La plaza y las calles del centro de Pamplona no verán este año pasar ni lidiar ningún toro a causa de la suspensión de las fiestas de San Fermín por la pandemia de la COVID-19, lo que no sucedía desde hace cuatro décadas, en concreto desde 1978, cuando sucedieron los incidentes en los que murió el mozo Germán Rodríguez.

Los Sanfermines de ese año arrancaron con toda normalidad, hasta que, al final de la corrida de toros del 8 de julio, la policía entró al ruedo con la orden de retirar una pancarta de los tendidos de sol en la que se pedía la liberación de los presos políticos, y acabó abriendo fuego sobre las peñas, lo que derivó en aquella muerte por herida de bala.

Eran aquellos los años más duros de la transición política y ante el cariz de los acontecimientos, con violentas protestas y enfrentamientos urbanos, la autoridad decidió suspender todos los actos festivos que restaban por celebrarse en Pamplona esa feria, entre ellos las seis corridas restantes, con sus correspondientes encierros.

Desde entonces, los mundialmente famosos encierros de Pamplona se habían venido celebrado sin interrupción alguna y sin importar las condiciones meteorológicas, aunque no así las corridas de toros, pues, por el asesinato de Miguel Ángel Blanco a manos de ETA, no se realizó la del 12 de julio de 1997 y una fuerte tormenta impidió que se hiciera siquiera el paseíllo en la del 8 de julio del pasado año.

Se da el caso de que el coronavirus ha provocado así la primera suspensión de los Sanfermines en medio de una epidemia a lo largo de los dos últimos siglos, ya que las fiestas de Pamplona habían tenido lugar incluso durante los brotes de cólera del siglo XIX y de la llamada gripe española, de 1918.

También se han suspendido los Sanfermines a causa de conflictos bélicos, cuatro de ellos en el siglo XIX y uno en el siglo XX: de 1808 a 1814 no hubo fiestas debido a la ocupación francesa, como tampoco de 1821 a 1823, por los enfrentamientos políticos en el Trienio Liberal, durante la primera guerra carlista, de 1834 a 1838, y tampoco en la tercera, desde 1872 a 1875, mientras que en 1937 y 38 no se celebraron a causa de la Guerra Civil.

Los encierros de toros de Pamplona comenzaron a correrse a finales del siglo XIX de manera popular y espontánea, casi como una "gamberrada", cuando los mozos de juerga se interponían en el traslado de los astados hasta los corrales de la plaza, donde se lidian a la tarde en las famosas corridas que de siempre fueron la parte central de las fiestas pamplonesas y que, a finales de los 50 del pasado siglo comenzaron a calificarse como "Feria del Toro".