replantear el manual de cada residencial y revisar los ratios de plantillas"

"Se están haciendo test a toda la plantilla, primero a los que tienen síntomas y luego a los que no"