Sí, hay otra forma de emprender. Se llama economía social
Hace unos días, mi amiga Ainhoa me llamó para contarme que por fin se había lanzado para emprender, pero no quería hacerlo sola ni acabar atrapada en un modelo que no le representa. Y me preguntó: ¿Existe otra forma?.
Como director general de Economía Social del Gobierno de Navarra, no es la primera vez que me hacen esa pregunta. Pero esta vez, viniendo de alguien cercano, me recordó por qué hacemos lo que hacemos. Porque sí, hay otra forma de emprender: más justa, más democrática y más arraigada al territorio. Y se llama economía social.
Un tipo de economía donde el éxito no se mide únicamente en cifras, sino en el impacto que generamos para mejorar la vida de las personas.
Un ecosistema que se estructura en Cooperativas y Sociedades Laborales (ANEL), Cooperativas Agroalimentarias (UCAN), Empresas de Inserción (EINA), Centros Especiales de Empleo de Iniciativa Social (CEISNA), entidades de la Economía Alternativa y Solidaria (REAS) y Fundaciones (Asociación de Fundaciones de Navarra), representadas por CEPES Navarra, la Confederación Empresarial de Economía Social. Todas ellas comprometidas con el desarrollo sostenible. Hablamos por tanto, de un modelo inclusivo y diverso, tan enriquecedor como integrador.
La economía social en Navarra ha demostrado no solo ser viable en términos de mercado, sino también tener una ventaja competitiva estructural. Sus cifras acreditan una tendencia positiva y continuada, genera en Navarra más de 25.000 puestos de trabajo y promueve la inclusión de colectivos vulnerables, el arraigo empresarial y la innovación responsable. Las empresas de la economía social representan un 10,6 % del PIB navarro, con una facturación global de 24.000 millones de euros.
Entre 2021 y 2024 se han creado 359 nuevas cooperativas y se ha contribuido a la generación de 3.672 empleos únicamente en cooperativas y sociedades laborales, con un crecimiento del 25,8 % y alcanzando un total de 16.160 personas empleadas. Muchas de ellas impulsadas por personas jóvenes, mujeres y colectivos en búsqueda de nuevas fórmulas de trabajo digno y participación. Así, en términos de emprendimiento, el 45 % de los nuevos proyectos están impulsados por mujeres, siendo el 35 % del total del emprendimiento en cooperativas liderado por personas migrantes. Por su parte, las cooperativas agroalimentarias aportan una facturación de más 2.000 millones de euros, proporcionando 2.900 empleos directos, con más de 17.000 agricultores socios, distribuidos por todos los sectores productivos y territorios de Navarra, participando de nuestra idiosincrasia cultural y tejiendo una verdadera cadena de valor desde la producción primaria.
A su vez, Navarra cuenta con 8 centros especiales de empleo de iniciativa social que agrupan a cerca de 2.000 trabajadores con diversidad funcional, de los que un 66,8 % presentan discapacidad severa. Las empresas de inserción socio-laboral han duplicado su número desde 2021, siendo 19 en este momento, de las cuales más de la mitad se ubican fuera de la Comarca de Pamplona, apoyando en el último año el desarrollo laboral de 511 personas en riesgo de exclusión. Las fundaciones dan forma a proyectos vitales para nuestra sociedad, llegando a más de 600.000 personas beneficiadas anualmente de sus actividades, con valores como el altruismo y el voluntariado como seña de identidad. Mientras que las 56 entidades de la Red de Economía Alternativa y Solidaria, que dan trabajo directo a 507 personas, fomentan el reparto solidario de la riqueza a través de sus actividades, reflejando mediante su auditoría social el impacto de las mismas, siendo coherentes con proyectos colaborativos como Geltoki. Todas ellas son empresas y entidades que forman un ecosistema robusto, referente, con modelos de gestión adaptados a las personas y competitivos, que demuestran que no son una alternativa marginal, sino un modelo sólido, plural e inclusivo, que se ha ganado su legitimidad, precisamente por lo que hace.
Esa legitimidad se ha consolidado a través de una colaboración público-privada sostenida en el tiempo, que en Navarra ha tomado forma a lo largo de los Planes Integrales de Economía Social (PIES), cuya gobernanza compartida ha sido la clave del éxito. Desde el I PIES (2017-2020), pionero y que construyó la referencia que supone nuestra tierra en el ecosistema de la economía social, pasando por el II PIES (2021-2024) de consolidación, hasta el III PIES (2025-2028), con el propósito de ampliar horizontes de empleo, representatividad institucional y comunicación, se ha forjado una manera distinta de diseñar estrategias públicas, mediante el diálogo, la corresponsabilidad y el compromiso con el bien común. Una forma que está permitiendo tejer alianzas duraderas, impulsar proyectos colectivos, fomentar el emprendimiento transformador y fortalecer sectores clave del tejido socioeconómico navarro.
La creación en esta legislatura de la Dirección General que tengo el honor de liderar es una apuesta clara. La economía social tiene un lugar propio en la estructura política e institucional de Navarra. Se hace transversal y, por tanto, se coordina con las distintas estrategias y planificaciones. Porque entendemos que no se trata solo de apoyar iniciativas concretas, sino de contribuir a construir de forma sostenida un proyecto de ciudadanía.
Y también de comunicar. A pesar de su impacto real en el empleo, la cohesión social y el desarrollo local, la economía social sigue siendo desconocida para una buena parte de la ciudadanía. Dar visibilidad a estos modelos, contar sus historias y traducir sus principios en ejemplos concretos es clave para que más personas se sientan llamadas a formar parte de esta otra forma de hacer economía. Porque lo que no se comunica, no existe, tenemos que seguir trabajando.
Quiero agradecer, personalmente, a todas las personas que forman parte de CEPES Navarra y de sus organizaciones miembro por su colaboración permanente, por la confianza depositada y por su compromiso firme con nuestra sociedad.
Ese es el mensaje que debemos seguir compartiendo, reforzando y cuidando para abordar los retos que tenemos por delante. Porque una Navarra más social, más cohesionada y más sostenible solo será posible si se construye desde la diversidad de miradas. Y en eso, la economía social tiene mucho que decir. Y mucho por hacer.
Por todo esto, tengo claro el consejo que le daré a mi amiga Ainhoa, recordándole también, que nunca deje de hacerse la misma pregunta.
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